Jerez

Vivir entre ratas y recoger basura como forma de vida

  • Bienestar Social lleva dos meses intentando buscar solución para el problemático caso de síndrome de Diógenes de Mercedes, una vecina de la barriada de San Juan de Dios

Mercedes es la vecina más conocida de la barriada de San Juan de Dios. Por desgracia su 'popularidad' se debe a que sufre el síndrome de Diógenes, una enfermedad que según Juana Gutiérrez, la vocal de la asociación de vecinos del barrio, "siempre hemos sospechado que sufre, pero ha sido desde hace casi un año cuando ha empezado a traer y acumular basura en su casa".

El protocolo de actuación municipal diseñado para estos casos señala que el término 'síndrome de Diógenes' no se suele utilizar adecuadamente, ya que no es correcto encasillar a toda persona que acumula basura dentro de esta patología. Este manual de intervención sí recoge una serie de características comunes que pueden definir este desorden como una situación que atenta contra la salud pública a través del aislamiento social, con una ausencia total o incapacidad para mantener la higiene y la limpieza. En la mayoría de los casos, teniendo en cuenta que cada uno precisa de un estudio y actuaciones particulares dentro del protocolo general, se trata de personas mayores que han sufrido el abandono o la muerte de algún familiar como detonador de la situación. Esta presunción encaja con la descripción que hace Juana, ya que la enfermedad se ha hecho más patente "desde que los dos familiares que vivían con ella se fueron y se quedó viviendo sola. A partir de ese momento sólo sale a la calle y busca basura que traerse a casa".

Entre los vecinos se observa una mezcla entre pena, compasión e irritación por cómo transcurren los acontecimientos. Sobre todo quieren "que la cuiden y la traten. Es una persona que sufre una enfermedad que bien podría caer en la familia de cualquiera de nosotros. Deberían limpiar la casa y cuidarla en un centro especializado", son los deseos de los vecinos a través de la asociación. Por otro lado, también presenta una situación de riesgo para los demás residentes del barrio, ya que como consecuencia del abandono higiénico, además del olor, insectos y animales como ratas procedentes de su vivienda minan las calles de la barriada, donde decenas de niños y jóvenes pasan todo el día, sobre todo ahora en vacaciones.

En el caso de Manuel Jesús, su vecino de arriba, asegura que "no puedo ni poner el aire acondicionado debido al insoportable olor que se recoge de la calle y se mete en casa. Además tampoco puedo abrir las ventanas por si me entra alguna rata". Su situación se puede extrapolar a todos los vecinos que viven a su alrededor, la mayoría con las ventanas apuntaladas o con rejillas para evitar la entrada de animales no deseados. María Domínguez, otra vecina del barrio, es la que más ayuda a Mercedes en su alimentación básica. Le proporciona bocadillos y alimentos que necesita porque "en definitiva, es una vecina más y no es mala persona, no es agresiva ni violenta y lleva con nosotros muchos años". Gracias a María, Mercedes abre su casa y deja ver el estado en el que se encuentra, no presentando ningún tipo de oposición ni agresividad.

El proceso para la resolución del caso desde la asociación de vecinos "se lleva tramitando desde hace dos meses y nunca se ha parado. Han venido los asistentes sociales y se ha llevado a cabo todo el protocolo, pero al ser verano, hay muchos departamentos con pocos trabajadores y de ahí la lentitud". Existen tres áreas municipales implicadas en dichas actuaciones que deben actuar conjuntamente: la delegación de Medio Ambiente, los Servicios Sociales y la Policía Local. Entre los tres dan solución a las dos caras del problema, por un lado al problema de salud pública que afecta a los demás propietarios y por otra, la atención de las personas que residen en la vivienda, en este caso Mercedes.

La denuncia impuesta en primer lugar por parte de los vecinos llega a los servicios sociales para realizar un informe específico del caso y establecer el perfil de la persona afectada por el problema. A partir de este momento, se actúa conjuntamente con Medio Ambiente y la policía para entrar en el domicilio y realizar el proceso de desratización, desinfección y limpieza del inmueble. Posteriormente, Servicios Sociales acordará si la persona está capacitada psicológicamente para volver a la vivienda. En caso negativo, se tendrá que solicitar la adopción de medidas cautelares y/o incapacitación a través de informes médicos, psicológicos y sociales, para lo que solicitarán la actuación de la delegación provincial para la Igualdad y el Bienestar Social, que se encargará de buscar una residencia.

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