Contra todo pronóstico, la vendimia del Marco de Jerez se echa encima en los pagos de interior. Los últimos aforos sobre el estado de la uva anuncian un posible adelanto de más de una semana respecto a la vendimia anterior para el inicio de la corta de la palomino en las viñas del municipio jerezano ubicadas en zonas más cálidas. Las predicciones más madrugadoras sitúan el arranque de la campaña en los primeros días de la semana del 12 de agosto.

Las últimas previsiones del Consejo Regulador, lanzadas hace poco más de una semana, anunciaban una vendimia tardía, en línea con la campaña anterior en la que no se dio el pistoletazo de salida hasta el 21 de agosto, generalizándose las labores de recolección y molturación en los lagares a principios de septiembre –el 90 por ciento de la producción se concentró entre el 31 de julio y el 17 de septiembre–.

La asociación de viñistas independientes Asevi-Asaja considera, sin embargo, que la viña ha cogido carrerilla en la recta final de julio en pagos concretos de interior, no así en los costeros, mucho más retrasados, como es habitual, por la mayor humedad que aporta su cercanía al mar.

El adelanto de la vendimia de las variedades de uva blanca empleadas en la elaboración de los vinos de la Tierra de Cádiz ha puesto en alerta a los viticultores del Marco de Jerez en un año especialmente seco, aunque marcado, como el anterior, por las temperaturas inusualmente suaves de la primera parte del verano.

La última previsión del Consejo apuntaba a una vendimia tardía y con un 20% menos de cosecha

La ausencia de vientos de levante en el mes de julio, situación que según las predicciones meteorológicas se mantendrá en la primera mitad de agosto, no ha ralentizado el desarrollo de la uva, llena de caldo por el efecto del viento de poniente, explica el presidente de Asevi, Francisco Guerrero, quien asegura que la uva, “aunque con poco grado aún –el reglamento de la Denominación de Origen exige un mínimo de 10,5 grados baumé para el inicio de la corta y hasta ayer no se realizaron los primeros muestreos, cuyos resultados se conocerán en los próximos días–, ha madurado bien”, de ahí el pronóstico de adelanto de la vendimia a partir del 12 de agosto de los viñistas independientes, que estiman que el recorte de producción puede llegar al 25% frente al 20% previsto por el Consejo Regulador.

Mediados de agosto, por otra parte, es la fecha habitual en los últimos años para el comienzo de la campaña en el Marco de Jerez, donde este año, en el capítulo de enfermedades, se han detectado algunos focos de botrytis a causa de un ataque bastante importante de la polilla del racimo.

Guerrero asegura, sin embargo, que no es alarmante, pues se trata de casos puntuales y localizados, principalmente, en la zona de Sanlúcar, donde la humedad es caldo de cultivo para la propagación de este tipo de hongos, que pudre la uva, con el riesgo añadido este año de que al estar los racimos muy prietos, puede terminar afectando a todo el racimo.

Los viñistas confían en que el tiempo se mantenga y no salte el levante, que secaría la uva y reduciría aún más la producción

En años húmedos, el levante ayuda a secar la planta, reduciéndose el riesgo de pudrición de los racimos. Pero en un año seco como el actual, lo peor que le vendría ahora a la viña es que saltara el viento del este, que seca los racimos y quita caldo a la uva. “Ahora mismo, lo mejor es no salte el levante y que siga el tiempo como está”, explica el responsable de Asevi-Asaja, quien alude igualmente a la presencia de oidio, otro de los hongos que afectan a la vid y que, en este caso, se prodiga con las temperaturas frescas.

En el Marco de Jerez es costumbre extendida dar un tratamiento de azufre a la viña por San Juan –24 de junio– para prevenir este tipo de enfermedades, pero a juicio de Francisco Guerrero, “la gente se ha confiado y no ha tratado, porque hay miedo a estos tratamientos tardíos que pueden quemar parte de la viña si sopla mucho viento”.

El oidio y la botrytis son hongos complementarios, que disminuyen el peso de la uva, de ahí la estimación de un descenso del 25% de la producción, que rondaría los 61 millones de kilos de uva frente a los 81,3 millones recolectados la pasada campaña, que se cerró con una cosecha bastante superior a la media de los últimos años.