El compositor jerezano Manuel Alejandro: "El talento es el trabajo, no es otra cosa"

El músico relata detalles y anécdotas de su reciente libro de memorias, 'Vibraciones y elucubraciones de un escribidor de canciones', habla del panorama musical actual y desvela algunos trabajos entre manos

La familia confirma la creación de una Fundación Manuel Alejandro, que se ubicará en Santiago

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Manuel Alejandro lee una de sus partituras.
Manuel Alejandro lee una de sus partituras. / Cristóbal Herrera-Ulashkevich (Efe)

Si algo hay parecido a la perfección, lo sabe Manuel Álvarez-Beigbeder y Pérez del Ángel o Manuel Alejandro (Jerez, 1933). Sus prodigiosas manos han bordado las palabras que mejor han vestido el amor en este país, y fuera de él. Su música ha viajado por el mundo a través de las miles de canciones que el compositor ha escrito para cantantes como Raphael, Rocío Jurado, Julio Iglesias, Emmanuel, El Puma, Luis Miguel, José José... Pura educación sentimental de varias generaciones que permanece imborrable.

El compositor, hijo de Germán Álvarez-Beigbeder, acaba de publicar su libro de memorias, 'Vibraciones y elucubraciones de un escribidor de canciones' (Ediciones B), donde hace un profuso relato de su vida, cargado de anécdotas imprescindibles. El autor habla en esta entrevista del origen de esta obra, del panorama musical actual, de lo que es componer, de lo que es el amor, de lo que significa amar, y del regreso a la composición "tras dos años de secano".

Un autor que tendrá en Jerez, en el barrio de Santiago, la Fundación Manuel Alejandro, que tiene entre sus objetivos la promoción y preservación de su patrimonio musical, así como la formación, apoyo y proyección de los jóvenes músicos con una cooperación internacional.

Pregunta.Este libro, ¿siempre lo ha tenido en la cabeza?

Respuesta.Son cosas que he hecho a través de los dos últimos años. Lo he ido haciendo según tenía plazos. Pero vamos, quería, sabía lo que quería hacer.

P.¿Por qué quería escribir un libro de memorias?

R.Por la misma razón que estoy rompiendo cosas que no sirven para nada después de que me vaya. Pues lo mismo, estaba ordenando cosas y digo voy a dejar, no vaya a venir alguien detrás y diga que soy de otra manera. Precisamente, hay un periodista ahora que escribe muy bien y que quiere hacer un libro sobre mí, y le digo, bueno, puedes hacer lo que quieras porque yo ya he dicho cómo soy.

P.Hacer este libro habrá supuesto un repaso emocional, rascar en su corazón, en su memoria. ¿Esto le ha permitido reconciliarse con algo, alguien, con cosas...?

R.No, he recordado cosas entrañables y creo que lo más entrañable es cuando hablo de mi hermano Luis, de mi madre. Y eso me ha hecho llorar muchas veces.

P.Hace un regreso a la niñez muy profundo, detallado. ¿Cómo ha sido ese viaje? ¿Se ha reído también recordando?

R.Bueno, he reído con las cosas que eran para reírse, como cuando hablo de los robos de mi hermano José María y mío, o de mi hermano Germán. Y a la vez he llorado en los rincones y en los lugares que me he acordado perfectamente de aquella época. De la calle de la Merced, del hospital, del padre mercedario que nos daba las clases, que me dio un guantazo un día. Estábamos con un problema de matemáticas y me dice, pinte una llave, y yo le pinté una llave inglesa (ríe). Y él se creyó que estaba bromeándome de él.

P.Qué bueno, eso está bien, recordar esas cosas y reírse de uno mismo.

R.Sí, sí. Yo me he reído mucho de mí mismo. Por eso, la risa de uno mismo yo creo que es la mejor risa que hay. Te ríes en primera persona, total. Totalmente.

P.También hace un buen repaso del Jerez de su niñez, de la sociedad de la época... Por su suerte, o no, ha cambiado mucho.

R.No, hombre, por suerte, por supuesto, hoy se respira en Jerez. Entonces, entre la dura dictadura que tuvimos, estábamos en la inopia todos. Pero bueno, ha cambiado todo, han cambiado hasta los propietarios de las bodegas. Ya no hay mucho juego de polo.

P.¿Habrá una segunda parte del libro?

R.No lo sé, no lo sé. No sé exactamente si voy a tener tiempo, que también hay que pensar en ello. Y ahora he vuelto a escribir canciones en estos días precisamente. Y precisamente me estoy estrenando, para que nadie se moleste, con una nieta mía. Quiero que ella haga esas primeras canciones que he vuelto a hacer. Ella, como toda la gente ahora, no es que cante, rapea, que era lo que hacíamos los tunantes en mi época (ríe). Y lo hace ella con mucha gracia. Y le hago una melodía muy sencilla y ella además las retuerce. Le hago unas letras muy propias para que casi las siga rapeando. Así que me he metido por ahí, a ver, bueno, sin decir que de vez en cuando hago la canción en serio.

P.¿Tiene previsto venir a Jerez próximamente para presentar su libro?

R.Bueno, yo debería de estar ya en El Puerto porque me llamaron de la Academia de Bellas Artes para darme la medalla que no me impusieron en el año 84, que fue cuando me eligieron académico. Y tengo en Jerez una lección del Consejo Regulador para los primeros días de septiembre, para hablar del vino. A mí no me cuesta ningún trabajo, con una copa de vino en la mano, hablar del vino (ríe). Y también me hablaron de ir a la Feria del Libro de Jerez, algo que sería estupendo y quiero, por supuesto.

P.Usted dice que para escribir canciones no hay fórmulas.

R.No, no hay fórmulas. Es como, por ejemplo, el talento, el talentoso, no. El talento es el trabajo, no es otra cosa. Pues lo mismo, no hay fórmula, pero hay una fórmula que es el trabajo. Hay que estar leyendo, hay que estar tocando, hay que estar leyendo música, hay que estar oyendo, hay que estar queriendo. Y ya el estar queriendo es estar trabajando.

P.Si hablamos de trabajo, de esos orígenes, usted empezó desde cero.

R.Sí, desde abajo abajo (ríe). Como cuento yo, tienes que tocar el acordeón en la plaza Isabel II, un teclado y un platillo. Más abajo no se puede empezar.

P.¿Cree que es así como se debe empezar, desde abajo?

R.Hay gente que empieza en una catedral ya y también lo hacen mejor todavía. No, cada cual el destino lo tiene diseñado y es el que anda y el que vive.

P.La música es imprescindible en el mundo. ¿Cómo ha sido la suya, la que usted ha compuesto para la humanidad?

R.Yo no creo que la mía sea necesaria para la humanidad, pero ha caído bien, no ha hecho daño. Al contrario, ha congratulado a mucha gente (ríe).

P.¿Por qué ha sido el amor el protagonista de sus canciones? ¿Por qué eligió el amor un día?

R.Pues seguramente, fíjate tú, esa es una pregunta que no me había hecho a mí. Estoy diciendo últimamente que el amor, porque desde pequeño lo desee y lo tuve muy escaso. No fui una persona lanzada a amar y ya cuento que el primer amor que tuve no me atreví ni a decirle que la amaba. Lo que quiere decir que esa timidez me hacía vivir el amor que luego soltaba en los pentagramas.

P.Pero luego el amor le llegó de verdad.

R.Luego me llegó absolutamente de verdad, por supuesto, sobre todo, en el segundo amor, que fue en los años 60. Desde entonces no he cambiado ni cambié de amor.

P.¿Cree que una de las batallas más bonitas es el amor?

R.El amor, por supuesto. Porque, como has dicho muy bien, es una batalla o termina muchas veces en batalla (ríe). Pero en el amor están todos los colores el arcoíris. Está completo. Hay de todo. Hay maravillas y hay batallas, como tú has dicho.

P.Cuando tras escribir esas canciones llenas de amor, el artista en cuestión las canta, ¿las ve en ese momento ajenas o le siguen perteneciendo?

R.No, no, me siguen funcionando y me sigo sintiendo en la canción totalmente. Y, por supuesto, siempre lo he dicho, todas esas batallas que yo cuento en mis canciones, si no las he vivido, las he deseado vivir o las he temido vivir. Por supuesto, en la primera persona que pienso es en lo que yo sentiría, no puedo escribir, porque no lo sé, en lo que tú sentirías.

P.¿Qué artista ha sido el mejor, el más capaz de reflejar mejor todo eso?

R.¿Artista? Miguel Ángel (bromea). ¿Qué cantante te refieres? Los cantantes, todos han tenido su oportunidad y todos me han ayudado muchísimo a que esas canciones fueran conocidas. El final de la canción es dejarla para que la canten los demás. Si no hay un intérprete que no se las lleva, se quedan en el piano o debajo del piano.

P.¿Ha recorrido el camino profesional que quería en la vida?

R.Yo he dudado sobre eso, pero yo nunca pensé que iba a escribir canciones un día, porque hasta que me fracturé ese brazo derecho de niño, yo me estaba preparando y me preparaba, y hasta me seguí preparando, hasta que ya vi que era imposible seguir, para meterme dentro de la música clásica, la música académica, la música culta, la música, como la quieras llamar. Pero todo eso me dio todos los trastos para seguir con la canción, que sí la podía dominar, como la llegué a dominar prácticamente. Pero sí, por supuesto que sí quería lo que he hecho. Y además, yo me acuerdo cuando, antes de fracturarme el brazo, yo ya hacía mis cancioncitas, y mi padre me decía, no pierdas el tiempo, ¿qué estás haciendo? Y yo, a lo mejor, de un tema de Brahms, estaba haciendo una canción, y poniéndole letra y todo.

P.Su padre hubiera estado muy orgulloso, aun así.

R.Muy orgulloso hubiese estado siempre si hubiese sido un gran director de orquesta, un compositor de música clásica, porque era lo suyo y era lo que él entendía. Él aceptaba lo que hacía, y hasta le hacía gracia. Pero, no, por supuesto que sí, estaría orgulloso. Y yo, yo pensaba superar a mi padre, naturalmente, pero no superarlo en la calidad, sino superarlo en el estilo musical que se llevaba en su época y en la mía. Yo empecé a estudiar música, solfeo y piano, con unos ocho años, y escribí y estudié lo que no se puede figurar nadie, de mis ejercicios de armonía, decenas, centenares de ejercicios del contrapunto, de la fuga, del canon, de las formas musicales, de instrumentación, de orquestación, que no he parado de hacer. Ahora, cuando me presentan a un compositor, entre comillas, de canciones, que no saben música siquiera, les doy un valor tremendo porque no sé cómo pueden escribir una y otra canción sin saber música. Es como si no supieran leer y escribieran canciones. Todo lo que suena en las canciones originales mías, en las grabaciones de Rocío Jurado, de Luis Miguel, de Julio Iglesias, de Raphael, todo está escrito por mí, en mis partituras, que conservo todas.

P.Usted se sienta al piano todos los días. ¿Cree que la rutina, la disciplina, es salvadora, digamos, de la vida?

R.Sí, todos los días, si quieres hacer algo, o por lo menos yo, si quiero hacer algo, debo estar estudiando todos los días. La técnica se aprende con la rutina, y la rutina te lleva al paraíso. La rutina de leer mucho te lleva a escribir tú y la rutina de tocar mucho el piano te lleva a escribir cosas musicales, por supuesto, no hay duda. Por ejemplo, todos los cantantes grandes, pues lo de la copa y el ligue, muy pocas veces. Por lo general, están dedicados al trabajo, al ensayo, al profesor, todo, todo.

P.¿Nos puede adelantar algo de lo que esté preparando?

R.Quisiera hacer, a ver si puedo, dejar unas cosas, unas melodías tocadas al piano por mí, sin letras. Hoy, con las redes digitales, es tan fácil que corran por el mundo. Yo creo que quiero dejar algo de eso. Pero por supuesto, estoy con mi nieta, que le estoy haciendo canciones y para otros muchos de los que están hoy en el podio más alto que me las han pedido y que hemos llegado a un acuerdo. A lo que no estoy dispuesto, por supuesto, es a hacer como entonces 10 o 12 canciones de una vez para un cantante, pero sí un par de ellas o una. Así que he vuelto, después de dos años de secano total, a ponerme a hacer canciones y hasta yo me voy con lo que están haciendo hoy (ríe). Si me voy a lo que siempre he hecho, me resulta cansino, me resulta mareado ya. Es lógico que se quiera cambiar, que se quiera ir por otros caminos, ¿sabes? Es muy lógico. Y ahora será muy difícil y al final será la canción de siempre la que haga, pero el intento existe.

P.¿Hay alguien que le guste en especial de hoy o que escuche a menudo?

R.Lo peor de hoy... ya no es porque la música cae siempre por lo general en un experto, aunque no sea el autor, pero el autor se lo canta, se lo toca a un experto que es el que lo escribe. Y siempre más o menos por ese experto estará bien escrito. Pero donde se nota la ligereza, vamos a llamarle ligereza, es en las letras. Y quieren decir cosas que se podrían decir perfectamente, pero con otras palabras un poquito más cuidadas. Hoy me gustan todos, o sea, sí. Me gustan todos, los americanos, me gustan los latinos que hay, todos, todos. En México hay un autor que le escribe ahora a casi todas las estrellas que se llama Edgar Barrera, que es un tipo con una chispa estupenda, que tiene varios premios Grammy. Es una maravilla, pero que a su estilo y a su forma, será, no se te olvide, la que el día de mañana recuerde la enamorada de hoy que canta esa canción.

P.En el libro retrata muy bien la emoción cuando volvía a su casa de la calle de la Merced, cómo recorría las galerías, la misma luz, un poco recordando el tiempo que vivió allí. Ahora, cuando regresa a Jerez, ¿cómo la siente?

R.Bueno, la última vez precisamente que estuve en la calle de la Merced, o casi la última que recuerde, en la casa aquella propiedad hoy de un matrimonio, pude, el día que colocaron una placa en la fachada, subimos y habían hecho una obra y la casa ya no tenía nada que ver con aquella. Pero yo la vivo desde aquí, cómo era, y cuando cierro los ojos, hasta huelo ese olor, esa humedad rancia del Jerez, parado, del verano, del invierno, eso lo tengo dentro. Es algo increíble.

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