Francisco Javier Romero Sánchez

Amnistía para el Prendi

EL título responde a una pintada aparecida en la calle Francos, en los años sesenta, cuando el cardenal Bueno Monreal castigó a la hermandad, sin salir un año por demasiada “fiesta” en su salida procesional. De todos modos estuvo de besapiés ese Miércoles Santo y muchos mayores cuentan que fue más emotivo que incluso en la calle, recogiéndose el suficiente dinero para su restauración por Sebastián Santos.Tal correctivo no sirvió para nada, la imagen siguió recibiendo las saetas y bulerías de su querido y bullicioso pueblo gitano, en sus sucesivas salidas.

Cuando llegó Bellido Caro, el primer obispo de la diócesis, todos los años amenazaba con nuevos castigos, ante la desorganizada y festera procesión, al igual que el párroco de turno. Pero siempre todo transcurría igual, viejas gitanas subidas a los árboles, animando a los asistentes a cantarle o tocarle palmas por bulerías, mientras la cofradía las pasaba canutas pera entrar en Santiago, en años donde la policía no asistía a las recogidas.

En estos convulsos tiempos, los hermanos nazarenos eran muy pocos y de regreso muchos acababan en las barras de los bares; los costaleros profesionales mecían los pasos si algún potentado les daba unos billetes verdes o botellas de vino de la tierra.Cuando se democratizó la hermandad, el señorito rico que pagaba todo, al ser desalojado de su puesto de hermano mayor, cortó el grifo del dinero, no teniendo la institución ni un duro para la salida, así que se organizó la primera cuadrilla de hermanos costaleros, de la que formé parte con trece años, llegando a no completar los 40 hombres necesarios; de hecho, muchos decían que éramos 38 hombres y un niño. Incluso a un lumbreras ese año se le ocurrió ponerle césped, incrementando el peso del paso que era el antiguo, por lo que nos costó gran esfuerzo regresar a Santiago, después de bastantes trifulcas entre los costaleros, que terminaban con los gritos de viva El Prendi.

Algún año estuvieron los pasos sin desmontar tras la Semana Santa por peleas entre los hermanos.

Más tarde Bellido Caro se cansó de tantos problemas prohibiendo la música a los dos pasos, saliendo ese año parte del pueblo gitano detrás del Señor tocando palmas por bulería y criticando en sus saetas la decisión del jerarca, achacándosela a que se había atrevido por ser la hermandad de un barrio pobre.

Fueron salidas procesionales de preciosas saetas y cantes, no echando de menos a las trompetas ni tambores.

En estos años los costaleros sobraban ya en el Cristo, pero no en ‘omá Desamparo’ que a duras penas arrastraba sus zancos, por el deteriorado adoquinado de las calles jerezanas, costando grandes sudores retornar su bello palio a su sede canónica.En una ocasión otro errático y copión hermano mayor de las costumbres sevillanas, ciudad en la que los nazarenos se ponen de besamanos, a diferencia de Jerez y otras muchas ciudades que es costumbre los besapiés, puso al Prendi de besamanos, teniendo que ser apoyado por un decreto de Bellido Caro colgado de las puertas de la iglesia, ante a las furibundas críticas recibidas por gran parte de los hermanos y jerezanos entre los que me incluyo yo, que veíamos un atentado artístico contra las preciosas manos de la imagen ese innecesario acto religioso.

Actualmente la historia se repite, se buscan bandas punteras, que acallan las saetas flamencas símbolo de la ciudad. Según el hermano mayor de turno se opta por cambiar la personalidad de la hermandad, que al final la iguala a la plétora de cofradías diseminadas por todo el país.

El nuevo obispo se declara enamorado de la imagen, pero hay amores que matan, obligando a la hermandad a salir casi tronando, por el bien común. Es de agradecer que este jerarca haya sido capaz de reabrir la bella iglesia de Santiago pero debe saber que el barrio puede sobrevivir sin la iglesia, pero no sin su Jesús del Prendimiento, que incluso en una mísera capilla, seguiría recibiendo a su ingente cantidad de devotos.Yo aprecio mucho a mi amigo Joaquín Perea, aunque no comparto su mayor acercamiento a la jerarquía eclesiástica que a la Unión de Hermandades.

Unión de Hermandades que también ha sido muy crítica a lo largo de los años con esta señera corporación, dependiendo del tipo de cofrade que formen el consejo en esos momentos.Ahora, con seguridad, quien nunca ha fallado al Prendi y al Desamparo es su pueblo, el payo y el gitano; siempre ha asistido en masa a sus salidas procesionales, besamanos y otros actos. Es verdad que con gran algarabía, pero con un inmenso y sentido amor a las dos imágenes; de todos modos ¿no es cierto que en las cofradías existe también las muchas veces llamado falso folclore del silencio?

A todo el que quiera enterarse, yo creo tener la solución al peligroso embrollo de la querida hermandad. Yo buscaría un cura de a pie de fuera de la diócesis, para que dijera una misa delante de los titulares a la que deberían asistir el obispo en camisa con sólo su alza cuello, que estamos en verano y hace mucho calor para cargar con el báculo y más parafernalia, el párroco, la junta directiva, el delegado diocesano, los capataces y demás hermanos, incluidos los costaleros, y una vez acabado el oficio religioso apagaba la iglesia y solo dejaba las velas del Prendimiento y Desamparo, para cantar sus respectivas plegarias. Creo que después de esto, ante la impresionante mirada del señor y las confusas sombras provocadas por las altas columnas góticas, casi seguro que se terminarían las rencillas, perdonándose todas las supuestas malas acciones de unos y otros.

Como símbolo del perdón y la reconciliación yo conozco, por ser vecino de su hermana, al obispo de Bangasseu en la peligrosa República Centroafricana, José Aguirre, al que milicias musulmanas le destruyeron sus hospitales, levantados con gran esfuerzo, y mataron a cristianos que trabajaban o eran asistidos sanitariamente, librándose él de puro milagro. Al tiempo milicias cristianas atacaron a la población musulmana en venganza y en vez de quedarse quieto, cobijó a mas de mil musulmanes en la catedral, poniéndose de rodillas en la puerta, gritando que antes de pasar a cuchillo a esas personas tenían que acabar con él, salvándoles la vida.

Por último, hoy muy temprano, antes de empezar a escribir este artículo, al abrir Google por una casualidad del destino me ha aparecido un vídeo titulado Jesús del Prendimiento, el Señor del flamenco, en el que habla Rancapino y Diego Carrasco, contando cómo asistían a la procesión con Tío Borrico, con el gran Camarón, Juan Junquera, La Macanita y un sinfín de figuras del cante flamenco enamorados de esta imagen, y si el flamenco es patrimonio inmaterial de la humanidad y el Prendi es el señor del Flamenco, también su hermandad forma parte de esta denominación. Al Prendi le gusta el cante y por muchos pitos, tambores y ruidos de báculos que haya, seguirá así por toda la eternidad.

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