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Zoológico de Jerez

Los otros flamencos de Santiago

  • El Zoobotánico consigue el permiso de la Junta para que las siete crías nacidas este año en el parque vuelen en libertad

  • Nuevo éxito del programa de conservación

Un grupo de flamencos, fotografiados en el Zoobotánico de Jerez / MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ

Hay quien vuela con la música, que cree tocar el cielo con el cante jondo, con ese que le hace elevar los brazos al bailaor con ganas de llegar a las estrellas. En Jerez hay flamencos que alzarán el vuelo pero que no tocan las palmas por bulería. El sentido de familia, de comunidad, es igual de fuerte que el que se vive en una casa de vecinos, y no es raro verlos dando su particular pataíta, encogiendo una de sus extremidades con un equilibrio que quita el sentío. Son los otros flamencos de Santiago.

El Zoobotánico de Jerez está de enhorabuena. La Junta de Andalucía ha aceptado la propuesta de permitir que echen a volar los siete flamencos que han nacido este año en el parque. Una iniciativa particular, puesto que lo habitual en los zoológicos es realizar una pequeña intervención en las alas cuando son aun pollos para evitar que crezcan las primeras plumas del vuelo.

Miguel Ángel Quevedo, veterinario del Zoo, subraya que “es otro paso más de nuestro trabajo en la conservación, educación e investigación”. “Esta iniciativa va a suponer que las crías se vayan y se integren en el medio ambiente de forma natural. Es un gran orgullo y alegría que hayan aceptado la propuesta para que cuando llegue el periodo de independencia de las siete crías que tienen el vuelo completo, su instinto haga que vuelen”.

Sin contar los flamencos nacidos en Jerez, el resto de la población del Zoo procede de Fuente de Piedra (Antequera), la laguna más grande de Andalucía que ofrece un entorno privilegiado para la reproducción del flamenco rosa. Pero, ¿por qué están en Jerez? “En su día el Zoo y la Consejería de Medio Ambiente trabajaron en la conservación y recuperación de algunos individuos que quedaron heridos y enfermos en las campañas de anillamiento de Fuente de Piedra. Así que es una alegría que los nacidos en Jerez los veamos volar. Van a ser libres”, declaró Quevedo.

Jerez tiene 43 ejemplares y cada año hay entre 10 y 12 nidos con nuevos huevos, aunque no todos llegan a término. Si particular es su color, no se queda atrás su periodo de reproducción. El veterinario del Zoo cuenta que en la zona de tierra hacen sus nidos. Efectivamente. No hay nido hechos con ramas encima de un árbol, sino que los flamencos ponen el huevo en la tierra. “Empiezan a construir los nidos por el mes de abril, momento en el que nosotros también ponemos la manguera en el suelo para mojar la tierra”, relata Quevedo.

El ave usa su pico como una pala, acumulando el barro alrededor y elevando un borde hasta formar algo parecido a una copa. “El nido es convexo y pone ahí un único huevo. El macho y la hembra se van cambiando para incubarlo durante unos 40 días. La incubación implica que siempre esté calentito, y aunque no pasa nada si durante unos minutos se levantan para el relevo, si se enfriara en exceso el embrión podría morir”, informa el veterinario.

Los padres siempre están cuidando del huevo, y no sólo calentándolo sino que también lo giran: “Así el embrión se va desarrollando sin quedarse pegado en un lateral del huevo. Es un proceso delicado e interesante”.

Los flamencos siempre van juntos. Como uno de ellos comience a correr, el resto va detrás, “son auténticos colegas, muy coloniales”. A pesar de que la antigua entrada del Zoo con su paseo botánico era (y es) una auténtica maravilla, con la última remodelación del parque acertaron al poner a la comunidad de flamencos dando la bienvenida.

“Una de las ideas era hacer sentir a los visitantes que entraban en un rincón más natural de la cuenta. Muchos tienen la idea de que los zoo son recintos, a nosotros no nos gusta llamarlas jaulas, pero en este caso queríamos que vieran una zona verde, muy naturalizada, con ese tono rosa y brillo de los flamencos que contrasta con el verde”, subraya Quevedo.

En Jerez hay 43 ejemplares y cada año hay entre 10 y 12 nidos en el Zoo

¿De dónde viene el color rosa en estos animales? El veterinario cuenta que el color procede del pigmento que obtienen al comer y filtrar con el pico los pequeños crustáceos, las microalgas, toda la alimentación que hay suspendida en las zonas de salinas donde van a comer.

“Esa pigmentación natural es la que tiñe el color de la piel y el pico. En cautividad, como no tenemos esa posibilidad de alimentación natural, el pienso específico que le damos viene ya con un pigmento natural que le da ese color. Los adultos son de color rosa y los pollos nacen con color grisáceo que va cambiando a los dos años aproximadamente”, señala.

Son de Santiago y hasta los nombres les acompañan. En el Zoo tenemos al flamenco José Mercé, a Moraíto, al Torta, a Macanita, El Pipa... Y pronto María del Mar Moreno conocerá a la flamenca que llevará su nombre. “Queremos que se reconozca que hay más flamencos que las bailaoras, cantaores y todos los artistas. Esta ciudad tiene en el Zoo una institución muy importante dedicada a la conservación”, subraya Mercedes Mateos, conocida por todos como ‘Yeye’.

“Esperamos que el año que viene podamos continuar. Trabajar con animales en cautividad no significa que nos guste tenerlos encerrados. Significa que los tenemos aquí por temas educativos, de conservación... La realidad nos dice, y tenemos varios ejemplos con el lince o el ibis eremita, que hay muchísimas especies que se están criando en cautividad y se están soltando no sólo para la reintroducción, sino también para el reforzamiento de grupos pequeños que quedan en libertad”, declara Quevedo. Sólo queda desearle un buen vuelo a los otros flamencos de Santiago.

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