Julián Marías en su aniversario

El pasado 15 de diciembre se cumplieron 10 años del fallecimiento de uno de los grandes pensadores españoles del siglo XX. En una sociedad marcada por la saturación de estímulos y la fragilidad emocional, el pensamiento de Marías vuelve a cobrar fuerza. Durante un reciente homenaje celebrado en Valencia (UCV), se destacó la constante advertencia en su pensamiento de que uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo es la creciente dificultad para vivir en la verdad. No se trata de un problema abstracto, buena parte de los malestares psicológicos actuales nacen de la distancia entre lo que somos y lo que fingimos ser, entre la realidad que vivimos y la ficción que acumulamos para sostenerla. Marías ya advirtió que esa fractura interior no es inocua. La mentira- la que uno se cuenta a sí mismo- termina dejando huella. La acumulación de mentiras se manifiesta físicamente, la falta de verdad desordena, fragmenta y erosiona la vida personal. La advertencia no apunta solo a la esfera íntima, también afecta a la convivencia pública, donde la desinformación y la impostura generan desconfianza y desgaste social. Frente a esto, Marías propone una salida exigente pero necesaria: recuperar una relación honesta con la propia historia, asumir las heridas del pasado y reconstruir la vida desde la autenticidad. No es un ejercicio de introspección aislada, sino una tarea que implica responsabilidad personal y cultural. En un tiempo que premia la apariencia y penaliza la duda, Marías recuerda que la verdad sigue siendo la condición mínima para una existencia coherente y para una sociedad que aspire a algo más que sobrevivir.