Encarna Anillo, un merecido reconocimiento en su tierra
La cantaora recibe hoy el Premio Flamenco Joven de la Cátedra
La cantaora gaditana Encarna Anillo recibirá esta tarde (21 horas) en el Centro Flamenco La Merced el premio Flamenco Joven que otorga la Cátedra de Flamencología de Cádiz. Para empezar, es de justicia alabar esta excelente iniciativa que ha tomado la Cátedra de distinguir la trayectoria de unos artistas que están protagonizando un auténtico renacimiento del arte en la capital. La creación de este premio es un acto de sensibilidad y de reconocimiento al trabajo que desarrollan estos jóvenes que, por otra parte, llevan el nombre de Cádiz allá por donde van. Porque existe una generación que, por poner unas coordenadas, protagonizan una serie de artistas nacidos entre 1975 y 1985 que está ofreciendo ahora los frutos de años anteriores de trabajo y dedicación. De labrarse una profesión a base de muchas horas de estudio, de ensayos, de giras en todo tipo de compañías, para emerger con una personalidad propia. Los hay de todos los ámbitos, del cante, del toque y del baile.
El anterior ganador de este premio, el cantaor David Palomar, es un perfecto exponente de lo anterior. Como lo es Encarna, una aficionada como las hay pocas que, a pesar de su juventud, acumula ya una larga trayectoria profesional. Cantaora precoz de alante, supo dar un sabio paso atrás para forjarse como artista en la dura disciplina de cantar para el baile. Lo ha hecho con los principales, con Farruquito, Israel Galván o Andrés Marín, por citar sólo unos ejemplos, y ocupó un papel protagonista en el espectáculo Poeta en Nueva York de Blanca Li representado en La Alambra de Granada durante todo el verano de 2007. Ha trabajado duro, pero nunca ha descuidado la afición o el aprendizaje. Ni, tampoco, ese cuaderno suyo donde va anotando sus favoritos para cuando pueda grabarlos. Así lo hizo con su primer disco en solitario, Barcas de Plata, editado en 2007 por Flamenco World Music y que recibió una excelente acogida por parte de críticos y aficionados.
De todos los artistas de la generación, algunos residen en la capital, pero son muchos los que lo hacen fuera y reciben este reconocimiento llegado desde su ciudad como un regalo impagable. Es lo que piensa la joven Encarna Anillo (Cádiz, 1983) quien reconoce que, ante la entrega de este premio, se siente más nerviosa que si le hubiesen dado el Falla para ella sola.
Por supuesto que también está encantada porque, entre otras cosas, dice que nunca le han dado un premio, pero es que este viene además de su tierra. Por eso cuenta que no sabe si llorará o se jartará de reír, pero que, ante todo, lanza desde aquí y por adelantado su más grande y sincero agradecimiento.
No hay comentarios