Motociclismo | Mundial de MotoGP

Jerez y MotoGP dan una gran lección

  • Plantando cara a la pandemia y, aunque sin público, el Mundial ha vuelto a 'andar' en Andalucía

  • La historia reflejará que el trazado jerezano superó su mayor prueba de fuego, por partida doble

  • La caída de Márquez, reflejo rebelde del deporte que saca lo mejor de sí contra el maldito virus

Los pilotos de MotoGP posan con mascarilla la pasada semana en el Circuito de Jerez-Ángel Nieto antes de comenzar antes del Gran Premio de España.

Los pilotos de MotoGP posan con mascarilla la pasada semana en el Circuito de Jerez-Ángel Nieto antes de comenzar antes del Gran Premio de España. / Álvaro Rivero / Circuito de Jerez

El motor del planeta se detuvo en marzo de 2020 por una apocalíptica pandemia y, cuatro largos meses después, los mejores pilotos del globo terráqueo abandonaron el confinamiento para competir nuevamente a más de 300 kilómetros por hora en el Circuito de Jerez. Así lo recordará la historia. Esa es la gran lección que el trazado andaluz y MotoGP han dado al mundo entero durante dos intensas semanas de julio, haciéndole frente a un espantoso virus que pretende noquear nuestras vidas.

La normalidad queda aún muy lejos, pero era esencial que la rueda volviese a girar. Después de innumerables y devastadores dramas humanos, sanitarios y económicos, casi todo se ha vuelto secundario o irrelevante, priman las distancias de seguridad, las mascarillas o el miedo escénico. Tiene su lógica, el Covid-19 golpea a diestro y siniestro. Por ello, a nadie ha sorprendido que como castillos de naipes se suspendieran los Juegos Olímpicos de Tokyo o la Eurocopa de fútbol, pero mira por donde el Mundial de Motociclismo ha logrado recuperar su actividad gracias, entre otros héroes invisibles, al empecinamiento de Carmelo Ezpeleta, máximo responsable de la empresa Dorna, gestora del Campeonato, que lo tuvo muy claro al decidir que Jerez sería sede de los dos primeros grandes premios de MotoGP para una corta temporada con solo 13 carreras, siete de ellas en suelo español. ¿Se imaginan el esfuerzo descomunal que ha supuesto desplazar a 1.300 personas desde diversos continentes hasta Andalucía con todas las medidas exigidas? Pues todavía hay austericidas que andan buscando el fallo, o el renglón torcido para criticar. Por no hablar de los diablos que organizan carreras en las calles de la ciudad, o los que hacen comparaciones odiosas con los 34 años anteriores de lleno hasta la bandera en Circuito, bares y hoteles… ¿Nos hemos vuelto más locos de lo que estábamos?

Si fuese por algunos 'abolicionistas' de todo lo que se mueve, o los muchos que juegan a 'inspector Gadget', o por esos clásicos envidiosos recalcitrantes, volveríamos a las cavernas, mientras el populismo se instala cómodamente en rascacielos y plantas nobles del poder, basando su única aportación u 'oferta' liberadora de angustias a un Telediario de títeres, fútbol para desayuno, merienda y cena, o un Sálvame 24h como 'antidepresivo' de uso generalizado. Ya sabemos que hay múltiples ideas o remedios 'milagrosos', hasta para regalar, pero la realidad es muy tozuda y, en lugar de sermones o monólogos, aquellos iluminados que sean capaces de aportar una tabla de salvación o un nuevo modelo productivo, ya están tardando en ponerlo encima de la mesa. No es tarea fácil, porque mientras llegan vacunas o medicamentos más eficaces, lo único cierto a día de hoy es que debemos convivir con este virus para salir adelante, asumiendo en todo momento grandes dificultades e imponderables. Y eso es lo que está haciendo MotoGP con la mejor intención, un campeonato del que dependen muchas empresas, miles de puestos de trabajo y, en última instancia, millones de aficionados que siguen con entusiasmo a sus ídolos, sin que los cascos o las dichosas mascarillas les impidan reconocerlos a leguas…

No vamos a negarlo, es incontrovertible que sin público el circuito ha ofrecido una imagen inédita, triste, sí. Pero es innegable también que esos 1.300 'privilegiados' que accedieron al trazado han llevado hasta nuestras casas por televisión un espectáculo mayúsculo. Pilotos, organización, comisarios de pista, mantenimiento, sanitarios, cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y un largo etcétera, que incluye hasta al apuntador, se han dejado literalmente la piel en estos dos históricos GP de España y Andalucía. ¿Gran Premio de interés nacional? Por qué no. Este país tiene una deuda histórica con el Circuito de Jerez, que ojalá algún día los políticos oigan desde la cocina. Con 41º de temperatura ambiente y casi 60º en el asfalto que permitían freír un huevo, ahí han estado los héroes acelerados dando el callo, superando con 'cum laude' dos pruebas de fuego. Basta la terrible caída del inimitable Marc Márquez como reflejo rebelde de un gran deporte que saca lo mejor de sí contra el asqueroso virus que nos amarga.

Una excelente frase del escritor Eduardo Galeano recupera su vigencia en esta difícil etapa que nos ha tocado vivir: "Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias". En esta ocasión, sin que sirva de precedente, culminaré este artículo relatando también la mía propia. Siendo ya un anacoreta de manual, en marzo me volví 'íhikikomori' confeso con la declaración del estado de alarma. Por higiene mental y prescripción auto facultativa, decidí 'tirar el lápiz' y confinar mi cerebro. Me prometí no volver a 'juntar letras' hasta que el coronavirus abandonase la faz de la tierra. Pero a la vista de los acontecimientos vividos estos días, me he sentido en la obligación de volver a usar el 'sacapuntas' como alabanza al descomunal trabajo desarrollado a sus 74 años por el incombustible Carmelo Ezpeleta, junto al Ayuntamiento de Jerez y la Junta de Andalucía, para reflotar al Mundial de Motociclismo desde el sur de España. Todo un hito que se debe aplaudir, para no perder las buenas costumbres, en lugar de poner palos a la rueda.

Ya lo dejó claro el poeta americano Robert Frost con una de sus memorables sentencias: "En tres palabras puedo resumir todo lo que he aprendido acerca de la vida: que sigue adelante". Y MotoGP lo ha vuelto a demostrar en Jerez por partida doble. Lo 'bailao', ya ni el bicho nos lo quita…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue editor jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como jefe de prensa del Circuito de Jerez.

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