Nervios, nervios y más nervios

A pesar de ser día laborable, el ambiente en la Peña Los Cernícalos es el de las grandes citas. Apenas son las once y media de la mañana y mucho público espera impaciente que comience la fase preeliminar del III Concurso de Jóvenes Valores de la Guitarra Flamenca, que este año recupera la entidad. Padres, familiares, curiosos y algún que otro artista observan con detenimiento el desarrollo de un acontecimiento en el que por encima de todo hay nervios.

Nervios en la familia, en los maestros, como Manuel Lozano El Carbonero, que da los últimos consejos a sus alumnos, nervios en la organización y como no, nervios en los propios protagonistas, cuyas caras, en la mayoría de los casos (ya que algunos poseían bastante experiencia) lo reflejaban todo.

El incombustible Antonio Benítez Manosalvas, papel en mano, deambula de un lado a otro de la peña tratando de poner orden y estructurar el concurso. "Se han caído unos cuantos", nos relata. El teléfono suena. "¿Llegas más tarde? Bueno, te dejaremos para el final", comenta en voz alta mientras habla con uno de los concursantes.

En un rincón, Jesús Atienza, presidente de la entidad, manda callar al público mientras entre las sillas de la veterana peña de la calle Sancho Vizcaíno asoman móviles y cámaras dispuestas a grabar las actuaciones de los distintos jóvenes.

Poco a poco van desfilando los distintos concursantes. Algunos suben sin pestañear, con rostro serio y mirando de reojo a un jurado que impone. "Ver ahí a Diego del Morao, que es mi ídolo, me ha hecho temblar", asegura uno de ellos mientras espera el veredicto definitivo par acceder a la final.

La timidez y el nerviosismo es la tónica general, pero no en todos. Muchos tienen sobre sus espaldas, a pesar de su corta edad, un buen currículo de concursos y quieras o no eso les permite afrontar de otra manera estos momentos tan cruciales. Es el caso de Rodrigo Fernández, de Badajoz. "Ya he participado en muchos concursos, fui segundo en el Desencaja de Jóvenes Flamencos de toda Andalucía, primero en la fase preeliminar de Sevilla, y también en Badajoz, en mi tierra, donde lo gané. Uno se sube más tranquilo pero siempre impone".

El prestigio del concurso de la Peña Los Cernícalos sigue siendo importante allende nuestras fronteras. Por eso mismo, "quería venir a Jerez".

De entre todos los concursantes, el caso más curioso es el de David de Carmelo, un guitarrista de Villaverde del Río. Lo es porque según nos cuenta "también canto. Si te digo la verdad, es más complicado concursar con la guitarra, porque cuando he participado en los de cante no me he puesto tan nervioso".

Tras el veredicto, alegría y desilusión entre los guitarristas. Así son los concursos.