Hace años que España sufre el fenómeno conocido como 'fuga de cerebros'. Miles de jóvenes abandonan su tierra natal ante la falta de empleo y la precariedad laboral. Esta situación afecta especialmente a Jerez, una de las ciudades con mayor índice de paro de toda la geografía española. Hoy día es raro no conocer a alguien que haya tenido que irse a trabajar al extranjero, una situación que se ha convertido en nuestro pan de cada día. Se marchan con licenciaturas, grados, másteres, títulos de idiomas y muchas, muchas horas de prácticas a sus espaldas esperando desembarcar en un país donde valoren sus capacidades profesionales y, sobre todo, donde reciban por ellas lo que se merecen: un sueldo digno que les permita costearse la vida, algo muy difícil de encontrar en España. Pero estos jóvenes, además de irse de Jerez con formación y ganas de trabajar de sobra, se marchan acompañados de un sentimiento de resignación por tener que dejar su hogar sin tener elección. Aún quedan, sin embargo, algunos jóvenes que no abandonan su deseo de encontrar trabajo en Jerez. Cristian Mateos, Beatriz Isabel Roca, Blanca Rodríguez y Verónica Moreno pueden decir con orgullo que lo han conseguido. Se sienten afortunados de poder crecer profesionalmente 'en' y 'para' su ciudad natal, de la que creen que es un lugar perfecto para vivir por sus buenas condiciones climatológicas, su cultura, su localización geográfica, y, por supuesto, porque es donde viven su familia y amigos. Ellos, a diferencia de la mayoría, han podido elegir entre irse o quedarse, y su respuesta sigue siendo firme: "Yo me quedo".