Con la casa a cuestas durante el camino

Jerez mantiene la tradición de la carreta tras el Simpecado, algo que otras hermandades han sustituido por los cómodos todoterrenos · Nueve carretas cruzaron ayer a Doñana con la hermandad jerezana

F.a. / Jerez

20 de mayo 2010 - 01:00

La carreta es el vehículo más tradicional para hacer el camino hasta la aldea del Rocío. Pese a que se imponen los todoterrenos, que son más cómodos, menos costosos, con mayor capacidad de carga y sobre todo más rápidos, la tradición se mantiene en Jerez, la única hermandad de la provincia que sigue llevando las carretas tras el Simpecado. El efecto estético es inmejorable, y no cabe duda que si en algún momento se prohibe o se limita el paso de vehículos a motor con las hermandades por el Coto de Doñana, la carreta se convertirá, por muchos motivos, en una de las mejores opciones para hacer el camino.

Jerez lleva este año nueve más la del Simpecado, cifra que ha disminuido en los tres últimos años. Pese a todo esa presencia se debe a la entrega de peñas o de grupos de amigos que han querido señalar un hito en sus vidas rocieras llevando una carreta. La hermandad por su parte apoya a quienes se deciden por esta opción facilitándoles los mulos, el carro y la comida de los animales, que se lleva en un transporte aparte. Con cargo al titular o titulares de la carreta queda al mantenimiento y el salario del carrero.

En la carreta hay un poco de todo. En los baúles situados bajo los asientos del interior del carro se guarda un neceser con espejo y para el aseo personal, complementos de trajes de gitana y algo de ropa.

En el trascón, una especie de cajón situado en los bajos del carro, se puede guardar los arreos para las mulas, habitualmente dos sillas y una mesa de playa para las comidas. En unas talegas colgadas en el interior, en los laterales, hay algo de comida, mientras que la bebida se guarda en una nevera a la que se echa mano muy de vez en cundo para mitigar el calor.

Pero las carreta llevan un vehículos de apoyo (todoterreno) en el que se cargan todas las cosas de mayor peso, como son las tiendas y elementos necesarios para pasar la noche, la vajilla, el infiernillo y todo lo necesario para cocinar; mudas de ropa para el camino y los trajes de corto y de gitana para la entrada en la aldea. También se transporta ahí agua en bidones junto a algún que otro sistema que sirve para tomar una ducha en el camino, las herramientas para reparar averías fáciles, ruedas de repuesto e incluso algo de combustible. Y cómo no, la comida y la bebida para los días de camino.

De la comida, por regla general, se suele llevar para el camino jamón -unos 5 kilos- y chacinas variadas, y queso para el tapeo a lo largo del día. Para los almuerzos y las cenas la provisión media es de unos dos guisos que ya van preparados a falta de calentar y añadir arroz o fideos. También se llevan avíos para ensaladas sobre todo tomates, pimientos y cebolla. No falta una media de unos 5 kilos de pan y varias bolsas de picos.

En cuanto a la bebida, mucho refresco, mucha agua, mucha cerveza y que no falte el vino de Jerez.

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