El hermano Adrián inmortalizado
El entrañable limosnero de la orden de San Juan de Dios tendrá desde hoy un busto en el vestíbulo del hospital Juan Grande · Su autor es el radiólogo de este centro sanitario, Esteban Cosano
Desde hace cinco años el hermano Adrián, Adrián del Cerro, el limosnero de la orden hospitalaria de San Juan de Dios tiene una avenida con su nombre en la entrada a la barriada de San Juan de Dios, en el mismo puente y desde hoy también tendrá su busto en el vestíbulo del hospital Juan Grande, gracias al empeño de un veterano médico de este centro sanitario, el radiólogo Esteban Cosano. La inauguración del busto tendrá lugar a la una y media de la tarde en el salón de actos del hospital y a la misma se espera la asistencia del superior provincial de la Provincia Bética de la orden y hermanos de otras comunidades.
Cosano, autor de la escultura, cuenta que tras su paso hace 25 años por la Escuela de Artes y Oficios, aprendiendo de excelentes maestros como Juan Padilla y Sebastián Santos, su profesión de radiólogo le absorbió totalmente dejando durante mucho tiempo la práctica de la pintura y la escultura "en hibernación". Hace muy pocos años, más cercana ya su jubilación, empezó a recuperar su vieja afición. En los últimos tiempos Cosano ha realizado tres bustos de amigos suyos, acabados en poliéster y en esta ocasión pensó en el hermano Adrián. "Yo llevo 30 años trabajando en el hospital de los hermanos de San Juan de Dios y pensé en hacer un busto a alguno de los hermanos, para dejarlo como un regalo mío. El hermano Adrián es una persona muy característica por su fisonomía, carismática después de 60 años como limosnero de la orden".
A los hermanos les gustó también la idea, que además supone un reconocimiento a la labor de uno de sus miembros más queridos por la ciudad y al que su avanzada edad le impide ya recorrer las calles que durante años y cada día ha 'pateado' con paso apresurado y ligero, buscando limosnas para los más necesitados, implicado en toda la labor asistencial que la orden ha llevado a cabo en Jerez desde su llegada y buscando fondos incansable para uno de los últimos proyectos en los que se empeñó la orden, la construcción de su geriátrico.
Comenta Cosano que el busto ha tardado en realizarse unos seis meses, en gran parte porque ha tenido que aprovechar los ratos libres que le deja su profesión. "Primero he tenido que hacerlo en arcilla y después hacer la conversión en poliéster". El hermano Adrián ha sido un modelo perfecto, al que no le ha importado posar pacientemente unas cuantas tardes durante varias horas. "Ha sido magnífico porque se trataba de reflejar en el busto muchas expresiones, sonrisa, asombro y para eso he tenido que hablar mucho con él para que surgiese lo que tiene dentro y yo a mi vez poder transmitirlo". Cosano opina que el resultado ha sido un busto en el que se transmite lo más característico del hermano Adrián: su rostro aparece sonriente y pensativo a la vez, "un busto que refleja la persona optimista y abierta que es". El autor de la escultura afirma que el hermano Adrián ha disfrutado muchísimo durante todo el proceso "y yo mucho más. En esas horas me ha ido contando muchas cosas, desde que era niño".
Desde que el hermano Adrián llegó destinado a Jerez en septiembre de 1952 ha sido un referente de la orden hospitalaria, la mejor imagen que los hermanos podían ofrecer a la ciudad. Y no es que el hermano Adrián esté falto de reconocimientos. Su propia orden le rindió homenaje cuando cumplió sus cincuenta años de evangelización en mayo de 2002 y al siguiente año recibió el Premio Especial Ciudad de Jerez, un galardón merecido que el Ayuntamiento le otorgó "por su bondad y sencillez".
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