"No sé dónde se falla para que tanta gente vaya a Urgencias"

El médico especialista en Traumatología habla de recortes, formación, residentes e independencia En 1979 llegó a Jerez y "aquí está mi vida"

"No sé dónde se falla para que tanta gente vaya a Urgencias"
María Valero Jerez

08 de junio 2014 - 01:00

Eran hermanos revoltosos y la madre se preguntó ¿dónde podrían estar entretenidos? Los apuntó a natación. Gabriel Soler Nonnel reconoce que el deporte no sólo ha marcado su juventud, sino también su profesión, traumatólogo especialista en patologías de la rodilla. Nacido en Barcelona, aterrizó en Jerez en 1979 para cursar el MIR y optar a una plaza pública. "Corté con todo lo que tenía en Barcelona. Dejaba a un lado todas las presiones, el estrés, cosa que encima no sabes que lo tienes hasta que lo dejas. Aquí amanecía, había sol, iba al hospital..., y hasta hoy", relata.

Tras 35 años en Jerez se siente parte de la ciudad, sin perder de vista 'su' Barcelona. Desde el principio renunció a ser parte de un gueto porque cree que "cuando se va a un sitio, hay que integrarse". Lo mismo se le ve en la peña Tío José de Paula, que en una zambomba, en el Real de la Feria o haciendo el Camino del Rocío. Eso sí, no ha conseguido hacer un gazpacho en condiciones, su cocina sigue siendo la catalana.

Al terminar la licenciatura de Medicina en la Autónoma de Barcelona, el doctor Soler sabía que la Traumatología sería su especialidad. Durante tres años estuvo al lado de los médicos de la Federación Española de Esquí y de Natación en la Cruz Roja (centro acreditado para la titulación de la especialidad), pero quería optar a una plaza en un hospital. En Jerez eran tres años y, como tenía un familiar en la ciudad, decidió cambiar de aires y mudarse al sur. "Había luz, otro aire, pero por otro lado, cuando empecé en Jerez se me cayeron los palos del sombrajo. Entré en un hospital lúgubre, con salas con tres pacientes por habitación, con lámparas que colgaban con bombillas de 40w... En ocasiones, para poder operar, nosotros teníamos que llevar el material a esterilizar. Ahora hay recortes, pero hay de todo", apunta el doctor, y puntualiza: "Si queremos operar y solicitamos determinados materiales los tenemos, normalmente. Lo que falta es personal y quirófanos".

Para Soler falla la 'cultura de la salud'. "No sé dónde no funciona las cosas exactamente. No sé si funciona la medicina primaria y no la hospitalaria, o al revés, pero aún falla algo que hace que mucha gente vaya a Urgencias. Para cualquier cosa uno va a allí porque hay escalones que no funcionan".

No se quiere meter mucho en los recortes en la sanidad, pero remarca que "hay una cosa que a lo mejor está mal vista o no se ha explicado bien. Mucha de nuestra formación se daba a través de representantes y visitadores. Pero ahora con los recortes tú no puedes recetar, a lo mejor, el producto comercial que quieres. Así que al final desaparecen esos representantes que antes pagaban la formación con congresos y cursos". Por ejemplo, -añade- en materia de prótesis se va a abrir un concurso. ¿Las consecuencias? "Que se va a ahorrar porque la prótesis seguro que vendrá de China y tampoco habrá representante que la presente..., todo esto llegará. ¿Y qué haces? El hospital no te forma. Hay gente que no hace nada. Es lo triste".

El doctor Soler va, como mínimo, dos veces al quirófano al día. Es uno más en una plantilla de una veintena personas, con cinco residentes. Sonríe y le alegra hablar precisamente de los residentes. Reconoce que tras veinte años sin tener a estos profesionales en 'trauma' en el hospital de Jerez, ahora "he notado una gran alegría porque producen muchas ganas de dar explicaciones, de atenderlos, de que se formen. Dan ilusión al servicio, porque si no, se envejece. Desde el punto de vista interno, aportan muchas ganas de aprender, de hacer cosas, retos y eso lo contagian a todos".

¡Cuánto ha cambiado la residencia! El doctor recuerda que al terminar sus años de especialidad se fue al paro, guardando cola ante la Caja de Ahorros junto a albañiles y gente del campo. "Me daba mucha vergüenza estar ahí, pero es lo que tocaba", dice. Ahora, en Jerez no hay traumatólogo que termine el MIR y no tenga una oferta de trabajo. "Ahora están al 75% y está claro que lo mejor sería un contrato al 100%, pero hay que felicitarles por adaptarse al nuevo escenario y trabajar con esas ganas", declara.

Cada vez hay más conciencia de cuidar los huesos. Algunos hacen pilates, otros corren -"el boom del running traerá cola", apunta- y hay señoras mayores que para ejercitar los hombros bailan sevillanas. "Menos quedarte en la butaca funciona todo. Hay un axioma que dice que toda articulación que duele, hay que moverla", declara el doctor.

Junto a cuadros de su ciudad natal, Soler apunta que "te preocupas más de la salud cuando la vas perdiendo" y avanza que la presión que hay sobre niños y jóvenes con el fútbol está incrementado las intervenciones en edades comprendidas entre los 16 y los 33 años. "Ha habido un incremento de intervenciones porque la técnica ha avanzado y porque la tolerancia al dolor no se lleva bien. La gente no está dispuesta a sufrir mucho y cuesta convencer a alguien de que no se opere. Y es que no todo menisco roto se tiene que operar, pero hay mucha demanda de derecho a la salud, de querer que no te duela nada".

Un día en el hospital puede haber hasta cuatro quirófanos operativos sólo para Traumatología. El ritmo es frenético a pesar de las críticas a las listas de espera. El doctor responde: "Las listas son números. Los martes hay dos consultas de rodilla, pero a veces hay hasta cuatro, y cada una tiene ocho pacientes nuevos derivados para ver si se operan. Vayamos a lo mínimo, que son dos consultas y por tanto 16 pacientes. Ponle que a seis le convenzas de que no hay que operar, te quedan diez que pones en lista de espera. Si a la semana sacas ocho operaciones, te quedan dos. Pero si pones a 16 personas y sacas 8, se quedan 8..., y eso se va acumulando. Siempre generas más de lo que eres capaz de absorber".

En su casa de Barcelona los hermanos tienen prohibido hablar de política. Dicen que las cosas van bien así y no se la juegan a estropearlo. Lamenta que se traslade una imagen de su comunidad algo "transformada", porque "allí todo esto de la independencia, del idioma y demás se trata con más naturalidad". "Me siento catalán y no soy independentista, pero entiendo que se puede hacer un referéndum. No sé lo malo que puede ser para el resto de España que allí se haga un referéndum, una consulta", reconoce.

Sigue la 'actualidad catalana' desde fuera y seguirá siendo así, porque su casa seguirá en Jerez: "La última vez que fui a Barcelona cogí un bus turístico, ¡fíjate como estoy yo! No quiero perder las relaciones con mi familia, pero ya mis amigos están aquí, mi vida está aquí".

5 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

El Rebusco

Sherry Christmas

Lo último