El universo femenino de Manolo Torre

SÉ del trabajo de Manolo Torre desde que comenzaba mis luchas con los misterios del laboratorio y el revelado en blanco y negro. Su calidad en el positivado, su degradación suave de grises habían captado mi atención. Así como la sutil y delicada belleza femenina capturada en sus imágenes. Entonces aún quedaban años para la revolución digital.

Manolo Torre Ursueguía (Cádiz, 1941) se convertía, en la década de los ochenta en uno de los referentes fotográficos de nuestro entorno. Miembro de asociaciones nacionales e internacionales. Fotógrafo premiado fuera y dentro de nuestras fronteras. Publicaciones y exposiciones completan su cosecha de reconocimiento y logros en el campo de la fotografía, que hicieron de él un retratista valorado por el público gaditano, en especial el femenino. Lo que constituyó su especial campo de trabajo, investigación y temática fotográfica de su obra. Eran tiempos en los que la belleza de la imagen bastaban por sí solas para otorgar categoría a la toma fotográfica.

Los tiempos han evolucionado mucho. Y la fotografía puede que aún más. La técnica se ha transformado, del artesanal blanco y negro hemos mutado al complejo mundo de los procesos informáticos en base digital. El grano se transformó en píxel, y el negativo fue sustituido por un extraño gráfico llamado histograma. La fotografía maduró, y una imagen por sí sola, aunque sin duda potente, cobra valor dentro de un concepto, de un discurso.

Manolo Torre, como animal fotográfico que es, conserva su esencia, pero se adapta a las nuevas técnicas (aunque mi opinión personal es que no le hacía falta) y trata de dotar a su obra de un concepto, un discurso. Por ello, este trabajo que ahora presenta en el Palacio de Diputación de Cádiz lo dedica a Bibi Aisha, joven afgana cuyo rostro mutilado fue portada de la revista TIME.

Belleza frente a horror, libertad frente a opresión, puede ser el mensaje que Manolo Torre quiere transmitirnos con esta exposición. Una libertad que a él le tocó inaugurar en otro tiempo. Un tiempo en que sus delicados desnudos femeninos estrenaban un nuevo período de libertades en nuestro país. Un tiempo remoto en el que la fotografía se abría camino en el mundo de las artes y de la poesía visual, como al autor le gusta definir su obra. Una obra que forma parte de la historia de la fotografía en nuestra provincia, porque Manolo Torre es leyenda viva del oficio de fotografiar. Un trabajo que en palabras del excelente historiador de esta disciplina Rafael Garófano, queda descrito así: "...Retratos de mujeres de diferentes etnias con miradas directas al objetivo diciendo con intensidad... lo que al observador de la fotografía entienda que dicen. Pero sin poder no sentirse atraído e interpretado por esas miradas tras las que se multiplican las vidas, los sentimientos y las intenciones".

Este trabajo de Manolo Torre permanecerá expuesto en el Salón del Palacio Provincial de Diputación de Cádiz hasta el próximo 2 de febrero.