Homenaje al cura Carlos en el Obispado
El movimiento Scout, los cursillos de cristiandad y las comunidades neocatecumenales recuerdan hoy en una mesa redonda al párroco de San Marcos por su labor en el mundo seglar.
Decía que con servir a Dios "ya tenía bastante, que no quería ni calle ni monumento, simplemente, pasar como un ciudadano cualquiera que cumple con su obligación". Pero se quedaba corto en sus palabras el padre Carlos Manuel González García-Mier, porque nunca pasó desapercibido ni por sus obras, ni por su afilada y personal charla. La vida del cura Carlos estuvo llena de esfuerzo y trabajo. Un hombre que pasó a ser inmortal el 20 de julio de 2008, con 81 años, y para el que meses antes de su fallecimiento la Asociación de Antiguos Scouts pidió que el municipio le honrara con la distinción de Hijo Predilecto de la Ciudad. Este movimiento nunca ha olvidado que fuera el cura Carlos quien promovió los primeros grupos scouts, primero en Sevilla y luego en Jerez, por encargo del cardenal Bueno Monreal, y que dieron origen a los actuales movimientos asociativos, consolidados en una Federación estable Scouts Católicos de Andalucía. En 1962, forma junto a un grupo de jóvenes la patrulla 'Los Jabatos' en el centro interparroquial de Santa Isabel, al que siguió el Grupo Scout Fortún de Torres. Trabajó en el escultismo junto al marianista Luis Lahita y José María Ruiz de Azua.
Pero también destacó el jerezanos padre Carlos por sus estrechos vínculos con los movimientos de cristiandad, además de con las hermandades, especialmente con la de La Cena, y con el mundo de la enseñanza. Hoy, por estar siempre en la memoria de quienes lo admiran, el salón S. Juan Pablo II del Obispado de Jerez acogerá, a las 20 horas, una mesa redonda con motivo de la Jornada del Apostolado Seglar (Solemnidad de Pentecostés). En esta ocasión, el lema propuesto por la Comisión Episcopal de la Conferencia Episcopal Española es 'Laicos, testigos de la misericordia'. Una cita en la que se homenajeará a Carlos M. González García-Mier, quien fue delegado del apostolado seglar, "sacerdote que trabajó arduamente para promover la implicación de los laicos en la misión evangelizadora de la Iglesia", Miembro de Honor de la Asociación y fundador de numerosos organismo en torno a lo seglar. Una tarde en la que intervendrán representantes de la Asociación de Antiguos Scouts y Guías de la provincia de Cádiz, el Movimiento de Cursillos de Cristiandad y comunidades neocatecumenales, ya que el próximo domingo de Pentecostés la Iglesia se lo dedica también a los laicos. "Teníamos pendiente este homenaje a don Carlos. Fue el primero que trajo a la ciudad las comunidades neocatecumenales. Un hombre que dejó huella, que apostó por los laicos", dice el actual cura de San Marcos y deán de la Catedral, Antonio López.
Una mesa redonda en la que se hablará del 'cura de los pobres', a quien no le faltaban en las puertas de San Marcos, junto a su despacho, los muchos necesitados que siempre encontraban en él la mano amiga para superar las dificultades, al menos de ese día. También se recordará la labor del 'tío Carlos', como le llamaban los jóvenes que le conocieron en el Coloma por su enorme generosidad conduciendo su inseparable 'Montesa'. Y seguro que será con mucho humor, un encuentro cargado de anécdotas, de frases célebres del cura Carlos que no dejaban indiferente, ya fuera en la propia eucaristía o sin pisar el púlpito. Como aquellas de: "la generosidad ha bajado muchísimo, ¿sabe para qué se inventaron las monedas de 1, 2 y 5 céntimos? Para echarlas en la iglesia"; o esa de "no soy perfecto. Soy un pecador horrible, pero para eso precisamente estoy en la iglesia"; y otras muchas que hacían temblar hasta al propio Obispado.
El 24 de enero de 1974 empezó oficialmente su relación con la parroquia de San Marcos, 23 años después de cantar su primera misa, el mes de mayo de 1951. Una vocación que le llegó mientras estudiaba en Madrid Ingeniero de Caminos. "Todos los días iba a La Milagrosa y un día me dijo el Señor: 'Tú lo que tienes que hacer es meterte a cura'", contaba. Una misión en la que sus compañeros le auguraron poco tiempo. Se equivocaban, "porque el Señor me ha dado la perseverancia. Esto es una cosa por la fuerza de Dios, una cosa admirable, mire usted, algo que se queda uno con la boca abierta", dijo en una entrevista a este Diario.
A la cita de hoy, a la que seguro que acudirá numeroso público, tampoco faltarán las pañoletas que cada scout ha prometido llevar al cuello. Un sencillo gesto que quiere corresponder a los otros tantos y tantos que tuvo el cura Carlos con el prójimo, aunque algunos dudaran de su vocación.
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