El bailaor Mario Maya, incinerado en Sevilla en una ceremonia íntima

El bailaor y coreógrafo Mario Maya Fajardo (Córdoba, 1937), fallecido el sábado en su casa de Sevilla, fue incinerado ayer por la mañana en el cementerio de San Fernando de la capital hispalense en una ceremonia íntima en la que sólo participaron sus familiares y amigos más cercanos.

De hecho, por expreso deseo de la familia, la despedida pública al bailaor por parte del mundo político y cultural tuvo lugar el mismo sábado en la capilla ardiente instalada en el Ayuntamiento de Sevilla para tal efecto, a la que acudió un nutrido grupo de artistas, políticos y representantes de instituciones culturales.

Así, dieron su último adiós al artista personalidades del mundo del flamenco como el bailaor Israel Galván, Matilde Coral, Cristina Hoyos, el guitarrista Manolo Sanlúcar o la cantaora Esperanza Fernández.

Asimismo, presentaron sus respetos a la familia del cordobés representantes del mundo de la política como el presidente andaluz, Manuel Chaves, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, el director de Inaem, Juan Carlos Marset y la delegada de Cultura, Maribel Montaño.

También estuvieron presentes durante el sábado en la capilla ardiente el director de la Agencia Andaluza del Flamenco, Francisco Perujo y el director de la Bienal de Sevilla, Domingo González, que suspendió el sábado las actividades de prensa programadas con motivo de la Bienal. Según informaron fuentes cercanas al núcleo familiar de Maya, no está prevista la celebración de misa o ceremonia religiosa alguna, aunque no se descarta la organización de actos de homenaje artísticos en Andalucía o Madrid.

Mario Maya, Medalla de Plata de Andalucía y Premio Nacional de Danza del Ministerio de Cultura en 1992, es una de las principales figuras del baile flamenco en Andalucía, además de compositor y coreógrafo. Fue acompañante de Manolo Caracol y componente del Ballet español de Pilar López. Ha unido a las profundas raíces flamencas de su baile una inquietud por la investigación de la puesta en escena. Entre sus espectáculos destacan: 'Ceremonial' (1974), 'Camelamos naquerar' (1976), 'Áy' jondo' (1977), 'Amargo' (1986) y 'El amor brujo' (1987).

Aunque de origen cordobés, vivió toda su infancia en el Sacromonte granadino. Muy joven se trasladó a Madrid para ampliar su formación y su debut llegó a los 13 años con Manolo Caracol, pasando a trabajar después en todos los tablaos de la capital.

Entre otros, el artista se ha hecho merecedor de el Premio de Danza y Coreografía Vicente Escudero (Valladolid), el Premio de Baile Cátedra de Flamencología (Jerez) Cádiz, Premio Giraldillo de la II Bienal Ciudad de (Sevilla) en 1980, la Medalla de Plata en Andalucía en 1986 o el Premio Nacional de Danza del Ministerio de Cultura en 1992.