Los poderes del presidente del vino

El nuevo presidente del Consejo Regulador del vino, Antonio Fernández, se ha puesto las pilas para llegar al pleno de toma de posesión, el próximo 10 de noviembre, con los deberes hechos en su pretensión de buscar el máximo consenso posible para el plan de trabajo que presentará en su investidura.

En la ronda de contactos iniciada con las organizaciones y vocales independientes representados en el pleno de la institución del vino, al ex consejero del Gobierno andaluz ya sólo le queda sentarse con la patronal bodeguera Fedejerez, la primera con la que quiso entrevistarse pero que solicitó un aplazamiento para resolver sus problemas internos (v. Diario de Jerez, miércoles 23 de octubre).

Mientras la patronal bodeguera aclara su futuro -asunto en el que el resto del sector prefiere no entrar, aunque todos confían en que se resuelva pronto y con acierto para afrontar los graves problemas que atraviesa el Marco-, y tras presentar sus credenciales el martes a los viñistas independientes de Asevi-Asaja y a Garvey, el nuevo presidente prosiguió ayer la ronda con los vocales de las cooperativas, tanto los de la asociación Aecovi como con los independientes de Trebujena y Virgen de la Caridad (Sanlúcar).

Receloso de desvelar aún las líneas de trabajo y los objetivos que se marca para los cuatro años que comprende la legislatura para la que ha sido designado, Fernández se muestra satisfecho por el desarrollo de los encuentros y la receptividad de las organizaciones sectoriales y vocales independientes, si bien le queda un hueso duro de roer, pues las bodegas federadas fueron las únicas que no votaron a favor de su candidatura a presidente del vino.

En el nuevo escenario que depararon las urnas, y por el que se devuelve la paridad al Consejo en detrimento de la mayoría que ostentaba en las últimas legislaturas la patronal bodeguera, Fernández tendrá que hilar muy fino para, en caso de no lograr el apoyo unánime, como sería deseable, si contar al menos con un respaldo mayoritario para sacar adelante sus propuestas. No hay que olvidar que la votación entre los dos candidatos a presidente propuestos en el pleno de constitución se saldó a favor del ex consejero por un solo voto de diferencia (10 frente a los nueve que logró Evaristo Babé) por la ausencia, debido a un malentendido, de uno de los vocales de Fedejerez.

"Las reuniones han ido bastante bien y, en líneas generales, todos están de acuerdo con el planteamiento", señala el ex consejero y todavía diputado socialista, quien a pesar de que la presidencia del vino no exige dedicación total y de las condiciones económicas menos favorables del puesto -el sueldo de presidente, como otros muchos dentro del Consejo Regulador, también se recortó la pasada legislatura dentro del plan de integración/ahorro impulsado por las bodegas en las instituciones del vino y el brandy- reiteró ayer que "lo dejo todo" para volcarse en su nueva ocupación, es decir, que "pondré mi patrimonio -en alusión al acta de diputado y su afiliación política al PSOE- a disposición del Consejo Regulador" en el pleno de toma de posesión.

Algunos de los vocales con los que ya ha mantenido una primera toma de contacto el nuevo presidente confirman que los objetivos que plantea son alcanzables, al tiempo que se muestran sorprendidos por la disciplina que se ha impuesto Fernández desde que salió elegido para, en apenas un mes, haberse puesto al día en los problemas que afectan al Marco.

De entrada, la designación de Fernández ha apaciguado los ánimos de los pequeños viticultores, el frente común integrado por la plataforma de defensa de la viña (Pladevi), Coag y Trebujena que acabó la legislatura con movilizaciones, y que ahora parece haber dado un margen de confianza al nuevo presidente para ver si es capaz de encajar sus reivindicaciones con los intereses de la mayoría del sector, representado por las otras tres organizaciones que se sientan en el pleno -Asevi, Aecovi y Fedejerez-.

El pleno de toma de posesión despejará muchas dudas, aunque hay margen de maniobra.