Drones, del uso militar al servicio de la vida civil
Como otros tantos anglicismos que hemos ido adaptando al español un dron, o mejor dicho, un Vehículo aéreo no tripulado (VANT en su acrónimo) es una aeronave que vuela sin tripulación. El dron, zángano si lo traducimos del inglés, se ideó en el periodo de entreguerras para el entrenamiento de los soldados que manejaban los cañones antiaéreos. Desde entonces, el desarrollo por parte de los diferentes ejércitos ha sido constante. Dejando a un lado el uso militar, lo más interesante es indagar las nuevas funciones que puede ocupar en la vida civil. Aunque debe establecerse primero un marco legal que regule su empleo en la sociedad, ya conocemos muchos ejemplos de lo que puede ser capaz. El último de ellos lo ideó Amazon, la empresa de comercio electrónico, que aspira a repartir paquetes de hasta dos kilos de peso en un radio de 15 kilómetros. Otra función interesante estaría relacionada con la búsqueda de nuevos restos arqueológicos en espacios de difícil acceso. Imagine una zona escarpada en una montaña de Perú. Por otro lado, un dron podría vigilar la cosecha de un cultivo y podría colaborar en la fumigación de una zona. Además, la policía británica sopesa vigilar el área urbana para facilitar la vigilancia en caso de necesidad. Por su parte, Brasil y EEUU barajan el control de sus fronteras con estos aparatos, bien para delimitar su territorio o bien para controlar el movimiento de personas. La cartografía y la fotografía aérea son otros de los trabajos que podemos asignar a estos robots. Estos dispositivos serían muy valiosos en la búsqueda y rescate de personas en situaciones de emergencia y catástrofes. Como ven, las funciones que puede desempeñar esta maquinaria son variadas. En algunos casos, esos trabajos ya los realiza un dron mientras que en otros será cuestión de tiempo, poco tiempo.
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