Pringue para rato

03 de enero 2018 - 02:00

Las cabalgatas de la Navidad -Gran Visir y Reyes Magos- dejan tras de sí mucha ilusión en los enanos, pero también un pringoteo que perdurará algún tiempo en el asfalto como la cera de los cirios de Semana Santa. Y durante varios días nos acompañará el molesto sonido de los neumáticos pegajosos a su paso por las calles del recorrido de los cortejos del mensajero real y de sus majestades de Oriente. Nada más pasar ayer el Gran Visir con su comitiva, las calles volvieron a abrirse al tráfico rodado, sin un triste baldeo previo para, al menor, quitar lo más gordo y evitar que los adoquines se impregnen de los caramelos aplastados, que también acaban incrustados en las suelas de los zapatos. No se apuren, que los datos aparecerán reflejados en las estadísticas oficiales de resbalones y esguinces en la vía pública. ¿Tanto cuesta cerrar las cabalgatas -y las procesiones de paso- con un vehículo 'escoba'? Y no me refiero al que va recogiendo a los corredores que se descuelgan de una maratón.

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