La encomienda de la Merced y su barrio

Jerez en el recuerdo

Tras la entrada de las tropas cristianas a la ciudad por la Puerta de Rota o del Acebuche, toda su población musulmana salió por la del Real camino del exilio hacia Tarifa, reino de Granada o norte de África

La encomienda de la Merced y su barrio
Antonio Mariscal Trujillo. Http://Antoniomariscaltrujillo.blogspot.com.es

21 de septiembre 2015 - 07:52

COMO es sabido, en 1264, la ciudad de Jerez fue reconquistada por el rey Alfonso X el Sabio e incorporada a los dominios castellanos. Tras un cerco a la ciudad que duró casi tres meses, por fin el día 9 de octubre del antes citado año, festividad de San Dionisio Areopagita, la población musulmana capituló. Tras la entrada de las tropas cristianas a la ciudad por la Puerta de Rota o del Acebuche, toda su población musulmana salió por la del Real camino del exilio hacia Tarifa, reino de Granada o norte de África.

Jerez queda desde ese momento en 'frontera' con el reino nazarí de Granada. Algún tiempo después nuestra ciudad sería repoblada con 1.828 caballeros y sus familias. Procedían estos nuevos pobladores de Castilla, León, Navarra, Extremadura y sur de Portugal, a los que el rey les reparte casas y haciendas en función de los servicios prestados a la corona.

No debió ser fácil ni seguro habitar en aquellos tiempos una ciudad en frontera con los moros. Circunstancia demostrada por los numerosos asaltos y asedios por parte de la morisma con tropas llegadas del norte de África tratando de volver a ocupar estas tierras para el Islam.

Sabemos que en 1268, cuatro años después de la reconquista, el Rey Sabio ordena fundar una encomienda de La Merced en Jerez, de la cual se encargaría durante diecinueve años el mercedario Fr. Pedro Pascual de Valencia, el cual llegaría a ser obispo y murió como mártir. La misión de esta encomienda sería la de recaudar limosnas y ayudas para el rescate de cristianos cautivos en manos de los musulmanes y sometidos a la esclavitud, misión llevada a cabo por estos frailes de la Orden Mercedaria. En este aspecto es preciso decir que hasta mediados del siglo XVIII habían llevado a cabo más de 60.000 rescates y que muchos de estos religiosos llegaron a canjear sus vidas por la de presos y esclavos cristianos.

Es lógico pensar que por causas lógicas de seguridad aquella encomienda de Jerez estaría establecida en el interior del recinto amurallado, pues no creemos que se ubicara a extramuros en el lugar que hoy ocupa el convento de la Merced ya que, aunque muy próximo al muro defensivo, las puertas de entrada más cercanas al recinto murado como son las de Santiago y la de Rota, distan unos cuatrocientos metros la primera y unos seiscientos la segunda. Sin embargo el historiador y archivero municipal Adolfo Rodríguez del Rivero nos dice en uno de sus trabajos que dicha encomienda se estableció a extramuros, concretamente en una pequeña ermita frente a la puerta del Olivillo que con el tiempo se convertiría en la actual iglesia de Santiago. Queda pues la duda.

Llegado el año 1340, tras la gran derrota infligida por Alfonso XI a los benimerines en la Batalla del Salado, las poblaciones de la frontera pueden por fin respirar con cierta tranquilidad, y es entonces cuando la ciudad de Jerez desborda el límite de sus murallas en las que había estado encerrada a lo largo tres cuartos de siglo. En esa época comienzan a surgir numerosas construcciones en dos puntos opuestos del exterior de la muralla: al Este frente a la puerta del Marmolejo, también llamada del Real, y al Oeste frente a la del Olivillo o Santiago.

Con el paso del tiempo, no sólo es el pueblo llano quien construye pequeñas casas adosadas al muro, sino que frente al mismo lo hacen el clero y la nobleza, así como comerciantes y propietarios acomodados. Ello da origen a que de unas pequeñas capillas existentes frente a las dos puertas o alcázares antes citados, vayan surgiendo verdaderos templos de piedra como son los de Santiago o San Miguel.

Algo similar debió suceder con la primitiva encomienda de la Merced. En sus alrededores, en calles tan populares y modestas como las que hoy conocemos por Santa María de la Merced, Nueva o Cantarería, en 1477 aparecen domiciliados personajes de relevancia tales como los caballeros Juan Ruiz de Quintanilla, Francisco Camacho, Pedro Ceballos, Mateo Rodríguez o García Palomino, todos ellos declarados fijosdalgos notorios. En 1377 encontramos que en el testamento del noble caballero, Garci Martín Montero, éste deja una cierta cantidad para la obra del Convento de la Merced, lo que nos viene a decir que en ese tiempo ya se había comenzado a edificar dicho cenobio. Siglo y medio más tarde, en 1515, fue nombrado patrono de la capilla mayor de aquella encomienda de la Merced un hijodalgo de la collación, D. Francisco de Spínola. Dicha capilla fue construida a sus expensas y de su esposa doña Violante de la Cueva, cuyos escudos aparecen en las claves de una bóveda. Es a partir de entonces cuando tenemos noticias del comienzo de la construcción de la actual basílica, la cual continuó durante ese siglo y el siguiente con la edificación del claustro grande y del resto del monasterio.

Recientes descubrimientos arqueológicos han documentado en el lugar a extramuros que antaño ocupara el molino, bodega y huerta del monasterio de la Merced, así como en sus aledaños, existió un asentamiento humano y un alfar datado en la época islámica. Ello nos hace relacionarlo con lo que nos cuenta el P. Francisco González Fariñas, cuando dice: al limpiar y desembarazar el sitio para fundar el Convento de la Merced, se encontró un horno de cocer ladrillos y, en un hueco, se halló la Santa Imagen sin lesión ni deterioro a pesar de ser de madera, lo que causó gran admiración, creyéndose que estaba allí desde antes de la invasión musulmana a la península." Lo que viene a ofrecernos un claro indicio del origen de la extendida leyenda o creencia popular sobre hallazgo de la imagen morena de la Virgen de la Merced venerada en Jerez, aunque desde luego existen otras teorías.

Ahora vayamos al entorno urbano de la Merced. Dos calles y una plaza reciben el nombre de la amantísima Madre y Patrona de Jerez. La primera es la entrañable y popular calle Merced, cuna de grandes intérpretes del cante flamenco y del maestro de maestros de la guitarra que fue Javier Molina, y también, del afamado compositor de canciones Manuel Alejandro. Llamada popularmente como calle 'Las Mercé', es la que nos conduce a la Basílica desde el templo y plaza de Santiago. La segunda, Santa María de la Merced, que lleva este nombre desde tiempo inmemorial, es una angosta calleja situada a la derecha del templo, y que discurre por la trasera del altar mayor. Por último, la recoleta plaza situada frente a la puerta principal, también es conocida por todos como plaza de la Merced, a pesar de que el nombre oficial en el nomenclátor local sea el de Santa Isabel.

Como curiosidad diremos que hasta el año 1870 y coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Merced, que por cierto, en tiempos pretéritos se celebraba el 15 de agosto, tenía lugar en esta zona la segunda de las ferias que por privilegio del rey Alfonso X el Sabio fueron concedidas a Jerez.

Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, se estableció en lo que fuera convento mercedario el Hospital Municipal llamado de la Santa Isabel, centro hospitalario que permanecería en funcionamiento hasta mediados de la década de los setenta del pasado siglo XX.

Y como nos encontramos en vísperas de la celebración del día de nuestra excelsa Patrona la Virgen de la Merced, nos gustaría dejar plasmada aquí y en su honor una bellísima plegaria que en 1961 y con motivo de su coronación canónica compusiera el insigne escritor José María Pemán, y a la que puso música el inmortal maestro Joaquín Rodrigo. Dice así:

Madre de los Jerezanos y de sus campos en flor, una corona de amor te ofrecen hoy nuestras manos/ Reina que todo lo puedes tu vida guarda la lluvia de tus mercedes/ Arde entre los fuegos vivos como una voz demuestra tu sed: mercedes de tu Merced piden de ti los cautivos/ Dale a mis campos más flores, ¡más flores tendrá la dueña de mis amores!

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