Esa materia que conforma y evoca
Diario de las artes
ANAEL TENA
Espacio Abierto
JEREZ
HEMOS comentado, ya, en varias ocasiones que la importancia de la programación de una galería de arte que se precie, aparte de la calidad de las obras y el potencial creativo de los autores, debería ser la variedad en los discursos. Ceñirse a un único estamento, por correcto que éste sea, llega a cansar y a aburrir por sus igualatorias proposiciones. Muchos son los ejemplos que hemos conocido que, por la linealidad de los contenidos de las muestras, han visto cómo las deserciones eran manifiestas, los visitantes cada vez menos y a los compradores buscando nuevos mercados de mayor amplitud para encontrar un arte de más recorrido que el que pudiera ofrecer una única línea conceptual y artística. Todo lo cual desembocaba en errores de muy difíciles soluciones que conducían, casi siempre, a cierres definitivos y a olvidos inmisericordes. Creo en los programas abiertos, en los horizontes diáfanos, en los estamentos de amplias perspectivas. Por eso considero que ese ha sido uno de los principales logros obtenidos en el tiempo en el que Espacio Abierto viene funcionando. Lucía Franco, en cada propuesta, abre una nueva vía de interpretación artística.
El espectador se encuentra en cada exposición con un argumento nuevo y eso ofrece la frescura, la inmensa amplitud de miras y las claras perspectivas que conlleva los inabarcables límites del arte contemporáneo. Por las estancias de la calle Alvar López hemos visto pintura figurativa de muy extenso desarrollo, con los encuadres abiertos que proporciona una representación sin ataduras; hemos asistido a los esquemas de un dibujo de variadísimos desenlaces; se ha contemplado pintura de estructura no mimética, posicionada en los diferentes organigramas reduccionistas, en los planteamientos de lo esencial o en las contundentes proposiciones de la materia plástica; incluso, se han mostrado hasta los registros de un sabio diseño o las posiciones de una sucinta escultura. En definitiva, un programa de actuaciones que no se reduce a los meros planteamientos afortunados que proporciona un único programa; aunque éste se avale por las consideraciones efímeras de lo exitoso.
Anael Tena es una pintora nueva en el estamento expositivo de la ciudad. Llegó de Madrid para afincarse en Jerez y dedicarse de lleno a la pintura. Conoce los entresijos del arte no imitativo, los argumentos de una plástica sin restricciones basada en los principios de una materia conformante con mucha dimensión. Sabe, además, de la esencia de lo jerezano; está al cabo de la pigmentación no cromática de la tierra de albariza o del color inquietante que se observa en la oxidación de nuestros caldos. Plantea una pintura que es poderosa en fondo y forma; quizás más en ésta que en aquél; no se sustrae a las simples argumentaciones de lo no real y acude a la figuración cuando ésta le requiere mínimas fórmulas estructurales. Es, por tanto, una pintora consciente y consecuente con lo que hace. No se deja embaucar por registros epatantes, ni por ficticias posiciones de fáciles encuadres, ni por travestidas circunstancias ajenas a lo real. Es pintora pintora; sin recovecos, de sobria ejecución, de rigurosa manifestación formal, de clara dimensión plástica y de sobrado compromiso pictórico.
En la pintura de Anael Tena, la forma plástica se superpone a la función estética. Distribuye con acierto el estamento conformador y sabe atrapar la mirada para posicionarla en los parámetros de una materia determinante y definitiva. Además, en su pintura existe mucho de la esencia de nuestra tierra, de esa albariza que es matriz de casi todo; conoce los registros cromáticos que inunda el espectro colorista de la zona y sabe adecuarlos en una pintura llena de sentido y conciencia artística. No sucumbe a los esquemas fáciles de un simple juego formal; eso lo hacen los que no saben de la misa la mitad y quieren ser, de buenas a primeras, artistas juiciosos. Su pintura no surge espontánea ni responde a los automatismos que genera la distribución del color ni a la contundencia intrínseca de los materiales. Por sus lienzos discurre un patrimonio pictórico muy bien acondicionado donde todo queda suscrito al estamento liberador de la forma.
Anael Tena ha supuesto un buen descubrimiento artístico. Su obra no deja indiferente; sabe tocar todas las teclas de una buena pintura que es abstracta, con los signos inequívocos de lo que se evoca, para, en una sola obra, manifestarse con todo el esplendor de una realidad matizada en un ambiente de fortaleza plástica. Creo que es artista para seguirla y tenerla en cuenta.
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