Valls proclama el microrrelato como nuevo género narrativo

Uno de los gurús de la crítica literaria sitúa el canon de estas ficciones en miniatura situando su origen más remoto en los poemas en prosa de Nerval y Baudelaire

Francisco Valls, en su intervención de ayer en la Fundación. / Vanesa Lobo
Pedro Ingelmo

Jerez, 28 de octubre 2017 - 02:13

Juan Pedro Aparicio tenía centenares de microrrelatos escritos y un día los rompió todos. No creía en ellos. Hay quien lamenta que Augusto Monterroso, el maestro de la mini-ficción, sea mundialmente conocido por una tontería como el cuento del dinosaurio, el microrrelato más célebre de la historia. Desde entonces ha habido competiciones por hacer microrrelatos más cortos que el del dinosaurio, hay quien ha hecho micorrelatos con un título más largo que el relato. Hay micorrelatos de una sola palabra. Hipólito G. Navarro tuvo una intervención el pasado jueves hilarante, magnífica. Parecía un monólogo de El Club de la Comedia con el microrrelato como tema del que reírse igual que otros se ríen de las suegras o del crossfit. Navarro obtuvo un gran éxito.

Francisco Valls, crítico literario y profesor titular de la Universidad Autónoma de Barcelona, es uno de los más sesudos y prestigiosos estudiosos de lo que llamaremos literatura breve. Ayer, trató de ofrecer una visión académica sobre el territorio en el que debemos situar este fenómeno que en el mundo hispánico se ha dado en llamar microrrelato porque es el mundo hispánico el que ha investido a esta forma de contar microhistorias con la orla de género. Valls sí cree en el microrrelato y cree que un microrrelato no es un cuento, al igual que un cuento no es una novela corta y una novela corta no es una novela sin apellidos.

Lo suyo de ayer en el auditorio de la calle Caballeros fue una conferencia, en cierto modo improvisada -así lo reconoció-, dedicada especialmente a los profesores de Literatura de bachillerato que suelen acudir a estos encuentros. Parecía una reacción a ciertas palabras de sorna escuchadas en el foro a lo que él está seguro que es un género con todas las de la ley y que tiene sus orígenes en las evoluciones poéticas en prosa de Nerval o Baudelaire.

"Un microrrelato no es un aforismo ni es un poema en prosa. Cuenta con sus propias reglas y la principal es que es una narración, es decir, que existe un movimiento en su interior". Por ello, Valls, tras estudiar miles y miles de microrrelatos, es capaz de diferenciar los que lo son de los que no lo son. "Hay textos narrativos de medio folio que no son microrrelatos y textos de dos páginas que sí lo son".

Para explicarlo acude a las características propias de este joven género, cuyo estudio es relativamente reciente. No tiene más de treinta años. "Un género en pañales", admitió. Pero su relevancia, su, digamos, 'boom', ha hecho que exista una exégesis inflaccionista. Valls tiene sobre el asunto certezas y dudas, asume, pero cree que hay elementos muy nítidos que permiten diferenciar a qué tipo de texto nos enfrentamos. Así, "el principio y el fin es mucho más fundamental en el microrrelato que en cualquier otro género, del mismo modo que, aunque en la narrativa siempre hay elipsis, en el microrrelato la elipsis juega un papel distinto y de enorme protagonismo. La otra característica sería la intertextualidad". En definitiva, todo lo que existe en la narración (por eso no son aforismos) existe en el microrrelato, pero algunos de esos elementos crecen hasta convertirse en la herramienta trascendental.

Todo esto tiene una importancia relativa. Es decir, ¿qué más da lo que sean las cosas que leemos? Pero puso sobre la mesa Valls un ejemplo interesante. Se trata de ese adorable (bueno, adorable no es la palabra) libro llamado Los niños tontos, publicado por Ana María Matute en 1956. Por entonces lo del microrrelato ni se vislumbraba. La crítica se desconcertó. ¿Eran cuentos de niños? Matute, que veneraba ese libro suyo, nunca entendió por qué se pensó que era un libro infantil. Era un libro para adultos. Era, según Valls, un libro de microrrelatos.

Trers autores en la frontera de los cuentos

felipe Benítez Reyes, José María Conguet y Ángel Zapata formaron mesa después de Valls para apuntalar las teorías de Francisco valls sobre la frontera entre los géneros. Los ponentes se centraron en esta ocasión en el cuento, un género que todos ellos han trabajado y en el que coincidieron en que en el oficio de escritor uno no se plantea en qué género se está moviendo, sino que simplemente es la historia la que le tiene que contar al escritor en qué género quiere instalarse. Acertar en esa petición de la historia es lo que permite resolver con éxito el dilema de todo escritor: transmitir de su cabeza al escrito la narración con solvencia.

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