Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Abrazos de gol

José Antonio Garrido Casado luchaba con una sonrisa

SU ilusión, su pasión era el fútbol. José Antonio Garrido, natural de Gibraleón, tenía cualidades, de hecho Sebastián Herrera le tenía apuntado en su agenda. Lo lógico, lo normal, lo deseable era que ese chico adolescente de mirada profunda, limpia, y sonrisa perenne, hubiese crecido con el balón en los pies. ¡Pero el maldito destino! Esta vida cruel le puso a jugar el partido más difícil de jugar, la leucemia era su rival. Hasta aquí os estoy contando una triste historia, que se repite una y otra vez, en cualquier lugar, con cualquier persona, pero José Antonio decidió convertir el resto de su vida en un ejemplo de lucha con alegría, de superación con una sonrisa, de sufrimiento sustentado con el amor.

Primero fue a través de Sebas cuando el mundo del fútbol conoció a José, luego fue José quien a través de sus vídeos, de sus mensajes, de su ejemplo diario, movilizó al mundo del fútbol. Desde jugadores profesionales hasta los clubes más modestos, los amantes del deporte, de la vida, nos hacíamos fan, seguidores de ese futbolista que se enfrentaba a cualquier adversidad únicamente con su sonrisa, con su espíritu de lucha.Lo mismo se encerraba un mes en aislamiento y nos enviaba un vídeo bailando o cantaba desde la cama con su cabecita calva o mandaba vídeos de apoyo a chavales que se encontraban en una situación parecida. "No dejes de reír cada día..." solía decir.

En su pueblo se dieron cuenta muy pronto que tenían uno de los mejores futbolistas de la historia y nombraron al polideportivo municipal con su nombre. Como Kiko Narváez tiene en Jerez, Casillas en Móstoles, Alfonso en Getafe o Cruyff en Barcelona.

¡Cuántas veces nos venimos abajo a las primeras de cambio! Yo el primero ¡Cuántas veces lo vemos todo negro! Entonces abrías Facebook, Instagram o recientemente Twitch donde había empezado a 'stremear', lo veías y, sí o sí, te venías arriba. El partido de su vida era casi imposible de ganar, él siempre confiaba en meter un par de goles en los últimos minutos y conseguir una prórroga in extremis, siempre creyó que podría ganar en los penaltis y siempre con su sonrisa.

En el fondo es ley de vida y el final es el mismo para todos. Tras cinco años, el partido terminó. Igual que se suele decir que Messi solo hay uno, José Antonio Garrido solo hay uno. Con el tiempo, sobre todo sus padres, su hermana, la gente más cercana, llegarán a entender el inmenso sentido de esa corta vida. Lo importante del legado vital que a tantos nos ha regalado. Como dice Sebas: ¡Mi héroe!

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