Simulacro de sequía en el Guadalete
Agricultura
Los regantes del Guadalcacín asumen por cuarto año consecutivo el reto de aumentar su ahorro de agua, pero piden flexibilidad por la proliferación de cultivos, como el maíz, que requieren más riegos
La cuenca del Guadalete es de las pocas que se mantiene en situación de normalidad pese a la pertinaz sequía que ha obligado a adoptar medidas extremas en la administración de los recursos disponibles en la mayoría de las cuencas españolas. Los organismos responsables de la gestión del agua en la Cuenca Atlántica admiten que no hay motivo de alarma en la zona, donde las reservas actuales garantizan el abastecimiento a la población, prioritario a todos los efectos, por al menos dos años.
No hay motivo de alarma, pero sí preocupación por si persiste la falta de lluvias, de ahí las nuevas limitaciones en el aprovechamiento de los recursos aprobadas el pasado lunes por el comité de gestión del agua del Guadalete y que, en aras del interés general, obligarán en una suerte de simulacro de sequía a apretarse aún más el cinturón a los regantes, entre ellos los del Guadalcacín, que por cuarto año consecutivo afrontan el reto de recortar su consumo.
Las comunidades de regantes del sistema de explotación del Guadalete dispondrán hasta final del presente año hidrológico con una dotación de 81,70 hectómetros cúbicos, de los que 47 hectómetros corresponderán a los comuneros del Guadalcacín, a razón de 5.000 metros cúbicos por hectárea, que representan casi la mitad del agua disponible hace escasos años para producir alimentos en la zona regable de la campiña jerezana.
En espera de la puesta en marcha definitiva del sistema de riego de última generación, que arrastra años de retraso en la culminación del proyecto -en los últimos meses, por deficiencias relacionadas con el medio ambiente observadas a última hora en la red eléctrica- , los regantes del Guadalcacín confían en poder recortar los 3 hectómetros que les separarían del objetivo de repetir el resultado de la última campaña, en la que el consumo final se situó en el entorno de 50 hectómetros.
El objetivo, sin embargo, se antoja complicado, pues aunque la comunidad del Guadalcacín, por iniciativa propia, lleva tres años consecutivos propiciando un importante ahorro de agua, los 47 hectómetros suponen un listón muy alto si se tiene en cuenta que, arrastrados por la crisis de precios que atraviesa el sector, muchos agricultores se han lanzado este año a sembrar cereales como el maíz, que si bien ofrece los mayores márgenes de rentabilidad, también requiere más riegos para su desarrollo.
En palabras de Pablo Ruiz Carmona, presidente de los comuneros del Guadalcacín, "nosotros estamos por la labor, pero va a ser difícil ajustarse a los 47 hectómetros porque se han sembrado plantas que consumen mucha más agua, por lo que si no alcanzamos el objetivo, espero que sean flexibles, pues tampoco nos vamos a desviar mucho de la dotación máxima".
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