Somos volcanes

Haciendo un símil con la devastación volcánica que sufren en la isla de La Palma, el autor sostiene, metafóricamente, que los seres humanos llevamos también un volcán en nuestro interior, a viva imagen de lo sucedido durante el origen de la creación

Yukio Mishima, novelista japonés Yukio Mishima, novelista japonés

Yukio Mishima, novelista japonés

Según parece, en el origen del TODO hubo un caos en el universo y surgió la especie humana. Somos pues el fruto de una turbulenta y colosal explosión, la consecuencia sobrevenida de un desastre mayúsculo, descendientes de un fuego destructivo que, paradójicamente, generó vida, una magnífica oportunidad para existir y perpetuarnos. Nada ha cambiado con el paso de los siglos, todo sigue igual, cambiante, caótico, reactivo, corrosivo, mutante y selectivo. Sólo los fuertes e inteligentes se mantienen en pie sobre este Planeta Tierra, cuyo núcleo sigue ardiendo por encima de los cuatro mil grados centígrados.

En el fondo y en la forma, todos llevamos un volcán en nuestro interior, a viva imagen del que dio pie a la creación. Por momentos, podemos dar la sensación de que nuestro cráter vital se encuentra durmiente o silente, pero no es así, ni mucho menos. En realidad, nos tomamos el tiempo necesario para explotar con la mayor fuerza y energía conocidas, imparables, cargados de magma y lava, incandescentes, capaces de poner en práctica una actitud devastadora que asole todo lo que encontremos a nuestro paso. Es curioso que nos sobrecoja ver cómo un volcán muestra toda su cólera destructiva, pues sus 'síntomas' coinciden (terminológicamente) con los de individuos en episodios agresivos: ira, irritabilidad, aumento de energía, pensamientos acelerados, hormigueo, temblores, palpitaciones y hasta opresión en el pecho. No en vano, en la famosa Clínica Mayo de Estados Unidos describen el 'trastorno explosivo intermitente' como si fuesen erupciones volcánicas: "Episodios repentinos y repetidos de conductas impulsivas, agresivas y violentas, o arrebatos en los que se reacciona con demasiada exageración” y puntualizan que “la violencia vial, el maltrato intrafamiliar, lanzar o romper objetos u otros berrinches temperamentales pueden ser signos del trastorno explosivo intermitente".

En este contexto eruptivo, me viene a la memoria una representativa frase de nuestra naturaleza estromboliana: "La vida es un baile en el cráter de un volcán que en algún momento hará erupción". Esta sentencia aparece en la obra 'Lecciones espirituales para los jóvenes samuráis' publicada por el famoso novelista japonés Yukio Mishima tres años años antes de suicidarse de forma turbulenta y siguiendo el ritual del harakiri…

(*) Jesús Benítez, periodista y escritor, fue Editor Jefe del Diario Marca y, durante más de una década, siguió todos los grandes premios del Mundial de Motociclismo. A comienzos de los 90, ejerció varios años como Jefe de Prensa del Circuito de Jerez.

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