La decadencia de la plaza del Banco
El céntrico enclave ofrece una penosa imagen, en la que no faltan farolas con mástiles torcidos, papeleras que apenas se mantienen en pie porque están atadas con cuerdas y hasta socavones cubiertos con tierra
La plaza del Banco hace ya meses que no muestra su mejor aspecto. Es más, ni siquiera puede hacer gala de ese carácter de alameda recoleta que le bastaba para llenarse de turistas. Los extranjeros siguen pululando por allí, más que por el atractivo del enclave por el esfuerzo de los hosteleros de la zona.
Las deficiencias que presenta esta céntrica plaza son numerosas. Hace apenas unos días este medio denunció el estado en que quedaba el enclave en cuanto caía la noche: oscuro como boca de lobo. El Ayuntamiento se ha apresurado a sustituir las bombillas dañadas, si bien el grueso de las reparaciones aún no se ha iniciado. Siete nuevas bombillas han conseguido que de noche se vea un poco más en la plaza, "pero sólo un poco", denuncian los camareros de la zona "porque los plafones se 'quedan' con toda la luz".
El repaso a la plaza del Banco no puede tener resultados más penosos. No es lógico que se invierta tanto en turismo y tan céntrico enclave ofrezca imágenes tan deprimentes como la siguiente: una papelera que apenas se sostiene en pie porque un par de cuerdas la mantienen sujeta a una farola. Tampoco lo es que hace mes y medio se cayera un buen trozo del balcón de la Biblioteca Municipal y no se haya reparado. Tan sólo una larga cinta plástica roja y blanca intenta -mas que consigue- impedir el paso como si de un extraño motivo decorativo se tratase. En el mismo balcón del que cayó el 'pedrusco' llama la atención la orfandad de banderas de la que hacen gala las tres astas allí ubicadas. Ni España, ni Andalucía ni Jerez. Nada de nada. Las farolas de la popular alameda muestran sobre sus mástiles los efectos de los impactos de los camiones de la recogida de basuras. Algunas de las farolas hace ya tiempo que perdieron la verticalidad perfecta y han adoptado un extraño escorzo. Algunas de las rejillas de hierro forjado que tendrían que cubrir el hueco de los alcorques donde están plantados los árboles han desaparecido. El riesgo de tropezón es mayor que nunca.
A toda esta lista de deficiencias se suman otras tales como baches y socavones que se han rellenado de tierra hasta que el próximo temporal de lluvias se encargue de desnudarlos de nuevo. José Fortes, veterano hostelero de la alameda, no puede menos que marcar un rictus de desolación en su rostro cuando confiesa que "esta plaza es la más bonita del centro de Jerez y está absolutamente abandonada". Fortes, que lleva un cuarto de siglo en la alameda, recuerda que hace 25 años "la plaza era un desastre, si bien luego se le cambió la imagen, se rediseñó y cambió completamente, tanto estética como popularmente. Comenzó a tener mucha más vida". Como si de una extraña cotización bursátil se tratase, el esplendor de la plaza del Banco alcanzó su punto máximo y, acto seguido, comenzó a caer víctima del abandono municipal.
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