Muere Álvaro Domecq | Alvarito, fundador y alma mater de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre

Alvarito ofreció en el Hontoria un espectáculo ecuestre que llevaba el nombre de 'Cómo bailan los caballos andaluces' y "cuando acabamos el espectáculo, don Juan Carlos se me acercó, ilusionado, nos fundimos en un abrazo y me dijo: 'Alvarito, esto hay que mantenerlo, esto no puede perderse"

Muere Álvaro Domecq Romero, el último don del toreo

Álvaro Domecq, con don Juan Carlos y doña Sofía durante los actos inaugurales de la que ya sería la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en 1987.
Álvaro Domecq, con don Juan Carlos y doña Sofía durante los actos inaugurales de la que ya sería la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en 1987.

Todo comenzó en un solar repleto de jaramagos. Tenía 49.370 metros cuadrados y lo formaban la Huerta de las Almencillas, tres casas de la calle Pozo del Olivar y cinco de la calle Pizarro. Érase una vez, hace muchos muchos años, Julián María Pemartín Laborde, hombre de abolengo, con buen ojo para los negocios, de raíces francesas y polifacético en sus ocupaciones laborales, pidió autorización al Ayuntamiento para levantar sobre esos terrenos un suntuoso palacio, atribuido a Garnier: Se le llamó el palacio de 'El Recreo de las Cadenas'.

La mala fortuna en los negocios pusieron a Julián María Pemartín al borde del precipicio. En octubre de 1879 se hace cargo del palacio la sociedad Sandeman, Buck y Cía. y el inglés Walter J. Buck Ckemp convirtió el palacio en su vivienda particular, que pisaban la nobleza jerezana y extranjera y que servía de centro de reunión y partida de muchas expediciones naturalistas y cinegéticas al Coto de Doñana. Junto al palacio, Julián María había levantado un enorme parque botánico con especies vegetales y exóticas plantas. Walter, un hombre apasionado por la naturaleza que, junto al escritor Abel Chapman, editó clásicos de la bibliografía naturalista y cinegética española, pobló el jardín de una variada fauna y grandes pajareras. Un jovencísimo Mauricio González-Gordon tuvo la oportunidad de conocerlos y es muy posible que de aquí, despertara su enorme afición por la defensa de la naturaleza y la ornitología.

Más cosas: Bertram y Ernesto Alberto Sandeman compran la finca en 1904 a la sociedad Sandeman, Buck y Cía. por 138.250 pesetas. Louis Mary Buck casó con Bertram y, ya viuda, vendió su parte del indiviso del palacio a Enrique Sandeman Fenwick, que compró a su primo la otra mitad del recreo. Y, por fin, en 1928 es Francisco de Borja Zuleta Reales quien accede a su propiedad tras su compra a la familia Sandeman. Francisco de Borja casó con María del Carmen de Carvajal Alcázar, hija del XI duque de Abrantes, que le dio once hijos.

Damos un salto en el tiempo hasta 1975: En el más absoluto abandono, el palacio sufre un importante deterioro y sus jardines pierden su esplendor. Fue entonces cuando Pío Cabanillas, a la sazón ministro de Información y Turismo, contacta con los hermanos Zuleta y el matrimonio Merello-Díez y registra la propiedad de la finca para ubicar la Escuela Andaluza de Equitación, que por entonces sólo disponía de una triste carpa en un lateral del González Hontoria para realizar sus exhibiciones. Aquella enorme e imponente parcela que serviría de escenario para películas como las de 'Cuba', 'Montoyas y Tarantos' o 'Volavérunt' o anuncios publicitarios de la General Motors, se convirtió en el germen de lo que hoy conocemos como la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre.

José Luis Picardo Castellón, respetado arquitecto jerezano, se encargará en 1978 de levantar el picadero cubierto de estilo neobarroco andaluz para 1.600 personas y las cuadras y, más tarde, en 1984, Junta de Andalucía y Diputación procedieron a la restauración del palacio y de sus jardines de estilo francés.

En toda esta historia de blanco y negro, hay un hecho providencial que ocurre, cómo no, en plena Feria. Era mayo de 1973: Los entonces Príncipes de Asturias otorgaron a Álvaro Domecq Romero, a propuesta del Ministerio de Información y Turismo, el galardón de 'Caballo de Oro' por su aportación al arte del rejoneo y su dedicación al caballo. Como agradecimiento, Alvarito ofreció en el Hontoria un espectáculo ecuestre que llevaba el nombre de 'Cómo bailan los caballos andaluces'. Alvarito lo recuerda ahora de esta manera: "Cuando acabamos el espectáculo, don Juan Carlos se me acercó, ilusionado, nos fundimos en un abrazo y me dijo: 'Alvarito, esto hay que mantenerlo, esto no puede perderse".

Álvaro asegura que, sin la mediación de los Reyes, jamás hubiera existido la Escuela. La relación del Rey con la ciudad no era nueva. La propia doña Sofía había pasado unos días en 'Los Alburejos' y la amistad de los monarcas con Álvaro padre llegó a ser muy estrecha. Juan Carlos de Borbón se había formado en Italia junto al político y Alcalde Perpetuo de Jerez Miguel Primo de Rivera y fueron los príncipes y el propio Franco quienes le propusieron que prolongara en un año su mandato al frente de la alcaldía para poder visitar la ciudad. Aquel éxito ante los príncipes recompensaba el esfuerzo de Alvarito Domecq, primer director técnico de la entidad, que contó con la ayuda de un grupo de amigos interesados en perfeccionar la doma y la Alta Escuela: Francisco García Romero, Antonio Moreno, Manuel Méndez, Antonio Diosdado, Luis Ramos Paúl y Manuel Vidrié. Don Álvaro tenía infinitos contactos, trabajaba en la 'cocina'; Alvarito actuaba.

La idea prosperó. En julio de 1986, la Escuela adquiere a la familia De la Riva 35 ejemplares de Pura Raza Española y 19 carruajes de incalculable valor histórico con sus arneses, algunos de ellos construidos en 1730 y que, con el tiempo, conformarían el anexo Museo del Enganche. Era junio de 1987: los miembros del patronato de la Escuela se desplazan a la Zarzuela para proponer a don Juan Carlos la presidencia de honor y la denominación de 'Real' a la institución. Como compensación, el 15 de octubre de ese año los Reyes presiden desde el palco de honor del picadero la exhibición de los actos inaugurales de la ya Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. De manera paralela, el siempre recordado Paco Toro exhibió sus soberbios caballos en tinta y acrílico.

Entretanto, la ciudad funcionaba. El PA de Pacheco gobernaba holgadamente en el hemiciclo municipal, los jerezanos seguían con avidez los avatares de la paisana Lola Flores ante Hacienda, la condena del autor del 'crimen de El Cuco' y se pirraban por la película 'El Lute, camina o revienta', que se exhibía en una de las tres salas con que, por entonces, contaba la ciudad.

Esa tarde del 15 de octubre de 1987 la entrada a Jerez de los Reyes comprendía su paso por la avenida, Cruz Roja y Duque de Abrantes. Un hombre publicó en este periódico una carta de queja al ex jefe de la Policía Municipal, Víctor Comendador. A la mañana siguiente, funcionarios de la Policía se presentaron en su casa para proceder a su detención por orden del juez Núñez Ispa, que alegaba un delito de injurias a la autoridad. En el incidente intervino de inmediato el 'califa verde' y el caso fue archivado. Tampoco faltaron las disputas políticas por el acontecimiento. Los andalucistas acusaron a la Diputación de marginar al gobierno municipal en el acto. A modo de pataleta, Pacheco convocó a sus correligionarios y decidieron no acudir al evento. Finalmente, la intervención de la Casa Real y del presidente de la Diputación, el desaparecido Alfonso Perales, lograron convencerlo. Pacheco estaría junto a los Reyes, pero nadie más de su equipo municipal.

José Manuel Melero Pina era por entonces gerente de la Escuela y dijo que "lo recordaré como un acto brillante, un día histórico para Jerez, que fue incluso emitido por la UHF (segundo canal de Televisión). Estuve en el cargo nueve años y logramos hacer de la Escuela una institución más abierta, para todos los jerezanos, creando paquetes turísticos y otras innovaciones".

Durante una primera etapa, la Escuela se fue desarrollando bajo la gestión personal de su creador. Más tarde, el Ministerio de Información y Turismo decide hacerse cargo de la misma, comprando para ello el Recreo de las Cadenas al Duque de Abrantes. Se lleva a cabo entonces la construcción de un picadero cubierto, obra del arquitecto José Luís Picardo, con capacidad para 1.600 personas y cuadras para 60 caballos.

En el año 1982 el Ministerio entrega la responsabilidad de la gestión de la Escuela a un Patronato, bajo el amparo de la Diputación Provincial de Cádiz, potenciándose de este modo su relanzamiento nacional e internacional. El Patronato firma en 1983 la compra de la Escuela. Su creador y fundador, Álvaro Domecq Romero, obtiene mediante concurso público la plaza de director técnico.

En julio de 2003 el anterior Patronato Real Escuela se transforma en Fundación, obteniendo de esa forma solidez en su personalidad jurídica y pudiendo admitir para su desarrollo aportaciones privadas.

Los años pasaron y la Real Escuela alcanzó fama internacional. Aquella enorme parcela que había servido de plató de películas y había acogido visitas de los más variopintos dirigentes y personajes del mundo entero es ahora el primer referente provincial del turismo y cumple con su vocación didáctica en forma de Universidad para jinetes. Si Julián María Pemartín lo hubiera imaginado...

Salida en 1996, regreso en 2019

La vuelta a la Real Escuela de Don Álvaro o Alvarito, como muchas personas le conocen dentro de la ciudad y sobre todo del mundo del caballo, era esperada en esta institución, forjada y desarrollada por él desde 1973. Desde su salida en 1996, Álvaro Domecq Romero siempre había reconocido públicamente su deseo de volver al Recreo de las Cadenas cada vez que se le preguntaba por ello. Desde la lejanía siempre se ha mantenido al tanto de todo lo que acontecía en dicha institución, cuya línea, tal y como ha confesado más de una vez, no coincidía con su punto de vista. “Cuando yo estaba en la Escuela había cuarenta trabajadores; ahora creo que hay ciento cuarenta”, aludía en 2010 tras preguntársele por la situación financiera de la institución.

En el año 2000, en una entrevista publicada en este Diario el 17 de diciembre, el jinete admitía sobre la posibilidad de volver algún día que: “Hombre, ¿por qué no? Si eso ha sido y es mi vida, he nacido a base de un trabajo agotador. Tenga en cuenta que alquilé una carpa en Jerez que duró diez años; que llegué hasta el extranjero llevando a los caballos de la Escuela a sitios donde no han llegado los demás”.

La misma opinión la expresaba dos años después, tras la celebración de los Juegos Ecuestres Mundiales en Jerez. “Espero que los políticos cambien de manera de pensar, porque yo siempre estaré pendiente de volver”, afirmaba en una entrevista publicada en Diario de Jerez el 3 de noviembre de 2002.

Del mismo modo, siempre ha criticado las directrices que se estaban siguiendo en la Real Escuela desde su salida. “Las tengo escrita en la pared de mi picadero para que no se me olvide. Hay una que dice: En equitación, si hace algo mal, páralo y comienza de nuevo. Yo creo que la Escuela debe reflexionar, ver mi época y verla que hay ahora, y parar, porque hay cosas que no pueden seguir así”, decía en 2002.

En junio de 2019, Álvaro Domecq Romero fue nombrado nuevo patrono de la Fundación Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. El fundador de la Real Escuela ostentaba así un puesto en el Patronato, con funciones de asesoramiento técnico al equipo de jinetes y alumnos que día a día trabajan en el Recreo de las Cadenas, sede de la institución.

En noviembre de ese mismo año, Álvaro Domecq Romero volvía a participar en un evento con los jinetes de la institución, algo que no hacía desde hacía 23 años, durante la participación de ésta en la gala conmemorativa del 40 aniversario de la Escola Portuguesa de Arte Ecuestre, celebrada en la plaza de toros de la localidad de Campo Pequeno de Lisboa ante 6.000 personas. Álvaro Domecq fue recibido con la mayor ovación de toda la tarde, un detalle más del cariño y respeto que al exrejoneador jerezano se le profesa tanto dentro como fuera de España en lo que concierne al mundo del caballo.

Homenaje y picadero de la Real Escuela con su nombre

En mayo de 2021, Álvaro Domecq recibía el homenaje del mundo ecuestre local, andaluz e internacional. El picadero de la Real Escuela era bautizado su nombre desde poco antes de las doce del mediodía después de que el jinete, ganadero y rejoneador descubriera las banderas de Andalucía y Jerez que cubrían los azulejos blancos y azules creados por la artista portuense Pepita Lena. Fue en el acceso principal del picadero, con la escolta de dos caballos enjaezados al estilo de la Real Escuela y otros ocho, con jinetes y amazonas a la grupa, a la usanza de la añorada Feria del Caballo.

Allí estuvieron artistas del toreo de la talla de Rafael Paula y Curro Romero, dos faraones de la tauromaquia a los que ha caracterizado el desempeño de sus habilidades con un arte del que Álvaro Domecq, a lomos de los mejores corceles, ha sido embajador a lo largo de los años.

Junto a su esposa, Maribel Domecq Ibarra, y su familia, 'Álvarito´, como siempre fue conocido para distinguirle de su insigne padre, contó con todo el acompañamiento de la Real Escuela del Arte Ecuestre a la que él diera forma primigeniamente con el espectáculo 'Cómo bailan los caballos andaluces' que dedicara a los Reyes de España Don Juan Carlos y Doña Sofía bajo una carpa en el parque González Hontoria e los años 70 del pasado siglo.

Hasta 400 invitaciones se cursaron para este acontecimiento. Entre los asistentes, 'Los del Río', el guitarrista y compositor Paco Cepero acompañado de su esposa, el ganadero y rejoneador Fermín Bohórquez, el ex ministro y comisario europeo Miguel Arias Cañete, una amplia representación de la Federación Española de Hípica, así como de instituciones ligadas desde hace años a la cría caballar como la Yeguada Militar de Jerez, representada por los tenientes coroneles Gómez Pascual y Vázquez Cortejoso, sin olvidar a responsables de las escuadras de caballería del Cuerpo Nacional de Policía.

Jorge Ramos, máximo responsable de la Real Escuela, tuvo a su cargo las palabras de agradecimiento de la institución al hombre, “al caballero”, del que todo partió. Especialmente presente estuvo en todo momento todo el equipo técnico de la institución del Recreo de las Cadenas con dos referentes como Ignacio Rambla y Rafael Soto al frente.

Ni que decir tiene que Álvaro Domecq, que a lo largo de los años ha vivido todo tipo de vicisitudes en la institución, se mostró emocionado y agradecido por un acto que el año anterior tuvo que ser suspendido por el confinamiento que acompañó a la pandemia del Covid. Se preparó para que coincidiera con su 80 cumpleaños, pero al final se hizo cuando ya tiene los 81 cumplidos. Bien está lo que bien acaba.

Tras el descubrimiento del azulejo se procedió a ofrecer a los asistentes un resumen de los mejores números de la Real Escuela desde su fundación en el cual tomó parte el propio Álvaro Domecq.

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