El mundo de ayer
Rafael Castaño
Una línea en la pared
El colegio San Vicente de Paúl comenzó abrió por primera vez sus puertas en el año 1970 y su puesta en funcionamiento vino de la necesidad de crear más infraestructura escolar en la zona porque, según explica el director, Francisco Corral, "en un principio el alumnado era atendido por los curas de la parroquia de San Rafael, pertenecientes a la comunidad de los Paúles. Por eso, el centro lleva este nombre". Ya en sus orígenes contaba con comedor escolar, como en la actualidad.
Entre las principales características del centro, su director destaca "la implicación del profesorado, dando un enfoque integrador e intentando responder a las necesidades de nuestro alumnado. Por eso ese abanico de oferta educativa, en las que el copago lleva asociada una subvención del cien por cien en el 97 por ciento de los usuarios".
Los principales objetivos que se han planteado son "el desarrollo de las habilidades sociales, la mejora de la experiencia personal, así como la de los rendimientos escolares y sobre todo y lo más importante, la calidad humana, tanto de nuestro alumnado como del personal del centro".
Por contra, algunas de las necesidades que tienen son " la mejora de las instalaciones en cuanto a la eliminación de las barreras arquitectónicas, los servicios y el pavimento del comedor, así como las ventanas de la orientación Norte". No obstante, señala esperanzado que "estos déficits serán eliminados en breve con un proyecto que está desarrollando la delegación provincial de Educación y el ISE".
Anteriormente el colegio tenía dos edificios pero uno de ellos fue cedido al Ayuntamiento para uso como Centro de Día, por lo que ahora sólo cuentan con uno. La superficie de la parcela es de 5.700 metros cuadrados y el comedor escolar es utilizado también como salón de actos.
En cuanto al tipo de alumnado, destaca "su calidad humana, la proximidad hacia el profesorado, la complicidad en la mayoría de las actividades", aunque lo que más les preocupa es "su poca motivación por el aprendizaje". No obstante, señala que "poco a poco vamos viendo que esta tendencia se está invirtiendo por medio de cambios metodológicos, nuevas estrategias y uso de medios materiales". Hasta hace unos cuatro años la plantilla docente del centro era muy estable pero, según explica el director, "a raíz de las jubilaciones se fue incorporando profesorado nuevo. La media no llega a los 40 años, pero destaca su implicación en todas las actividades que se desarrollan y sus ganas de innovar para la motivación del alumnado con actuaciones para la mejora de los rendimientos".
En este sentido señala que "cuando llega profesorado nuevo no se quiere marchar, así que podríamos decir que el centro engancha".
Curiosamente, la llegada de Francisco Corral al centro fue un poco por casualidad, "por un nombramiento en comisión de servicios en septiembre del 98, cuando se reubicó en los institutos al alumnado de primero y segundo de Secundaria y el profesorado del ciclo superior de la antigua EGB se quedaba para el primer ciclo. En ese momento, el colegio se quedó sin director y por eso mi nombramiento, fue un 'salto' del colegio Poeta Carlos Álvarez a San Vicente, un cambio de tan sólo una calle. En principio era para cuatro años y sin darme cuenta llevo catorce cursos". En la actualidad, además de la dirección, imparte Matemáticas en quinto de Primaria. "La primera tarea que me encontré al llegar aquí -explica- fue la de poner un comedor escolar de gestión directa, es decir, con cocina propia". A partir de ahí, sus objetivos fueron claros: dotar al colegio de una buena infraestructura y recursos para favorecer el aprendizaje de nuestro alumnado, contar con programas y proyectos que faciliten esos aprendizajes, así como dotarlos de valores y habilidades".
Entre su tarea como director y la docencia hay una especie de retroalimentación, ya que, según explica, "el alumnado te hace reflexionar sobre la planificación necesaria y actuaciones que se han de tomar, pero luego esta toma de decisiones se ve de manera más clara porque se conoce mejor la realidad del alumnado y sus necesidades".
Reconoce que "algunas veces no es fácil compaginar las dos vertiente porque te arrastran los plazos, la variedad de actuaciones que hay que realizar... Lo mismo se planifica, que se atiende a proveedores, que se atiende al teléfono, a familias, a alumnado, … mil cosas". No obstante, señala que sus relaciones tanto con el Ayuntamiento como con la Consejería de Educación "son agradables y bastante fluidas".
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