Diario de las artes

Dobles juegos de identidad

ENTRE los artistas andaluces que, en la década de los setenta, se encontraban dando los pasos definitivos para sacudirse los estigmas de lo provincial y acceder a segmentos de mayor significación, Chema Cobo se posicionada en un estamento de infinita consideración, junto con los mejores artistas españoles, aquellos que iban a constituir, desde entonces, lo más selecto de un "club" artístico que sería una de las parcelas de madurez que tras pasaría el calendario de la nueva centuria y asumiría las seguras posiciones de un arte español de referencia y con vocación internacional. Chema Cobo, además, fue uno de los artistas que se encontraba presente en el famoso cuadro de Guillermo Pérez Valencia "Grupo de personas en un atrio o alegoría del arte y de la vida", lo que constata que, en aquellos años mitad de los setenta, ya estaba inmerso en los horizontes del arte más interesante de una España que se quería abrir a nuevos tiempos, sociales y artísticos. Ha formado parte de la Nueva Figuración, aquella que tanto y tan bien jugó en Madrid en aquellos años y, al mismo tiempo, constituye uno de los tres puntales que forma ese triunvirato artístico, Guillermo Pérez Villalta, Antonio Rojas y el propio Chema Cobo, salido y aventado en Tarifa - nunca mejor dicho por aquello de los vientos - y que han dejado constancia absoluta de unos planteamientos llenos de trascendencia y particularidad creativa, constituyendo no el centro de interés cultural de la zona, además del levante y del recuerdo legendario de Guzmán el Bueno.

La exposición que ocupa el claustro del Palacio Provincial, que ya sabe de lo historia artística de Chema Cobo, nos adentra en varias de las ideas artísticas del pintor de Tarifa, aquellas que han sido constantes en sus obras y que plantean desarrollos estéticos, también, sempiterno en los trabajos del artistas. El doble sentido representativo, la búsqueda de una identidad, la figura del joker, los agujeros, esquivos, inquietantes e inestables, son algunos de los conceptos que nos vuelve a conducir por la obra de un artista que ofrece un lenguaje personal y que establece muchas distancias, conceptuales, estéticas y formales en una obra que es tremendamente particular, única e intransferible.

Estamos ante una exposición que recoge obras de un espacio cronológico amplio, cuarenta años de un ejercicio esclarecedor, con la idea dominando sobre los propios gestos pictóricos. Imágenes que transcriben una realidad dual, donde la mirada traspasa los límites del soporte para volver hacia atrás. Todos cuantos registros han tenido lugar en la pintura de Chema Cobo se ponen de manifiesto para componer un conjunto expositivo compacto, lleno de intensidad creativa como responde a una de las obras más personales y serias ddl panorama artístico español de las últimas décadas. La enigmática figura del joker, con su controvertida existencia de voluble naturaleza, con su inestable protagonismo en un espacio identificativo que genera impresiones significativas; un elemento en el discurrir del artista y que ha llegado a convertirse en verdadero icono de su obra hasta conseguir haber alcanzado un relato nominativo que los identifica. El juego dual que desdobla la realidad y tergiversa el sentido aparente de lo real y de su sistema interpretativo y, así, toda su emblemática iconografía que termina con los aparente géneros, holes, unos apasionantes desarrollos conceptuales que sirven al pintor gaditano para establecer esa disyuntiva tan propia de él en la que el agujero desentraña una especie de incógnita al no saberse si sirve para entrar o salir, pero su existencia provoca inquietante expectación.

La exposición está comisaría da por Amalgama Bulnes y con ella se ha conseguido que exista un diálogo, perfectamente estructurado, entre las obras del principio de su carrera, con las últimas; dejándose bien sentado esa coherencia artística que siempre ha existido en el trabajo de un artista que ha tenido en todo momento las ideas claras, dentro de la duda que debe presidir toda creación, para dar forma a un universo de parcelas reflejadas, de espejos que atrapan la imagen y devuelven un yo convertido en un tú.

Chema Cobo ha sido un artista cercano a los planteamientos programáticos que siempre ha animado a lo que se hacía en la Diputación de Cádiz y que, esperamos, vuelvan a resurgir después de sea etapa bastante triste. Chema Cobo llega con el carácter artístico que siempre tuvo, con esa fuerza clarividente que dejaba entrever en unas obras con muchos desenlaces sobre identidades contrapuestas. Estamos, pues, ante una de esas exposiciones que queremos seguir contemplando en el Palacio Provincial.

Chema Cobo

Palacio de la Diputación

Provincial. Cádiz

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