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María Concepción Gimeno

Coeducación

Fundó la revista 'La ilustración de la mujer' para defender la condición femenina

Fiorella Atauje Campoverde/Jerez

18 de mayo 2010 - 01:00

Mi nombre es María de la Concepción Pilar Loreto Rufina Gimeno y Gil, nacida en Alcañiz, Teruel, el 11 de diciembre de 1850.

Mis estudios transcurrieron sin incidencias en Zaragoza, publicando mi primer articulo, "A los impugnadores del bello sexo", en 1869, en El trovador del Ebro; siendo una de las primeras periodistas femeninas de mi época. Con veinte años fui a Madrid, accedí a los círculos literarios y pude colaborar con El Argos.

Dos de las personas que me ayudaron fueron Carolina Coronado y Juan Valera; con éste colaboré en la revista La mujer, en 1871; un año después fundé en Barcelona La ilustración de la mujer, mi primera revista, en la que quería defender la condición femenina.

En 1873 empecé a escribir ensayos y novelas, como Victorina o heroísmo del corazón, El doctor alemán, La mujer española, que fue un gran acontecimiento en Madrid, o La mujer juzgada por la mujer, de la que se agotaron nueve ediciones. Colaboré también con El Correo de la Moda en Cataluña, donde publiqué en junio de 1876 La Coqueta.

En 1879 me casé con Francisco de Paula Flaquer y Fraise, director de una revista cubana, La Aurora, y de El álbum Ibero-Americano de Madrid. Mis libros y ensayos estaban dedicados en su mayoría a la igualdad, y que todas las mujeres tuviesen la misma educación que los hombres.

Tras estar cambiando de residencia durante un tiempo, me mudé a México, allí solía escribir en mis artículos descripciones de la geografía de Europa y España. Tras siete años en México volví a Madrid, me hice cargo de la dirección de El álbum Ibero-Americano, promocionando el intercambio cultural; ahora difundía en España las costumbres, la literatura e historias mexicanas; el propósito era el de siempre, la educación del público femenino. Entre tanto trabajo era reconfortante salir a dar un paseo por las calles de la capital, simplemente para caminar o sentarse en un banco a leer un libro. El mismo año de mi vuelta a España publiqué Mujeres,Vidas paralelas. Organicé tertulias literarias, a las que asistió Juan Valera, que me ofreció dar un ciclo de conferencias en el Ateneo Científico y Literario de Madrid, donde se tuvo que añadir sillas por la afluencia de público.

Seguí hablando frente al público de los problemas de mujeres y de su papel en la sociedad y la historia, en España y en el extranjero. Fui con gran orgullo presidenta de la Unión Ibero-Americana.

En 1909 publiqué mi última novela, Una Eva moderna; por cierto, que podéis encontrar en la Biblioteca Municipal de Jerez mi libro La mujer española, estudios acerca de su educación.

Tras viajar por América Latina en 1917, fallecí en Madrid, en 1919.

A través de mis libros quise expresar la experiencia de mi vida e intentar conseguir una igualdad entre los hombres y las mujeres, y que todas las mujeres del mundo luchasen por lo mismo que yo.

"No hay ser más ambicioso que una madre: una corona imperial le parece siempre muy poco para su hijo.

El amor maternal es el más puro, el más desinteresado, el más espontáneo, el más perfecto y el más constante de todos los amores".

(Fragmento de La madre, 1879).

Quiero agradecer a Marina Bianchi algunos datos conseguidos.

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