Tocados pero no hundidos
El padre Alexis dedicó este lema a los rocieros jerezanos antes de iniciar el camino "en unos tiempos difíciles", según dijo · La caravana abandonó la ciudad bajo un fuerte calor y sin incidente alguno
No se puede negar que la crisis, palabra que también estaba ayer en muchas de las conversaciones de los rocieros, ha influido en el menor número de personas que iniciaron ayer el camino desde el convento de Santo Domingo, pero 1.500 personas no son pocas y el número de peregrinos a pie incluso ha aumentado a cuarenta. ¿Qué no todos podrán permitirse aprovisionarse de langostinos y jamón? Pues se opta por cosas más baratas. El caso es que a las ocho de la mañana de ayer, el sonido de los cohetes y el tamboril volvió a anunciar la marcha de los romeros jerezanos.
Y este año lo han hecho además bajo un sol de justicia que ya pica con fuerza. De hecho, cuando a las nueve y cuarto de la mañana emprendieron la marcha, el termómetro de Cristina marcaba 24 grados y más de un caballista incluso iba en mangas de camisa en lugar de chaquetilla.
El director espiritual de la Hermandad, el padre Martín Alexis, que vuelve a hacer el camino completo, fue el encargado de decir la misa de romeros, que contó con la presencia de la alcaldesa Pilar Sánchez, parte del equipo de Gobierno municipal , miembros del Consejo Local de Hermandades y un grupo de seminaristas.
Como es costumbre, la misa contó con la aportación musical del coro de la Hermandad del Rocío de Jerez, que comenzó la celebración con una rumbita.
En su homilía, el padre Alexis hizo también referencia a los difíciles momentos que vivimos y con el lema "tocados pero nunca hundidos" quiso hacer entender a todos que "aunque pasamos por momentos difíciles, la Virgen nunca tiene por qué ser el foco de nuestras quejas".
"La hermandad de Jerez tiene que ser -dijo- más que nunca una piña. Vamos a callar la boca a todos los que dicen que esto son sólo cuatro días y aunque el año ha sido duro vamos a decir a la Virgen que, con más razón, estamos con Ella. Vamos a decirle que aquí nos tiene, aguantando lo que venga con la Eucaristía y la Fe".
Mientras, en la alameda de Cristina esperaban perfectamente alineadas las nueve carretas que este año lleva Jerez: la del Hermano Mayor, cuatro de la peña El Quema y las de Mami y la Abuela Petra, el Abuelo Manolo, la familia Orellana y La Golondrina.
La iglesia de Santo Domingo volvió a llenarse tanto de los romeros que iban a hacer el camino como de quienes fueron a despedirlo, pero lo cierto es que en el exterior, aunque había público, tampoco era demasiado.
En la puerta del convento esperaba perfectamente preparada la carreta del Simpecado, adornada con piñas de arlstroemerias, flores de color rosa muy resistentes conocida también como lirio de los incas o azucena peruana. Los cuatro mulos también estaban tranquilos. No en balde es el quinto camino que hacen. Gonzalo, el hijo de diez años del carretero del Simpecado, Raúl Rodríguez, los acariciaba cada vez que los veía moverse. "El también me echa una mano de vez en cuando -explicaba su padre- y hace el camino a caballo".
A las nueve y cuarto de la mañana, una vez que el Simpecado fue colocado en su carreta, volvieron a sonar los cohetes, el pito y el tamboril anunciando a todo el mundo que la caravana rociera enfilaba la calle Porvera buscando Sanlúcar. Bajo la bóveda morada de las jacarandas y como manda la tradición, la primera parada fue ante el colegio de San José, donde uno de los niños leyó unas palabras y luego cantaron la Salve rociera. En algunas de las terrazas podían verse a algunas romeras con su traje rociero apurando el último café antes de ponerse en marcha.
La iglesia de La Victoria también fue abierta al paso de los rocieros, y una representación de la Hermandad de La Soledad estuvo allí para despedirlos.
En el hospital San Juan Grande, nueva parada para saludar a los enfermos y el personal. Allí el nuevo capellán de los hermanos de San Juan de Dios, Salvador Pérez Gómez pronunció una oración y tras la entrega de las flores al Simpecado todos juntos rezaron la Salve. "Os traeremos romero del bueno -les prometió el padre Alexis-, del que huele todo el año".
En esta ocasión además los romeros jerezanos iniciaron su camino con una representación de El Cuervo y con otra de Lima (Perú), del Cristo de los Milagros, según explicó el hermano mayor de la Hermandad del Rocío de Jerez, Felipe Morenés. Este expresó su satisfacción por iniciar un nuevo camino, el tercero de su junta de gobierno, "tras un año de mucho esfuerzo y mucho trabajo. Pese a los vaivenes de la vida, al final estamos en la calle, que es lo que hace falta".
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