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El Charco Dulce, por Begoña García, no hay quinto malo
Tribuna libre
YA lo dicen los taurinos: “no hay quinto malo”, y quitando el artículo determinado, masculino singular El; el resto del nombre de este libro ‘Charco Dulce’, podría ser el de un buen toro de lidia, de esos de ‘El Romero’ – de García Fernández-Palacios – como el de aquellos astados que tomaron el suyo de un toponímico o gentilicio, que ya lo había hecho, por ejemplo ‘Islero’ de Miura, que malogró a Manolete en Linares - pero no; es el título de la quinta obra literaria, amable - aunque no exenta de peligro- mas con nobleza, de Begoña García González-Gordon. Lo que ocurre, es que lo ha lidiado – léase escrito- en quinto lugar. Y por ello y por la vinculación por su familia paterna a la fiesta, me ha brindado el comentárselos a modo de crónica taurina.
Me gustaría tener la habilidad y gracia de ‘Don Naide’, aquel cronista jerezano de los años cincuenta del siglo pasado, tras cuya pluma se encontraba el poeta y editor Vicente Fernández de Bobadilla, que alrededor de alguno de sus descendientes - obra y recuerdos - está ‘El Búho’, el grupo literario- con el perfecto número de las musas- a quien está dedicado el libro. Y trataré, desde mi privilegiado asiento, Tendido 1, del albero de la Bodega por excelencia, de suplir con intención y afecto mis carencias. Porque lo que importa es decir que este “quinteño” de García-González, tiene trapío, es colorao y bonito de figura. Pues, juncal es la foto de la biografiada, que luce la portada, de una cuidada edición de Espuela de Plata. Como fino el espíritu y actitud ante la vida, que la protagonista de la historia demuestra, ya en el numeroso grupo familiar de la contraportada que la autora le dedica, abierta y sincera se muestra su mirada ante la cámara de época, que como se lee – en el interior- fue siempre en sus relaciones y decisiones de su ajetreada vida; destacándose así - en color- del blanco y negro o sepia que le habría deparado atenerse al entorno.
La artista, Begoña –pues además de periodista es pintora- está en el mejor momento de su trayectoria. Conoce los terrenos de sus próximos y sabe citar, templar y mandar– y atender con dulzura- a sus prójimos. Tiene un excelente apoderado, de Lebrija él. Y cientos de amigos como comprobamos por el lleno hasta la bandera.
De sobresaliente: Carmen Oteo, amiga y letrada; tanto de lo segundo como de lo primero, que estuvo en su intervención –que nos supo a poco- a un tiempo rigurosa y generosa – con sus trastos, pluma y micrófono- haciendo un alegato a la amistad y una sentida semblanza de la capacidad y aptitudes de su compañera de letras. Con quien tuvo también en común, espacio en este Diario y tiene empeños literarios.
En barrera, vimos caras conocidas del mundo de las letras y las artes, como José Mateos, Raúl Pizarro y Dacia González-Gordon, Jaime González-Gordon y Mauricio González-Gordon, Beltran Domecq y Evaristo Babé, del mundo del Vino y del Brandy. Y a todos nos fue dispensado – en el palco de la casa bodeguera- unas copas de sus mejores vinos y refrigerio de su catering La ‘Buganvilla’.
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