Los otros caballos de Borje Jansson
El Acoso y Derribo del Cortijo de Vicos y el GP de Motos de Jerez escriben su origen en la década de los setenta. Hoy, el nombre de Jerez los mantiene unidos y con más salud que nunca
Hace cuarenta años, un joven Borje Jansson no conseguía salir del rebufo impuesto por la Derbi de Ángel Nieto. El piloto sueco, con su Yamaha 250, había tomado la curva del Hotel Jerez para encarar la línea de meta unas manzanas más arriba, en el Polígono San Benito, donde se disputaba el Premio de La Merced de Jerez. El maño se impuso al sueco por una centésima de segundo raspada. Eran los años setenta y desde entonces el motociclismo en Jerez ha vivido cambios espectaculares en todos sus epígrafes. Para empezar, tiene su propio circuito de velocidad y se ha convertido en la prueba más esperada y emocionante del circuito internacional, hoy convertida en el Gran Premio de España.
Unos pocos kilómetros más allá, en la misma carretera de Arcos, otros caballos comenzaban a explicar al público en qué consistía el arte de tentar a las reses bravas y mansas en el corredero militar del Cortijo de Vicos, uno de los más antiguos y prestigiosos de Andalucía y de España. El Acoso y Derribo, así como el caballo andaluz y el caballo cruzado, fueron acunados entre las provincias de Cádiz y Sevilla, aunque en la actualidad existen asociaciones de garrochistas en diferentes regiones de España. En Vicos, todo sigue igual que hace cuarenta años. El reglamento deportivo del Acoso y Derribo apenas ha sufrido cambios en varias décadas; la raza más adecuada para galopar en sprint quinientos metros en línea recta y para empujar una vez la garrocha ha pinchado el culo de la vaca sigue siendo la cruzada; las reses bravas siguen aportando impronta genética a la fiesta nacional; la mejor garrocha sigue siendo de madera, a pesar de los intentos fallidos de la fibra de carbono… Y así podemos continuar analizando todo el decorado ecuestre de este fin de semana.
Pero hay un dato que es común a motos y caballos: el nombre de Jerez y su peso en el sector. El concurso nacional de Acoso y Derribo del Cortijo de Vicos reúne a los mejores participantes de España sin discriminación de edad. Un total de 26 parejas formadas por jinetes entre 18 y 50 años galoparon ayer en dos ocasiones (una tras la res brava y otra tras la mansa) para hacerse con el trofeo más rancio de toda la temporada, que se decide hoy. Los diez mejores conjuntos deberán demostrar hoy porqué se han metido en el top ten del campeonato. Las cifras de la competición ya son un motivo de éxito para la organización, que en esta ocasión la ha asumido la asociación de garrochistas, en colaboración con el Ayuntamiento de Jerez. A pesar de que esperaban un puñado más de parejas asistentes, la hoja de inscripción se puede interpretar como un éxito rotundo, si se tiene en cuenta el elevado coste económico que para un solo jinete conlleva correr en Jerez (600 euros). El delegado federativo del concurso, Carlos Cid, explicó ayer que el alquiler de las vacas se come buena parte del coste organizativo aunque destacó "la buena salud de este deporte, si tenemos en cuenta los tiempos que corren".
Para el lector que se esté enfrentando por primera vez a la disciplina de Acoso y Derribo conviene que sepa que se trata de una disciplina descatalogada por la Federación Hípica Española (aunque la versión oficial sostiene un desequilibrio económico en las cuentas globales de la institución ecuestre, lo cierto es que la Federación y el Consejo Superior de Deportes no conseguían encajar en el puzle deportivo la pieza del ganado vacuno) en la que una pareja de jinetes (garrochista y amparador) derriban y voltean a una vaca con la ayuda de una garrocha (palo redondo de madera de dos metros de largo aproximadamente). Pero hay que saber algo más interesante. El Acoso y Derribo continúa siendo hoy la única y mejor herramienta campera para tentar al toro de lidia. Se trata de la herramienta más fiable y antigua para conocer la bravura del toro de lidia. Tradición y espectáculo en estado puro en apenas pocos kilómetros de la misma carretera de Arcos.
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