Ping pong

Pese a obligadas distancias de seguridad, o bloqueos contra la impertinencia, el autor se revela frente a los especialistas en llevar la contraria, esos que no dan tregua ni sosiego al generar soporíferos debates, sin dar opción a devolverles la 'pelota'

Especialista en llevar la contraria. Especialista en llevar la contraria.

Especialista en llevar la contraria. / ©️ ITTFWorld

Conversar o discutir, he ahí el dilema. Si dos personas con posturas opuestas no se escuchan en el cruce de opiniones, se considera 'diálogo de sordos', muy distinto al de 'besugos', que carece de sentido alguno, salvo que sea entre peces. Para que una charla resulte amena, distendida y audible, sus interlocutores deben repartir equitativamente los tiempos de intervención, evitando interrumpirse y sin caer en tendencias de mítines o monólogos. Ahora que la tecnología socorre nuestras comunicaciones, incluyendo sofisticados traductores simultáneos de idiomas, tendrían que crear también una aplicación similar a los relojes con doble esfera que se usan en las partidas de ajedrez, para que nadie supere sus turnos de palabra, ni ose cortar a quien esté en el uso de ella. Si tal invención llega a comercializarse, la crispación social menguaría ipso facto.

"Dos no pelean si uno no quiere", es un refrán que ha caído en desgracia. Culpa de ello la tienen, por ejemplo, esas soporíferas tertulias políticas donde se obstinan en que suba el pan cada vez que un sabelotodo abre la boca. Intentando generar audiencia a través de las polémicas encarnizadas, o para que solo cunda el pensamiento único teledirigido, la figura de un moderador se torna invisible ante los mensajes demagógicos, o las mentiras compulsivas, o esas conductas recalcitrantes de cortar a quien transmite algo sensato, para evitar así que trascienda a la opinión pública.

Con el ánimo de apaciguar cualquier disputa familiar, mi madre siempre nos contaba, coincidiendo con la siempre polémica cena de Navidad, la misma historia de un gordo al que su vecino le preguntó por qué tenía algunos kilos de más. "Es porque no discuto nunca" respondió el aludido sin mucha fortuna, ya que el lugareño polemista insistió: "No creo que sea por eso". Obteniendo como réplica un revés definitivo: "Pues no será"... Desgraciadamente, las conversaciones de hoy en día se asemejan cada vez más a las partidas interminables del ping pong, donde los jugadores no dan bola por perdida y, si tú intentas seguirla, corres el riesgo de que te explote la cabeza.

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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