Puesta en valor de la madurez sexual
Salud
La asociación Siloé advierte del aumento de jóvenes infectados por el VIH. La precipitación de la edad sexual y la poca percepción del riesgo de contagio son algunas de las posibles causas.
El concepto de madurez sexual representa algo más que una edad y va más allá de términos biológicos. Se refiere al momento, físico y mental, en que una persona está preparada para enfrentarse a las relaciones de pareja, que tiene ritmos variables y que puede llegar a incidir a la hora de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Es uno de los términos sobre los que pivota el programa de Prevención y Detección Precoz del VIH llevado a cabo por la Asociación Siloé donde el psicólogo Juan José Becerra dinamiza la iniciativa que se lleva a cabo desde 2011.
Y es que a pesar de la información y la multitud de campañas a favor del uso del preservativo, el número de jóvenes afectados por el VIH continúan subiendo. Becerra señala que desde Hogar Siloé "nos damos cuenta que la percepción de riesgo es menor porque a pesar de que se tiene información de la enfermedad y de las vías de contagio, siguen apareciendo positivos en esta enfermedad". El responsable insiste que durante mucho tiempo se ha dado importancia al preservativo como método de prevención de embarazos no deseados "pero hemos descuidado, y hablo como padre, el tema de las ETS -enfermedades de transmisión sexual-".
Sobre la existencia de un perfil de riesgo el responsable del programa establece que "toda persona que tenga relación sin preservativo tiene riesgo de contraer la enfermedad. Está claro que las personas que se inician tempranamente y tienen una vida sexual más activa, entre 24 y 35 años, son los positivos que se están dando ahora". Concretamente, el colectivo más afectado por el virus "es el que nosotros consideramos HSH -hombres que mantienen sexo con otros hombres-, ya que el riesgo se intensifica en relaciones con penetración anal". Este concepto trasciende a los homosexuales al considerar "que hay quienes considerándose heterosexuales mantienen alguna relación esporádica con otros hombres". "Además -continúa Becerra-, intentamos evitar esa palabra por la doble discriminación que existe desde los inicios del reconocimiento del virus".
La anticipación de la edad sexual es una de las razones contempladas como causa de este aumento de positivos, ya que "la información y las habilidades en esos temas están menos adquiridas y pueden aparecer problemas. Es importante que en la adolescencia se traten temas sexuales para que adquieran este tipo de capacidades". Precisamente, debido a esta circunstancia, desde Siloé cada vez "damos charlas en materia sexual a cursos inferiores. Ahora mayoritariamente es a Segundo y Tercero de la ESO y en muchos casos hay chicos que en edades tan relativamente tempranas se han iniciado en el sexo". Normalmente, en estas edades "son muy reacios a usar protección porque tienen a veces un concepto equivocado tanto del preservativo como de las relaciones en sí, sobre todo los chicos; por eso son cada vez más los orientadores que nos llaman para que acudamos a los institutos".
En materia de detección, otra de las patas del programa, Juan José Becerra acompaña y asesora a jóvenes que "mantienen conductas de riesgo y que creen que pueden estar en contacto con el virus, por lo que se ponen en contacto con nosotros para que les hagamos las pruebas". Una vez realizada, en caso de que resulten positivos "se abre un protocolo de actuación con derivación al hospital donde nos facilitan el tema de las cita y asegurar los positivos relativamente rápido. A partir de ahí se hace un seguimiento de la enfermedad, son pacientes externos al hogar pero que son tratados a nivel psicológico y clínico en el hospital".
El estigma y el prejuicio que continúa existiendo con esta enfermedad avala la existencia de este tipo de seguimientos, ya que " los jóvenes tienen cierto reparo a la hora de comunicar un VIH incluso al entorno más cercano, que es por lo que piden apoyo psicológico ya que los primeros momentos los viven en soledad. Los únicos que saben el positivo es el médico en el hospital, él afectado y yo". "La idea que ha quedado en la mentalidad de mucha gente -continúa Becerra- es la de aquellos años 80, pero hay que seguir incidiendo en que solo se contagia sexualmente, no por contacto, saliva o un beso. Es hora de superar esa barrera".
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