El divertido coleccionista
José Saldaña Trigo ha vivido por y del coleccionismo · Mañana presenta su libro 'La historia gráfica de las bodegas de Jerez en los siglos XIX y XX" · Una conversación con el gran coleccionador de etiquetas
En la vida, y lo dice alguien que de esto sabe, hay dos clases de coleccionistas: El del armario y la vitrina, que todo lo esconde y sólo crea problemas a la familia cuando uno falte, y segundo, el coleccionista divertido, que enseña y muestra orgulloso la pieza. José Saldaña Trigo (Jerez, 1931) ha jurado y perjurado que su trabajo no acabará en el cajón ni la hoguera. Irá a parar a manos de la Biblioteca Municipal o el Consejo Regulador del jerez.
La culpa la tuvo la barandilla. La barandilla de la Escuela de San José, donde se formó Pepe niño con sólo 8 años. Un día cualquiera, se deslizó por ella como cualquier niño y el hermano Rafael le descubrió. Le impuso entonces un castigo de un mes sin recreo que Pepe dedicó a lavar, secar y clasificar más de un centenar de sellos en cajas de cartón. A los pocos meses, el hermano Félix se acercó a Pepe y le enseñó un álbum de sellos de correos: "Se me abrieron los ojos. Me encantaba aquello, era realmente lo que buscaba". Luego apareció en su vida José Quirós Peña, otro gran coleccionista, porque la vida de Pepe y su obsesión está llena de coleccionistas.
José Quirós, como el propio Camilo José Cela, del cual hablaremos más adelante, pasó por grandísimo aficionado. Le enseñó algo importante a Pepe: "Pepe, tienes sellos de todo el mundo. Dedícate sólo a uno o dos países". Pepe, que ya con nueve años se entregó también a la colección de cartelería, limitó su trabajo filatélico a España, el Estado Vaticano, Inglaterra y las colonias españolas. Luego fue cuando Pepe dejó los sellos y se dedicó a los programas de cine; en ello ayudó mucho otro Pepe, José Gómez, párroco de Rota y, poco después, a emblemas del antiguo Auxilio Social que intercambiaba en la Guardia Civil por sellos. Hasta que apareció don José Soto Molina.
Además de bibliógrafo, escritor y hombre enormemente criticado, pocos saben de la afición de Soto Molina por el coleccionismo. "Era todo un señor. Fue un hombre que vivió pobre para morir rico de libros: Donó más de 17.000 ejemplares a la Biblioteca Municipal y unos 20.000 al Consejo Regulador". Junto a Soto, 'tío Pepe' para Saldaña, hay otro nombre que marcará su afición: José Luis López Cepero, empleado de la bodega Manuel Guerrero; conoció a Pepe en 1942 y era, a la sazón, el primer coleccionista de etiquetas de vino desde 1902. El coleccionismo se basa en catálogos. En el vino de Jerez nunca hubo catálogos. Hasta que Pepe lo hizo en base a las guías editadas y actualizadas en la ciudad. Un día de 1965, Pepe le llevó a Soto un fichero con etiquetas, historia de las bodegas y hasta 180 notas de precios. Soto dijo sorprendido: "¿Sabes lo que tienes? Tienes en tus manos la historia de las bodegas de Jerez. Continúa con ello". Hoy día, el museo de etiquetas de Garvey, por entero de obra y gracia de Pepe, alberga unas 18.000 etiquetas.
En 1944, Pepe Saldaña entró en la Escuela de Comercio. Un jovencísimo José María Ruiz-Mateos le preguntó un buen día: "¿Nunca vas a tener un banco? Tu padre, Juan Pedro Saldaña, camisero, tenía un buen negocio, 'Fedora', de artículos de regalo y perfumería, en la calle Larga... ¿Por qué no tienes tu propio negocio?" Mucho después, en 1959, Pepe levantó su establecimiento: Se llamó 'Confecciones Saldaña', que ha vestido a más de cien mil personas distintas, hizo 80.000 trajes a medida y unos doscientos al mes. No le faltó experiencia: fue dependiente de 'Confecciones Giralda', luego de 'Confecciones Sevilla' hasta que vio la oportunidad de hacerlo por su cuenta y riesgo. Entretanto, el coleccionista más elegante nunca abandonó la afición: cajas de cerillas, carteles de barcos, barajas de naipes y otros enormes lotes que intercambiaba por catálogos de cine. Pepe no es un coleccionista que guarde: "Si eres inteligente, con el coleccionismo ganarás dinero. Yo lo he hecho toda la vida. Con ello costeé la casa superior a mi negocio".
Mañana jueves, a las ocho de la tarde, José Saldaña presenta en el Consejo Regulador el libro 'Historia gráfica de las bodegas de Jerez en los siglos XIX y XX', en el que ha echado una mano Luis Repeto Prieto. Lo ha trabajado durante más de cincuenta años en 'la cueva', su cueva, un trastero de pocos metros donde casi no se cabe. Hace algunos meses, Pepe volvió a la Escuela de San José. Recorrió el colegio y se detuvo en la barandilla. La observó despacio, con detenimiento. Y estuvo a punto de volver a deslizarse por ella.
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