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Un viaje singular de un personaje singular

Lectores sin remedio por Ramón Clavijo y José López Romero

Ni me ocupo de todos los pueblos de España, ni voy a dar con exactitud las fechas de los monumentos

Ramón Clavijo Provencio

Jerez, 28 de marzo 2014 - 01:00

NEVILLE nunca ha sido tomado excesivamente en serio en la literatura, su personalidad de dandi y sus inclinaciones por la buena vida -amar, viajar, beber, comer- que traslada a sus libros, obras de teatro, y producciones cinematográficas, le han relegado a un papel secundario, todo lo más a ser incluido en esa "otra Generación del 27" como la denominó el académico José López Rubio y donde aparecen también Mihura, o Jardiel Poncela entre otros. Pero esa visión de este personaje no casa con el interés, calidad y singularidad de algunas de sus creaciones, entre las cuales destacan películas como 'La vida en hilo' o libros como este Mi España particular, singular peripecia viajera de Neville por la España de 1957. Políticamente incorrecto ya desde el inicio se advierte al lector que "cuando no se tiene dinero se queda uno en casa, ahorrando para viajar cuando se tenga…". ¿Pero qué se puede esperar de un tipo que fue actor en películas de Chaplin, se asentó como guionista en el Hollywood de los dorados veinte o se marcha a Londres a comprarse un deportivo Aston Martin (en la ilustración) para realizar este periplo viajero por la Península Ibérica? Como lector el libro me llamó la atención desde el primer momento, por no ser una de esas guía de viaje pretensiosas pero limitadas por la necesidad de dar detalles minuciosos sobre cada lugar por el que se pasa, temerosos sus autores de olvidar alguna pequeña localidad, o no nombrar a este o aquel monumento, no vayan a ofender a los nativos. Neville divierte al lector tanto que este se siente también protagonista del viaje, a la vez que va comprobando como lleva a sus ultimas consecuencias aquello de "ni me ocupo de todos los pueblos de España, ni voy a dar con exactitud las fechas de los monumentos, porque no me importan nada", ahora sí "mi lector puede tener la seguridad de que cuando yo le recomiende un hotel o un sitio donde comer, puede ir con los ojos cerrados, seguro de obtener satisfacción". Libro divertido donde los haya, compagina esa característica con una utilidad que no ha desaparecido con el paso de los años, incorporando una selecta guía de vinos y de lugares donde comer bien, anticipándose así a la afición actual por la gastronomía y los buenos caldos. Es cierto que el autor escribe como le viene en gana y parece que todo le importara un comino, quizás de ahí lo singular y atractivo del resultado. Al lector local le interesará saber además que uno de sus capítulos está dedicado a nuestra ciudad. Un capítulo delicioso y sorprendente donde aparte del vino da una visión magistral de ese otro mundo, el flamenco.

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