Bienvenidos a mi nuevo 'cole'

El Centro de Educación Especial de Sordos cumple cuatro meses en su nueva sede del Sagrada Familia, un cambio que ha posibilitado una mayor integración de su alumnado

Un grupo de alumnos, en una de las aulas del centro.
Un grupo de alumnos, en una de las aulas del centro. / Manuel Aranda

Cuando Julia, Fabián, Aarón o Ismael cruzan la puerta de su colegio, su rostro se transforma. Se adentran en su lugar favorito, un sitio en el que a diario crecen y amplían conocimiento. Atrás queda este primer trimestre de curso, en el que su cole, y por ende, su particular universo, cambió de la noche a la mañana al tener que trasladarse desde su antigua sede, “el cole rosa”, como le llaman ellos, hasta el Sagrada Familia, un cambio que a muchos de ellos les ha costado asumir.

La realidad es que cuatro meses después de llegar a estas nuevas instalaciones, los más de 40 alumnos que componen, de manera oficial, el Centro de Educación Especial de Sordos, viven felices y encantados.

Detrás de ello, es ineludible el trabajo que su comunidad educativa, tanto docentes como padres y madres de alumnos, ha llevado a cabo durante todo este tiempo, trasladando enseres de un centro a otro y readaptando y reacondicionando las instalaciones del Sagrada Familia, un colegio que como otros muchos de la ciudad, lucha a diario contra la bajada de la natalidad que afecta a la sociedad.

También, porque así lo entienden las familias, la colaboración del Ayuntamiento, a través de José Ángel Aparicio, y la delegación territorial, cuya delegada, Isabel Paredes, que ha acudido en varias ocasiones al centro a seguir personalmente el desarrollo de las mismas, ha sido fundamental para un cambio, que todavía necesita consolidarse.

Sea como fuere, el Centro de Educación Especial de Sordos de Jerez sigue siendo un referente en Andalucía, y el único, de carácter público, junto al Rosa Relaño de Almería, de estas características. Por esta razón, son muchos los alumnos que a diario se desplazan hasta Jerez desde distintas zonas de la provincia.

A día de hoy, el centro cuenta con 45 alumnos, una cifra que en los últimos años no ha parado de crecer, ya que cuando inició su labor el actual equipo directivo había sólo 22. Sí que es cierto que en sus inicios “el colegio llegó a tener más de cien alumnos”, explica su director José Luis Aguilar, “pero con la entrada de la LOGSE y todo el tema de la integración, el número de alumnado se redujo”.

José Luis Aguilar, director del centro, en el interior de una de las aulas.
José Luis Aguilar, director del centro, en el interior de una de las aulas. / Manuel Aranda

Con más de veinte años de experiencia profesional, Aguilar reconoce que “la integración está muy bien”, pero hay ciertos casos en los que “los alumnos en un centro ordinario están perdidos”.

Su opinión, por tanto, es que “los centros de educación especial son necesarios, porque estamos trabajando cosas que estos niños necesitan, en un entorno que necesitan. Estos niños no pueden estar integrados en un centro ordinario, y eso lo he visto yo”.

De hecho, algunas familias reconocen que “nosotros hemos tenido que traerlos de vuelta aquí porque en los colegios donde estaban, acababan por sentirse aislados”, aseguran.

Quizás, una de las grandes diferencias del centro de Jerez es que, tal y como indican desde el Ampa, “este centro ni es un centro de educación especial como tal, porque cuando uno piensa en este tipo de centros, imagina a niños que son más asistenciales que educativos, pero tampoco es un centro ordinario, por eso su necesidad”.

“Centros como el nuestro hacen falta, aunque a lo mejor deberían de tener otra denominación. E incluso con el currículo, a veces se tiene que seguir el currículo de un centro de educación especial cuando nuestros alumnos podrían seguir uno de Infantil y Primaria con las adaptaciones que necesitaran”, añade el director José Luis Aguilar.

Eso sí defiende la presencia de alumnos “desde los tres años, porque todos los estudios dicen que es de 0 a 6 años cuando la plasticidad cerebral es máxima y es donde más caña tienes que dar. Cuando pasen por ahí, comenzará su integración con mayor garantía de éxito. El problema es que los niños llegan con 10 o 12 años con un nivel de Primero o Segundo de Primaria pero sin la plasticidad necesaria y ya es más difícil”.

Aunque oficialmente, el número de alumnos registrados en Jerez es de 45, la realidad es otra. “Nosotros tenemos aparte nuestras escolarizaciones combinadas, es decir, dos centros, tanto públicos como concertados, acuerdan que ese niño o niña al que no pueden atender totalmente, comparta esa escolarización. Por eso, esos niños sordos que están en esos coles, vienen aquí, y desarrollan el trabajo auditivo”, destaca el director. En el presente curso, 24-25, forman parte de este grupo “casi treinta niños”.

Sin embargo, no aparecen oficialmente en la plataforma Séneca, que gestiona la educación en Andalucía. Esta cuestión “hace que el profesorado que desempeñe una labor mayor, y por tanto, se necesitan más recursos”, interrumpen los representantes del Ampa.

Una imagen de la carpintería.
Una imagen de la carpintería. / Manuel Aranda

Lo mismo ocurre con la etapa educativa de 0-3 años, en la que muchos niños son enviados al centro al ser éste un lugar especializado en la atención infantil temprana. “Yo vine al colegio por recomendación de un otorrino, y así hay muchas familias”, asegura otra de las madres.

Para muchos de estos niños hay que tener muy en cuenta un aspecto, la diferencia entre la edad auditiva y la edad cronológica, es decir, “todo depende de cuándo se detecte su problema y cuándo se remedie. Por eso puede haber niños con tres años que entran en un cole ordinario, pero en realidad su edad auditiva es de apenas unos meses, y claro, cuando llegan allí no entienden nada”, destaca otro padre.

A pesar de que en estos últimos cuatro meses los avances han sido grandes, gracias también a los 40.000 euros con los que la Junta dotó al centro para ello, “todavía nos quedan cosas que mejorar”, apuntan desde el Ampa.

Otro grupo de alumnos, realizando actividades.
Otro grupo de alumnos, realizando actividades. / Manuel Aranda

Actualmente se están terminando los aseos adaptados de uno de los edificios, y todavía hay algunas clases que reformar, porque tenían goteras y el Ayuntamiento ya ha mandado al personal para solucionarlo.

Los padres y madres esperan también que se les reconozca esta nueva ubicación como definitiva, ya que en un primer momento la propuesta fue provisional. Por ello, el centro “no tiene teléfonos corporativos, tú llamas al teléfono de antes y no funciona, igual que los accesos, donde no hay timbres, tenemos que llamar a los móviles para que nos abran”, añaden desde el Ampa.

También se espera que “se instale un ascensor o al menos alguna rampas de acceso, igual que se necesita un gabinete de atención individualizada para los niños de Infantil”, apuntan.

De momento, la sintonía con sus nuevos ‘vecinos’, el colegio Sagrada Familia, “es perfecta”, explica su director. “Hemos tenido buen entendimiento para compartir espacios y el equipo directivo del Sagrada Familia nos ha dado facilidades”.

Pero sin duda, lo que más va a enriquecer a ambos centros son las actividades combinadas. Cuenta José Luis Aguilar que “en Almería el Rosa Relaño ya tuvo una situación similar con otro colegio, y la verdad es que les ha ido muy bien. Nosotros hemos empezado ahora, y estamos muy contentos”.

“Es lo ideal para ellos, y los dos centros se están enriqueciendo. El día del Flamenco hicimos nuestro primero acto conjunto, la Navidad también, y ahora queremos hacerlo con Día de la Paz. Todo eso enriquece a nuestro porque se comunican con chavales que usan lengua oral y al alumnado del Sagrada, igual, porque conviven con otras realidades”.

El cambio ha venido también de maravilla a los alumnos del CEE, que hasta ahora “para hacer cualquier cosa, teníamos muchas complicaciones, y ahora no. El cole rosa era nuestro cole y teníamos un pedazo de centro en el que no nos faltaba de nada, pero aquí, el hecho de estar integrado en el entorno con nuestro alumnado, nos viene de lujo. Un ejemplo, allí no podíamos salir, y para ir a la Laguna de Torrox, que está al lado, teníamos que hacer todo un proceso. Aquí sin embargo, los niños salen todos los viernes por la zona, cogemos el autobús...”, destaca José Luis Aguilar.

Uno de los alumnos, en el taller de moda y diseño.
Uno de los alumnos, en el taller de moda y diseño. / Manuel Aranda

Transición de vida adulta y laboral

En la actualidad, el centro cuenta con alumnos cuyas edades van desde los 3 a los 21 años. De ellos, existe un grupo, el que comprende los 16 y 21 años, que se encuentran trabajando en lo que se denomina Programa de transición de vida adulta y laboral.

Este programa permite que “muchos jóvenes que están saliendo de las aulas específicas de institutos y con esas edades se van a su casa y se sientan en un sofá, tengan una oportunidad para desarrollar sus capacidades y sentirse integrados”.

En estos programas, llamados entre el profesorado PTVal, les ayudan además a “lograr una mayor autonomía personal y el conocimiento de una capatización profesional”.

Hasta este curso el centro contaba con dos, carpintería y diseño y moda, pero en este curso 24/25, la Junta les ha concedido también el de Limpieza, una opción bastante demandada. A día de hoy, los tres están al completos, con 8 alumnos en cada uno, y un alto índice de satisfacción.

Dentro de ellos se trabaja además las aproximaciones a la realidad laboral, y en el caso del taller de carpintería dos jóvenes incluso han llegado a crear su propia empresa que, coordinada por el centro, ha conseguido lograr un éxito notable con la elaboración de bancales para huertos. "Nos han pedido bancales de la Universidad de Cádiz y ahora recientemente de la Universidad de Sevilla".

Las ventas, como pueden ser bancales o bolsos, sirven a su vez para reinvertir en el propio centro, de tal manera que se puedan sufragar algunos gastos de mantenimiento.

El CEE de Sordos de Jerez es pues algo más que un colegio, una familia unida en la que los 16 docentes (entre maestros de audición y lenguaje, maestros de educación especial y profesores de taller), PTIS, monitores, educadores, administrativo y por supuesto los padres y las madres conforman el mejor universo para estos niños y jóvenes, orgullosos y encantados con su cole.

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