Alfonso Ussía en Antena 3
Fin de Feria
La Feria de Jerez se ha convertido desde hace algún tiempo en una de las fiestas más señeras de Andalucía, valorada no sólo por los que aquí vivimos, sino por los miles de visitantes que acuden cada año. No es localismo ni exageración. Jerez tiene un potencial indiscutible, ha sabido crear una marca propia, llámase Zambomba en Navidad, el Festival de Jerez cuando apenas dejan de sonar los villancicos, su excepcional Semana Grande con olor a incienso y azahar, el Mundial de Motociclismo y para terminar, la Feria.
Muchas cosas se pueden mejorar, seguro. Si hacemos balance podremos sacarle los peros que se quiera; siempre hay margen para hacerla aun más grande, pero convendrán conmigo que la Feria de Jerez es lugar de encuentro, de acogida y alegría, de reivindicación de nuestra idiosincrasia, lugar donde se jalea nuestra identidad y raíces al son de un toque y compás peculiar, como en ningún otro sitio.
El caballo, el flamenco, el vino, son señas conocidas y valoradas, pero el mayor valor es su propia gente que hace sentir al visitante como en casa, porque es una casa grande con su Patio como Plaza Mayor y sus diversas estancias, todas con ventanas y puertas abiertas que no le veda el acceso a nadie. La Feria no debería ser motivo nunca de confrontación partidista, sea quien sea quien gobierne, sino punto de encuentro de toda la Corporación Municipal para hacerla aún mejor.
Queda un año para la próxima Feria, un año para trabajar, para sin tirarse los trastos a la cabeza, mejorar disposición y engalanamiento de las casetas, mejorar el albero, darle una vuelta a la ordenanza para afinarla y corregir a quienes este año no hicieron su parte. No todo es fiesta, la Ciudad tiene carencias y necesidad de otras miras, es cierto, pero cuidemos aquello que tanto trabajo ha costado que se convierta en seña de identidad.
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