Programación Guía de la Feria de Jerez 2024

Provincia de Cádiz

Mucho más que una profesión

No son precisamente pocos los tópicos relacionados con los Bomberos: hombres altos y fuertes vestidos de amarillo que apagan incendios y sacan a personas de entre las llamas de forma épica. El cine y la televisión tienen su parte de culpa. Pero unos minutos de película no son suficientes para reflejar el verdadero significado de una profesión tan conocida como, a la vez, desconocida. Para conocerla, hay que vivirla.

El Consorcio de Bomberos de la provincia tiene un grupo especializado en rescate en montaña, que cada semana hace simulacros en diferentes puntos de la sierra como método de entrenamiento. El conjunto nació oficialmente en 2003, aunque llevaba haciendo este tipo de salvamento desde mucho antes, ya que la mayoría de sus componentes pertenecen a parques de zonas cercanas, principalmente de Ubrique.

Actualmente esta especialidad sólo cuenta con diez integrantes. Puede parecer un número reducido, y más teniendo en cuenta la complejidad que tiene un rescate en plena sierra, pero ellos se bastan solos. Están perfectamente formados en cuestiones de espeleología y escalada y conocen la montaña como la palma de su mano.

Carlos Chacón -jefe de grupo-, es quien dirige el simulacro de rescate, situado esta vez en la cima de Villaluenga. Antes de empezar, se acondiciona la zona y se coloca a la "víctima" en el lugar del accidente, un muñeco vestido de neopreno con un balón de fútbol por cabeza que, haciendo descenso de cañones, cayó y se fracturó una pierna. Una vez que está todo listo, comienza la acción.

Se debe proceder con cautela porque siempre prima la seguridad. Tres forman el llamado equipo en punta que baja a por el accidentado. El primero que desciende es quien monta la instalación; el siguiente transporta un botiquín para asistir a la víctima; el tercero lleva la camilla en la que se inmoviliza al herido para subirlo más tarde mediante una polea. La cuerda puede parecer fina y poco resistente, algo que suele asustar a los rescatados, pero aguanta sin problema un peso de hasta 2.000 kilos.

Una vez que la camilla está arriba, se lleva hasta el lugar donde espera la ambulancia o el helicóptero, en los casos más graves. Una operación de salvamento en la serranía es un proceso muy lento. El rescate de más duración que se recuerda se prolongó durante 18 horas, y es que la realidad es muy distinta de los entrenamientos.

Normalmente, se desconoce el paradero exacto del montañero y hay que buscarlo antes de empezar a preparar el entramado de cuerdas y poleas para poder ayudarlo. La persona afectada tiene que permanecer lo más inmóvil posible por precaución por lo que hay que transportarla con suavidad. "Cada rescate es un mundo", afirma Juan José Gómez, miembro del grupo.

En los últimos diez años se han registrado 187 personas rescatadas en un total de 122 intervenciones. La mayor parte de los lesionados son personas cuya forma física está por debajo del nivel que requiere la actividad que realizan y/o que desconocen la zona y terminan perdiéndose al verse desorientados cuando anochece. La reciente popularización de las actividades en la sierra, hace que los viajeros la tomen como una especie de parque temático y cometan imprudencias que ponen en peligro su vida y la de los que acuden en su ayuda.

Hablando de este tema con ellos, se aprecia a simple vista que hacen lo que hacen por pura vocación, no por dinero. De hecho, no cobran ningún sobresueldo por estar especializados, "ni falta que nos hace", apunta uno de ellos. Comentan que la sensación que produce salvar una vida y la mirada de alivio y gratitud de esa persona herida cuando les ve llegar "no tiene precio". Por algo, Carlos Chacón afirma que "la profesión de bombero es la última profesión romántica".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios