La festividad del Corpus en tiempos lejanos

Jerez en el recuerdo

Antonio Mariscal Trujillo

08 de junio 2015 - 01:00

ES posible que muchos no sepan que la festividad del Corpus Christi la instituyó el Papa Urbano IV en 1264, precisamente el mismo año que tuvo lugar la reconquista de Jerez y su incorporación a la Corona de Castilla. Con respecto a Jerez existen noticias que en 1562 Pio IV concedió a nuestras Hermandades y Cofradías numerosas indulgencias con objeto de promover el culto al Santísimo Sacramento. Dichas indulgencias se hacían extensivas a los demás habitantes de nuestra ciudad que ayunasen en la víspera del Corpus.

Desde los inicios de esta celebración, la procesión del Corpus Christi tenía lugar en Jerez por la mañana. Y así fue hasta 1750, año en el que por acuerdo del Cabildo se decidió celebrarla por la tarde en ese jueves del año que como antes se decía: "reluce más que el sol". Y así continuó saliendo al atardecer durante más de dos siglos. Sería en la década de los setenta del pasado siglo XX cuando se volvió a cambiar a la mañana. Circunstancia que duró pocos años, ya que coincidiendo con este cambio de horario la celebración del Corpus languideció y fue paulatinamente perdiendo gran parte de su antiguo esplendor. La motorización había llegado a nuestra sociedad y la gente optaba por irse a la playa. Años después el Jueves de Corpus dejó de ser festivo en nuestra ciudad, trasladándose su celebración al domingo inmediato posterior. Y así ha continuado hasta hoy.

Ahora remontémonos siglos atrás. En el año 1420 ya existía la costumbre que los cerrajeros y caldereros asistiesen a la procesión del Corpus con una imagen de su patrono San Sebastián. Casi dos siglos después se estableció que todos los demás gremios sacasen en andas a sus patronos ese día, como la de San Crispín, San Juan Evangelista, Santa Elena, Cristo de la Expiración y San Pedro Telmo, del Rosario, San Antonio Abad, Veracruz, Piedad, Remedios y San Bartolomé entre otras.

En el año 1651 encontramos que la ciudad aporta la cantidad de mil ducados y el Cabildo Colegial trescientos para las andas de plata que deberían servir no sólo para el día del Corpus sino también para su octava. Además encontramos noticias sobre determinadas representaciones hechas en dicha festividad, "…de las danzas que acostumbran a hacerlo y lo harán en el tablado de los monaguillos de la iglesia Colegial" De ello podemos desprender que dichas danzas deberían ser algo similar a lo que se sigue haciendo en la Catedral Hispalense, tal es el tradicional baile de los seises, ya que según consta "…se abona al mayordomo las calzas y vestidos para ello como en Sevilla" Para este baile la Colegial daba una ayuda de 200 reales "…para el gasto del aderezo de los seises, por el trabajo de los villancicos que se cantan ese día, para darles un refresco a los cantores y para pagar al maestro de capilla".

Por otro lado se dictan bandos de la alcaldía para que los vecinos limpien las calles por donde deberá pasar la procesión, prohibiéndose a la vez el tránsito de bestias para evitar que "estercolen y orinen" en las mismas. También se insta a los vecinos para que tanto el miércoles como el jueves prescindan de ropas de luto y salgan sin ellas en señal de alegría, "…so pena que aquel caballero u otra persona que no lo cumpliere incurra en pena de pérdida de las ropas de luto que los dichos días lleven, y que se repartirán la mitad para el que lo acusare y la otra mitad para el juez que los juzgare".

En aquella época el recorrido de la procesión iba desde la Colegial a Curtidores, Carpintería Alta, plaza de San Juan, calle Francos y plaza de Plateros para bajar por calle Princesa (José Luis Díez) hasta su templo. No sería hasta 1793 cuando la procesión del Corpus Christi comenzara a pasar por calle Larga.

Otro hecho curioso que encontramos, éste en el Cabildo de 9 de junio del año 1700, es una disposición en la que en adelante se prohíbe la participación de mujeres en las danzas del Corpus, para que no haya "indecencia alguna". La orden del Arzobispo Vicario de Sevilla Dr. Fernando Jaimes Cordero decía así: "He resuelto que tales días se compongan solamente de hombres sin que haya mezcla de mujeres, y que lleven los rostros patentes, y que lleven descubiertas las cabezas que podrán adornarlas con guirnaldas, flores o cosa semejante en lugar de sombreros; y que vayan delante de la procesión sin incorporarse a ella con el clero ni con los demás que la acompañare para que no sirva de perturbación, sin que haya que danzar en la iglesia al tiempo que se celebran los oficios divinos. Suponemos que de aquí parte la tradición ancestral, que se prolongó hasta hace pocas décadas, que solamente eran hombres quienes acompañaban la procesión del Corpus

Otra costumbre era la de sacar por las calles ese mismo día la denominada "tarasca" o figura de un dragón monstruoso que iba acompañada de otras efigies llamadas gigantes, torillos y bohigueros, como imagen del mal en contraposición con la sagrada Custodia representativa de todos los bienes celestiales. En dicho extraño cortejo figuraban además unos individuos que efectuaban una danza llamada de los endiablados. Por Real Cédula de 1780 estas manifestaciones fueron prohibidas.

En la segunda mitad del siglo XIX encontramos que la festividad del Corpus culminaba a las diez de la noche con un vistoso castillo de fuegos artificiales en la plaza del Arenal a los acordes de dos bandas de música para amenizar el acto, tras lo cual quedaba inaugurada la velada veraniega de la Alameda Vieja.

Pero estas celebraciones no acababan el Jueves de Corpus, sino que al igual que en nuestros tiempos la Hermandad del Santo Crucifijo organiza la procesión denominada Minerva por las calles del barrio de San Miguel, que dicho sea de paso, es para el que esto escribe una de las manifestaciones religiosas más entrañables y emotivas de todas las que se celebran en Jerez, también en la infraoctava del Corpus el convento de Santo Domingo era protagonista de otra gran fiesta eucarística. Comenzaba por la mañana con misa solemne y sermón, para al atardecer sacar en procesión a Jesús Sacramentado en su "Carro de Triunfo" precedido por numerosas imágenes como las del Niño Perdido, Virgen del Rosario, San José, Santo Domingo, San Francisco, San Antonio, San Telmo, Santo Tomás de Aquino, Santa Catalina de Siena y otras. Dicha procesión, escoltada por un escuadrón de caballería, era acompañada por las Hermandades establecidas en el convento de Santo Domingo, amén de su comunidad de frailes y los niños de las distintas escuelas de la ciudad.

Con respecto al monasterio de la Cartuja, tanto el día del Corpus Christi como su octava se celebraban con gran pompa y esplendor, ello antes de la exclaustración de los monjes habida en 1834 con motivo del decreto de Desamortización. En dichos días, además de las festividades de San Bruno y del Jueves y Viernes Santo, había licencia para que la gente pudiese asistir en su templo a las celebraciones religiosas. Eran numerosos los devotos que acudían, no sólo de Jerez, sino de otras poblaciones cercanas en silencioso recogimiento. Tras la función eucarística en el templo comenzaba la solemne procesión del Santísimo, para lo que se engalanaba con colgaduras y altares todo el recorrido de la custodia que era portada por un monje bajo un lujoso palio al que acompañaban los demás monjes y seglares. Delante de la mencionada custodia iban coristas revestidos con albas blancas, incensarios y azafates de flores entonando himnos al Santísimo Sacramento mientras las campanas echadas al vuelo anunciaban el acontecimiento. Esta ceremonia sacramental, aunque con más sencillez que antaño, se vino celebrando en la Cartuja hasta el año 2001 cuando la marcha definitiva de sus monjes, si bien hemos de comentar que las monjas de Belén, que actualmente ocupan dicho monasterio, continúan realizando cada año en la festividad del Corpus dicha celebración eucarística.

Hasta aquí un somero repaso por la historia de Jerez en la festividad del Cuerpo de Cristo. Antaño, como hemos visto, día muy señalado, solemne y esperado, que en las últimas décadas de siglo XX conoció un período de decadencia para volver nuevamente a resurgir con esplendor y solemnidad, aunque mucho dudamos que alguna vez vuelva a recuperar lo que en épocas pasadas llegó a ser. Y es que los tiempos cambiaron y con ello muchas de nuestras tradiciones.

FUENTES:Fernández Formentani A., Costumbres y leyes de antaño, Jerez 1890. Anónimo, Jerez Antiguo, apuntes curiosos extractados del Libro de Fechos del Cabildo, Jerez 1871. García Pérez I. La festividad y octava del Corpus Christi, en Revista del Ateneo 1933.

NOTA: El pasado lunes se insertó por error en esta misma sección una fotografía de la reina Victoria Eugenia en su visita al Hospital de Santa Isabel en lugar de la imagen que hubiera correspondido que era la de Isabel II.

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