Agustín Pérez, gran persona, gran jerezano, gran amigo

Hace unos días, Jerez despidió con tristeza a uno de sus reconocidos hijos por el fallecimiento de Agustín Pérez González quien durante su vida dio sobradas muestras de jerezanía desde su entrañable Droguería de la Plaza del Mercado, en el corazón del barrio de San Mateo del que Agustín fue cariñosa, justa y merecidamente llamado Alcalde por lo mucho que se ocupó de mejorar la convivencia, el contacto con los vecinos, con la Parroquia, con las Hermandades y con todo lo que significara mejorar la calidad de vida de tan histórico enclave jerezano.

Agustín fue, además, un buen pintor costumbrista y dedicó a su barrio de San Mateo algunas obras resaltando la belleza de muchos de sus rincones. La puesta en marcha de la ya superconocida Exposición de pintura “Paleta de Colores” fue también una de sus aportaciones culturales a aquella feligresía. Conservo con todo cariño la pintura que me hizo de la Plaza del Arroyo frente a la fachada de la casa donde nací.

Tuve la suerte y el placer de coincidir con Agustín en la Escuela de San José, de los Hermanos de Lasalle, en los años 40, y posteriormente jurar juntos la Bandera de España en el Regimiento de Artillería 30 de Tetuán (Marruecos) lo que sin duda fue una circunstancia que aumentó nuestro afecto y nuestra buena amistad. Nos encantaba encontrarnos paseando por Jerez y recordar aquellas jornadas en el Protectorado. Por eso he querido despedirle con éste sencillo recuerdo.

Agustín era miembro de la estirpe de hermanos Pérez González, con Pepe (qepd), Paco y Juan. Todos ellos ejemplos valiosos por su inmenso jerezanismo y por su labor profesional en destacados sectores de la industria jerezana. Tras su merecida jubilación, los hermanos Pérez, han seguido dando a Jerez su desinteresado y eficaz trabajo a través de Parroquias, Cáritas y otros fines y obras sociales.

El mejor y más cercano pésame a toda la familia y de manera directa y especial a su viuda María e hija Marina que, mejor que nadie, saben lo que era y cómo era el bueno de Agustín. ¡Descanse en paz!