"Tenemos que aprender a convivir con las inundaciones del Guadalete tal y como está"
Marta González del Tánago, que interviene en un seminario de expertos que analiza las causas de las crecidas del río, afirma que "se han hecho muchas cosas demasiado deprisa y sin analizarlas"
Marta González del Tánago (Madrid, 1952) es profesora de Hidrología en la Escuela de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid y además, autora de los planes nacional y andaluz de restauración de ríos. Marta, además, interviene en el seminario de expertos sobre el río Guadalete que está llevando a cabo la Agencia Andaluza del Agua con el objetivo de paliar la problemática de las inundaciones. Días pasados estuvo de nuevo en Jerez para seguir con estos estudios.
-¿Los problemas que presenta el Guadalete son muy diferentes a los del resto de ríos?
-No, suelen ser los mismos o parecidas. Está por toda Andalucía y por otras muchas partes de España. Es un problema de la ocupación del espacio fluvial, de la reordenación de caudales y la mala gestión del mantenimiento. No hay que ser un experto en el Guadalete para darse cuenta que tiene una problemática generalizada de ocupación de espacios, de falta de mantenimiento, de un exceso de sedimentos que cierran el río e impiden una posibilidad de desagüe...
-Pero los principales, ¿Cuales son?
-El principal es que el espacio por donde circulan las aguas ha ido progresivamente disminuyendo, y esto se debe a varias cuestiones: por una parte, la regulación de caudales que elimina las avenidas ordinarias y que impedían que el espacio del río se llenara de vegetación. En paralelo se produce una concentración de las parcelas, una intensificación de la agricultura, que de alguna forma acentúa el problema de erosión del suelo y de llegada de sedimentos al cauce. Pensamos que esa concentración parcelaria contribuye a una llegada mayor de sedimentos. Entonces, hay más concentración de sedimentos y menos agua que los arrastre y que se quedan ahí y que además, sobre ellos crece la vegetación. Pero la existencia de vegetación en el cauce en mayor medida de lo que debería de ser es una consecuencia. La causa final es que se han cortado los caudales que se dedicaban a limpiarlos y es ahí cuando hay que analizar qué interesa más: si gastar un dinero haciendo que vuelva a pasar el agua para limpiarlo o gastarnos ese dinero en limpiarlo nosotros como administración.
-Se habló de las motas, pero al final se desechó esa idea. ¿Por qué?
-Las motas no resuelven nada. La mota es una solución muy cara que tiene un diseño y que cualquier avenida que supere ese diseño acentúa la problemática. Una mota es como un levantamiento lateral de la orilla a todo lo largo del cauce que sobre eleva la orilla e impide que las aguas desborden, pero las impide hasta un determinado nivel. En muchas zonas lo que se hace es que se excava el río y se saca, pero aquí tenemos un río que está ya a una cota muy baja porque está cerca de la desembocadura. No hay solución. Hay que darle anchura al río y dejar que el río inunde los terrenos.
-Y esa anchura, ¿Cómo se la damos?
-Viendo las fotografías aéreas que tenemos de cómo estaba el río hace 50 años y cómo está ahora, y reconstruyendo un poco cómo era el río antes de la situación actual. Calculando con los estudios de inundabilidad y con los modelos hidrológicos se puede reconstruir qué espacio necesita el río para que salgan esas crecidas sin causar daños. Creo que tenemos que acostumbrarnos a convivir con las inundaciones del Guadalete tal y como está .
-¿Qué me dice de las viviendas que ocupan el margen del río?
-Mi pregunta es cuánto valen esas viviendas frente a lo que vale defenderlas. Es que estamos defendiendo una mosca a cañonazos. Y otra cosa que es importante darse cuenta es que el problema es mucho más serio que una vivienda que se inunde, es todo un sistema fluvial. Si son ilegales, fuera; si son legales hay que compensar o sacarlas de ahí para que no se vuelvan a inundar, porque siempre va a ser más barato cambiarlas de sitio que proteger un terreno que necesariamente se va a volver a inundar, si no mañana, pasado.
-¿Y las obras públicas? Muchos vecinos dicen que la autovía que va a Los Barrios hace de tapón.
-Es cierto. Se han hecho muchas cosas mal, hay muchos obstáculos. No se ha respetado el territorio de inundación del río. Lo que habría que hacer ahora en el territorio es trazar una banda y decir: A ver, ¿qué es lo que hay aquí? ¿Hay una infraestructura que obstaculiza el paso de las aguas? Pues a impermeabilizar. Y si hay que elevarla con pilares, pues se eleva. Es que las aguas, cuando vienen, vienen. La torpeza es no darse cuenta de unas cosas tan importantes como son los drenajes superficiales del territorio. Es que yo creo que es el 'abc' de la actuación en el territorio. Aquí durante muchos años se han hecho cosas demasiado deprisa, sin analizar. Y en la infraestructura de transportes una cosa elemental es dar salida al drenaje superficial de las aguas cuando se producen fuertes lluvias. Y si está mal hecho habrá que repararlo, sin más. Cueste lo que cueste, porque es cómo se resuelve el problema, buscando su origen, porque el origen no es el Guadalete ni que ha llovido mucho, porque el río lleva ahí mucho más tiempo que nosotros. Y que va a seguir lloviendo lo sabemos todos, sea dentro de 10 años o el año que viene. Así que vayamos quitando la causa del problema. ¿Que la autopista es el problema? Pues a reformarla, y a ver si la próxima vez lo hacemos mejor.
-¿Cuál debe ser la actuación más inmediata?
-Lo más inmediato, un conocimiento y una conciencia de los ribereños de qué terrenos son los inundables. También una identificación de cuáles han sido las verdaderas causas de la inundación y un programa detallado con la programación y el presupuesto de cómo se va a hacer esto.
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