Jerez, tiempos pasadosHistorias, curiosidades, recuerdos y anécdotas

La vieja costumbre de teatro sacro en la Cuaresma jerezana

  • Programa de una representación de la Pasión y Muerte de Jesús, por la Cia. Vergara-Calvet, en el Teatro Eslava, en la Cuaresma del año 1918.

Existió en Jerez, y en toda España, en tiempos pasados, una antigua costumbre de representar teatro sacro, inspirado en la pasión y muerte de Cristo, en los días de Cuaresma que antecedían a la celebración de los oficios y procesiones de la Semana Santa. Así ocurría en los teatros jerezanos de finales del siglo XIX y principios del XX, de lo que tengamos noticias al menos. Y puede que, incluso mucho antes, en los viejos corrales de comedias de nuestra ciudad.

En estos tiempos, desde hace medio siglo más o menos, esa costumbre ha desaparecido, al menos en Jerez, ya que no tenemos constancia de funciones de ese argumento dramático al que tan aficionados eran nuestros antepasados. Lo mismo que, en fechas cercanas al día de los difuntos se reponía, un año y otro, siguiendo una antigua tradición teatral, el drama de Zorrilla, "Don Juan Tenorio", con las correrías amorosas del llamado burlador de Sevilla.

Tanto el Teatro Principal de la calle Mesones, como el Teatro Eslava, junto a la Alameda Vieja, entrando por la plaza Monti, acostumbraban a traer compañías dramáticas que ofrecían, con toda verosimilitud y toda clase de detalles, aquellas representaciones sacras. Incluso en Villamarta, hasta los años cuarenta y tantos, aproximadamente, se ofrecían esta clase de funciones, muy propias de estas vísperas de la semana mayor; mucho antes de que se iniciase la celebración del ya tradicional Pregón de Semana Santa, el cual, en cierto modo, vino a sustituir la casi anual y obsoleta representación teatral de la Pasión.

Nosotros recordamos que las últimas compañías dramáticas que ofrecieron tales representaciones, en el Villamarta, serían las del gran Enrique Rambal, con toda clase de espectaculares efectos escénicos y movimiento de figurantes; y la de Luis B. Arroyo, de iguales o parecidas características. Manejando ambas, en dichos casos, gran cantidad de extras, que solían contratar a pie de teatro, en las vísperas de cada función, repetidas a veces, durante varias noches.

Para la escenificación de la pasión y muerte de Jesús, además se solía llevar al teatro a un cantaor de saetas, que hacía oír su voz en la calle de la Amargura, cantando varias saetas, dos o tres al menos. Y ese es el caso de la función que vamos a comentar hoy, celebrada el día 8 de marzo de 1918, en el viejo y hace muchos años desaparecido Teatro Eslava, explotado entonces por la empresa "La Promotora del Arte S. A.", llevada a cabo por la prestigiosa compañía cómico-dramática Vergara-Calvet, en su tournée de Cuaresma, con libreto en prosa y verso de Benjamín Merchán y el propio primer actor de la compañía, Enrique Calvet, que tenía a su cargo la figura de Jesús, mientras que su partenaire, la señora Vergara, hacía de Virgen María.

El espectáculo teatral, titulado "Christus, Pasión y Muerte de Jesús", previamente "aprobado por la censura eclesiástica", se dividía en dieciséis cuadros que iban desde las fechas anteriores a la entrada en Jerusalén, hasta la gloriosa resurrección de Jesucristo, incluyendo la traición y suicidio de Judas, Jesús ante Herodes, la crucifixión y demás escenas pasionales, con todo lujo de detalles, buscando emocionar con el máximo verismo a los espectadores que solían llenar el coliseo. Y entre los figurantes se incluían toda clase de personajes, como ángeles, apóstoles, diablillos, lictores, sayones, hebreos, soldados romanos, sacerdotes, senadores, mujeres, hombres y niños del pueblo; no faltando una banda militar de clarines y trompas y otras bandas de tambores, entre ellas la del viejo Hospicio de Jerez, hasta rizar el rizo con "centuriones a caballo", sobre el mismísimo escenario.

Y en una nota del programa, se dice: "En la calle de la Amargura cantará saetas la aplaudida artista jerezana Luisita Requejo", apareciendo finalmente otra curiosa nota que decía "Aunque llueva no se suspende la función". Luisita Requejo, fue una de las más grandes cantaoras y saeteras que tuvo nuestra ciudad a principios del pasado siglo; destacando sobre todo por sus delicadas y dulces saetas; razón ésta por la que la solían contratar, cada año, para que cantase en esta clase de espectáculos de índole religiosa y como un atractivo más para los asistentes al mismo que conocían a la popular y "aplaudida artista jerezana", imprescindible cada Cuaresma, en esta clase de funciones pasionales; las cuales - al haberse perdido esta antigua tradición teatral española - ya no se acostumbran a celebrar, desde hace más o menos medio siglo, en el teatro de Jerez.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios