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Rafael Castaño
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La asociación de concesionarios de automóviles de la provincia Acoauto celebró ayer su asamblea en Jerez donde fueron reelegidos como presidente Antonio Romero Haupold y José Luis Torres como portavoz. No hubo otras candidaturas. Ambos hicieron un balance positivo de la trayectoria de Acouato, que cumple cuatro años de existencia, pero no del sector automotriz en la provincia, donde la caída anual de ventas de automóviles supera ya más del 40% en comparación con ejercicios anteriores.
Torres explicó que el sector prevé que el ejercicio 2011 se cerrará con la venta de unas 850.000 unidades a nivel nacional cuando hubo años anteriores en que se vendieron hasta 1.600.000 coches. La provincia supone el 2% del total. "Así que calificamos la actual situación de hecatombe", indicó Romero-Haupold. Torres explicó que esa caída de ventas se ha traducido "en que se pierda un tercio de las plantillas de los concesionarios -unas 2.000 personas antes de la crisis-. Hemos vivido situaciones muy violentas y desagradables con los despidos, porque somos pequeñas y medianas empresas donde nos conocemos todos desde hace mucho tiempo". Torres agregó que otro dato negativo que ha provocado despidos es que los ingresos por postventa han caído un 20%. "Si no vendemos no se reparan los coches", explicó este empresario.
Romero-Haupold destacó que la única manera de que remonte la actividad, que en sus mejores momentos ha llegado a facturar 800 millones de euros en la provincia, es un "Plan 2000 andaluz -ayudas a la compra- pero el consejero de Economía de la Junta, Antonio Ávila, o no se entera o no quiere darse por enterado. En Andalucía no tenemos fábricas de coches que los andaluces sí subvencionamos en otros puntos del país con nuestros impuestos. Pagamos pero no tenemos ningún beneficio ni clientes no empresas. Ante la caída de ventas Andalucía va ser el culo de saco de la chatarra; cada día se ven coches más antiguos circulando".
El reelegido presidente de esta patronal explicó que el envejecimiento del parque automovilístico andaluz se traduce "uno, en que haya más accidentes; y dos, en mayores emisiones contaminantes: un coche de los años 80 contamina como 80 actuales".
"El futuro pasa por reivindicar también el papel del empresario automotriz -destacó Romero-Haupold-. Los 'lobbies' de los fabricantes tienen un peso brutal en España, cuando los distribuidores de distintos productos, de los coches al butano, suponen el 30% del PIB español. No queremos que la nueva Ley de Distribución vaya contra las fábricas, sino contra los bonus que tienen algunos ejecutivos".
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