El Boss, qué calor

BRUCE Springsteen actuó el martes por la noche en Sevilla. La entrada fue justita, 30.000 personas, cuando cabían casi el doble. No sé si es que no hay dinero, el personal pasa o a estas alturas de la película quien más quien menos ha visto al denominado Boss de esto tirando a antiguo que empieza a ser el rock. Tampoco he oído que los señores Barea e Ingelmo, probablemente los dos tipos más puestos en pop-rock de todo el Grupo Joly, le hayan dedicado una línea (yo diría que nunca). Por mi parte, solo tengo que decir que nadie que haya venido a mi sotanillo puede decir que ha oído en mi equipo de música un solo acorde de Springsteen. Aunque me gustan ocho o diez canciones, en general su música me parece un muermo, él incluido, a años luz de The Who, Kinks o Bowie. Además, este tipo de conciertos alejados de los circuitos habituales del rock tienen más de acontecimiento social, como ocurrió en Jerez hace un año con Dylan, que de otra cosa.