Las llegadas en pateras de numerosos inmigrantes a la provincia de Cádiz está siendo noticia en las últimas semanas desde que el Gobierno español diera luz verde a su acogida. Este domingo me tocó presenciar las consecuencias de una de esas llegadas. Alrededor de las 13,00 horas, una barca atracaba en Los Caños cargada de subsaharianos. Algunos de ellos consiguieron evadir a la Guardia Civil que les esperaba en tierra. Otros no tuvieron tanta suerte y se marcharon detenidos. Pero ¿alguien se ha preguntado qué ocurre con esa barca? Al parecer, nadie se hace cargo de ella. Suelen quedar abandonadas a su suerte en el mar. Aunque, por lo que pude comprobar hace dos días, por poco tiempo. Tres horas habían transcurrido desde la llegada de estos inmigrantes hasta que varios lugareños de Barbate comenzaron a desvalijar la barca. Sin pudor a ser vistos, paseaban por la orilla de la playa con motor en mano y numerosos bidones de gasolina que yacían en la patera. Gasolina que en cualquier descuido puede acabar en el agua, con todo lo que eso supone. Siempre habrá alguien que se aproveche de la desgracia ajena.