Profesión de alto riesgo en tiempos de pandemia
Coronavirus en Jerez
Dentistas y protésicos dentales deben afrontar elevados costes en medidas de seguridad ante la pandemia
El plasma frío ha sido una de las últimas innovaciones en llegar a la ciudad
Estar en contacto con el público se ha erigido desde hace ya más de dos meses en una actividad de alto riesgo. Es el caso de los Policías, sanitarios y dependientes de toda índole. Entre estos profesionales hay un sector especialmente susceptible de contagio por la misma naturaleza de su profesión. Es el caso de los profesionales de la odontología en todas sus ramas. Se trata de un sector que ha debido invertir grandes sumas de dinero para proteger a sus profesionales y a ellos mismos. De lo poco que aún se sabe del Covid-19 es que su transmisión es aérea. Hasta la mismísima Organización Mundial de la Salud ha puesto en duda últimamente que se pueda transmitir por contacto. Esta situación no hace otra cosa que provocar que las medidas de seguridad e higiene se hayan incrementado a unos niveles excepcionales. Es el caso, por ejemplo, del empresario y protésico dental Esteban Flores, propietario en la actualidad de las policlínicas La Granja y La Marquesa.
“He tenido que invertir cerca de 14.000 euros en medidas de seguridad e higiene, a lo que se suma el coste diario en forma de material de protección tanto para los pacientes como para los profesionales que aquí desempeñamos nuestra labor”. Flores asegura que “en estos tiempos de pandemia todo es un suma y sigue en el que no puede quedarte atrás. Las compras de mascarillas, batas, guantes, gorros y patucos es constante. Los pedimos con antelación para estar perfectamente preparados pues tardan aproximadamente una semana en llegar”.
No más de 37,2 grados
Una de las características de las policlínicas de Esteban Flores es que “de los pocos centros de la ciudad en que se está tomando la temperatura a los pacientes. Si el paciente tiene 37,2 grados de temperatura o más no podemos dejarle entrar”. Encontrar estas pistolas que miden la temperatura a distancia no ha sido ni mucho menos fácil. “La verdad es que hemos tenido que buscar por cielo y tierra hasta dar con ellas y el plazo de entrega ha sido de tres semanas. Pero eran necesarias”.
Pero no se trata ni mucho menos de la única medida de seguridad. Tras la medición de la temperatura con una pistola infrarroja “informamos al paciente dentro de la clínica que debe tirar sus guantes para desinfectarse las mano. Acto seguido, cuando pasa al gabinete debe quitarse la mascarilla traída de casa”. Para poder trabajar en la boca, evidentemente, la mascarilla es un estorbo, por lo que se suprime su uso.
Esteban Flores destaca destaca que la inversión en seguridad es importante y elevada. A este respecto puntualiza que “cada paciente, con tan sólo al entrar en la clínica, ya lleva encima medidas higiénicas que vienen a suponer unos 5 euros de inversión por nuestra parte en forma de material desechable”. A este material se une, además, el de los propios profesionales que es cambiado de forma automática para evitar contagios cruzados.
Este empresario del sector dental reconoce el riesgo que tiene su profesión en estos momentos. “Ahora mismo es uno de los trabajos más arriesgados, es cierto, pero no es menos cierto que nuestros pacientes son de los más protegidos que se pueda imaginar”. Como bien dice Flores, “es una inversión tanto por la seguridad del paciente como por nosotros mismos. No se descuida absolutamente nada”,
La seguridad ante todo
Sobre la práctica de la odontología en estos tiempos de pandemia Esteban Flores destaca que “si se va a ejercer esta profesión en estos momentos es imprescindible adoptar estas medidas. Hemos reabierto hace ya casi dos semanas y ciertamente la afluencia de pacientes es muy buena. De hecho hay clínicas cerradas en la ciudad esperando que todo pase porque no han tomado medidas. Sinceramente creo que va a haber que adoptarlas más temprano que tarde”.
“Las medidas de seguridad han llegado para quedarse”
Otra de las medidas adoptadas por estas clínicas dentales ha sido la del plasma frío. Se trata de una medida que, a diferencia del ozono, permite trabajar con el cliente mientras el plasma va circulado.
El ozono no permite su utilización mientras hay personas en su ámbito de acción. “Hemos preparado salas con plasma frío, lo cual sirve para desinfectar. A diferencia de otras tecnologías es capaz de combatir bacterias y virus entre otros contaminantes biológicos y no biológicos, sin dañar el instrumental ni las células humanas. Se puede trabajar con el paciente en el gabinete, ya que si usas el ozono debes estar solo. Los hemos instalado en todos los boxes y en la sala de espera. Actúa como si fuera un pequeño aire acondicionado y va desinfectándolo todo. Cada una de ellas tiene un coste de 800 euros mientras que la de la sala de espera, que es más potente, cuesta 1.000”.
“La verdad -continúa Flores- es que ha sido una inversión muy importante pero la seguridad no tiene precio. Vamos a seguir trabajando en esta misma línea porque habrá que estar preparados por si el coronavirus vuelve nuevamente Pese a todo ese material no hace otra cosa que mejorar aún más las condiciones asépticas. Y eso siempre es bueno”.
“La seguridad -destaca Flores- ha llegado para quedarse. Es una inversión que realizamos tanto para estos momentos como para el futuro. Jamás está de más”.
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