“En un cementerio no hay vida, pero hay historia y hay memoria”. No todos los días se puede contar con un testimonio como el de Rafael Gómez Ojeda, antiguo alcalde de El Puerto e hijo de represaliado de la guerra civil, para recordar este trágico episodio de la historia de España en un lugar de memoria de las víctimas republicanas de la represión: el monolito y la lápida que se conservan en el Cementerio Municipal, donde están los nombres de los fallecidos en los primeros meses del golpe militar.
En el cementerio existen varios hitos que recuerdan a las víctimas de la represión, una serie de lugares que pudieron conocer los tres grupos de estudiantes de 4º de ESO del IES Antonio de la Torre, que visitaron el recinto, donde están también las tumbas de algunos falangistas caídos durante la contienda.
Los estudiantes retomaron con la visita al cementerio las actividades extraescolares incluidas en la oferta educativa, que han estado en suspenso durante estos largos meses de pandemia y que poco a poco comienzan a recuperar. En esta ocasión la actividad estuvo a cargo del Departamento de Historia del Instituto, cuya responsable María Jesús Ramírez, se interesó por las prospecciones que se están realizando en el cementerio para buscar la fosa donde fueron enterrados los fusilados procedentes del Penal, unos trabajos que están a cargo de la arqueóloga María José Gámez.
El departamento de Historia de este centro público de enseñanza viene trabajando desde hace tiempo con el Foro por la Memoria, participando en actividades en el antiguo Penal (Monasterio de la Victoria), conferencias o exposiciones. Un total de 75 alumnos fueron entrando en grupos de 25 en el recinto funerario portuense, donde los responsables del Foro por la Memoria, el presidente Rafael Gómez Ojeda y la vicepresidenta Pilar Peruyera les fueron explicando el significado de algunas de las instalaciones existentes, como el mural dedicada a las mujeres o la tapia donde se fusilaba a los presos políticos, de donde emergen las facciones de algunos rostros en un alegato contra el olvido.
Los profesores están convencidos del importante papel de este tipo de iniciativas como refuerzo a las clases de Historia propiamente dichas: “Esto es muy instructivo, es la mejor forma de enseñar, viendo a los protagonistas y a sus familiares. Es lo que más llega al corazón: se aprende por las emociones más que por los libros y por internet”.
Los participantes concluyeron la visita en el terreno donde se están realizando las prospecciones y sondeos para buscar los restos de los represaliados.
En dicho lugar, la arqueóloga a cargo de la excavación, con amplia experiencia en fosas de la guerra civil, explicó la metodología que siguen en los trabajos, sufragados por la Diputación Provincial, y las causas por las que podían ser víctimas de represión las personas que fueron inhumadas en este tipo de enterramientos colectivos.
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