Donde las etiquetas se miran
El Rebusco
Sugeridas y evocadas
Creaciones de los artistas gráficos
La historia de las artes gráficas en Jerez está aún por hacer, una investigación a fondo a la espera de algún inquieto historiador local. Esta importante actividad industrial estuvo sostenida, básicamente, por las bodegas.
En Rebuscos anteriores hemos dedicado nuestra atención a algunas de aquellas imprentas y litografías que marcaron un antes y un después en el proceso de innovación técnica y artística en el ambito local, como también a los empresarios que las hicieron posible.
Entre las primeras habría que mencionar Litografía Jerezana, Litografía Hurtado, Gráficas Andaluzas, Jerez Industrial, Proyectos Gráficos Mamelón, Gráficas Orla, etc; y entre los segundos los nombres de Manuel, Miguel y Francisco Salido La Cal, Antonio Salido Paz, Manuel Hurtado de Mendoza o Manuel Olías, entre otros.
Jerez contó, ya a finales del XIX, con una Sociedad de Artes Gráficas. Dos de sus asociados fueron comisionados a la Exposición Universal de París de 1900.
Los elegidos fueron José Téllez Fernández y Miguel Ruiz del Castillo, quienes prestaron especial atención al pabellón de maquinaria de Tipografía y Litografia.
Incluso la revista gráfica Nuevo Mundo, en su número del 29 de julio de 1913, publicó un amplio reportaje sobre Litografía Jerezana, cuyo director-gerente era en aquel tiempo Manuel Olías: “Por varios y muy diversos motivos, la Litografía Jerezana no tiene rival en España tanto en lo que hace relación al complicado y extenso cuerpo de máquinas precisas en una de las industrias más costosas que se conocen como por aquello que respecta a la organización interior de unos grandes talleres...”.
Esta empresa litográfica estuvo emplazada en dos naves enormes, una de 1.100 metros y otra de 1.400 metros cuadrados, que albergaban más de cuarenta máquinas diversas, entre ellas la mágnífica Roto Calco Voirin.
Ephemera
El etiquetado demandado por las bodegas de la zona para embellecer sus botellas de vinos y brandies alcanzó su apogeo en el periodo comprendido entre la España de la Restauración y la Segunda República. Su producción dio trabajo a un buen número de trabajadores, muchos de ellos especializados en estas labores que requerian habilidades creativas y técnicas.
Al ser tenidas por humildes ‘testigos’ de aquel periodo, las etiquetas han sido incluidas y clasificadas por la archivística y biblioteconomía bajo el epígrafe de ephemera.
En ellas han tenido representación tanto hechos históricos como sus protagonistas, reflejando la mentalidad imperante en este universo iconográfico de soporte tan delicado
Como dice la historiadora sanluqueña Ana Gómez: “Este conjunto publicitario aporta nuevos valores, sobre todo en lo que respecta a su importancia documental como testimonio histórico”.
El que fuera directivo de Jerez Industrial, Juan L. Repeto Prieto, decía esto de su empresa en su libro inconcluso sobre la industria gráfica jerezana. Estamos a mediados de los años `40 del pasado siglo: “Como jefe de dibujo estaba don Gregorio Montero Moreno, que tenía a su cargo a varios aprendices. Éstos eran Manuel del Valle Jurado, Manuel del Valle Cortés, José Franco Ortega, José Castillo, José Antonio Gómez Ávila, José María Gorozpe Aurezabalieta, Rafael Virués de Segovia, José Ramón Fernández Lira, Sebastián Moya González y Pérez Salguero”.
En ese listado destaca de forma especial a Don Manuel Muñoz Cebrián.
Muchos de ellos serían renombrados diseñadores de etiquetas.
Sugeridas y evocadas
Para la ocasión hemos seleccionado ocho etiquetas y sus correspondientes ilustraciones en las que los artistas gráficos se han inspirado, adaptándolas o versionándolas según sus criterios o el de los propietarios de las bodegas.
En el Centro de Documentación del Flamenco he podido localizar el dibujo del famoso ilustrador francés Georges Scott (1873-1943): Gitane de Seville.
Scott, colaborador habitual de la revista francesa L´Illustration, pintó este bello rostro de joven andaluza en el entorno de un exuberante jardín sevillano con naranjos.
La obra fue publicada en el número de diciembre de 1905.
Esta imagen sería utilizada en la etiqueta del aperitivo Auranquina, de las bodegas sanluqueñas de Enrique Moreno.
Hasta la fecha nadie se había percatado que el creativo gráfico anónimo de la Litografía Jerezana, donde fue impresa la etiqueta, se había inspirado en la mecionada creación de Scott.
Siguiendo esta relación podemos mencionar a Juan Herrador Granero, diseñador gráfico, pintor y profesor de la Escuela de Arte de Jerez, actualmente jubilado.
Para el vino quinado Santa Teresa, de las Bodegas Sancho, de El Puerto de Santa María, tomaría como modelo el retrato que de la santa hizo el artista Fernando Álvarez Sotomayor entre 1920 y 1930.
Las firmas vinculadas de Bobadilla y Manuel Fernández tomaron el grabado del jerezano Juan Comba García (1852-1924), aparecido el 22 de abril de 1882 en La Ilustración Española y Americana, para su Anís del Andaluz.
El dibujo representa a tipos andaluces, ‘gente de calesa’, durante la Feria de Sevilla.
Por su parte, la firma vinatera José Leña Rendón elegiría a uno de los monaguillos de la pintura Los chicos del coro, obra de finales del XIX del pintor jerezano, José Gallegos Arnosa (1857-1917).
El famoso novelista canario Benito Pérez Galdós (1843-1920) prestaría su rostro para anunciar el Coñac Jerezano de la compañía Manuel Guerrero; este destilado era importado en exclusividad a Montevideo por Martins y Cía.
Y uno de los héroes de la Guerra de Cuba, el general de brigada Fidel Alonso Santocildes (1844-1895), conocido como el ‘héroe de Peralejo’, fue homenajeado por las bodegas de Alberto Romero y Cia. El retrato, propiedad de la familia, sirvió para tal fin.
La reciente localización de la foto de una modelo vestida a la andaluza, de principios del siglo XX, nos lleva a relacionarla con la que aparece en la etiqueta La serranita, de las bodegas de Alfonso Pérez.
Finalizamos con la bella joven vendimiadora pintada por el artista austriaco H. Rodek. Aunque hay diferencias entre el original y la reproducción, algo más recatada, de C. del Pino y Cía., las similitudes son más que evidentes.
No lo olvidemos; las etiquetas nos cuentan historias, solo hay que saber mirarlas.
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